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sábado, 17 de abril de 2010

Sexo y mentiras en La Razón


En la entrada anterior me he referido al papel de madres y padres en la educación sexual de sus hijos, incluso me he atrevido a dar algunos consejos y sugerencias. Y lo hice porque creo que es importante hacer frente a estos temas en casa; sin embargo, se trata de un deseo que choca con una realidad bien diferente, ya que los estudios realizados sobre este tema coinciden en un dato: la información sexual que tienen los adolescentes raramente procede de casa, puesto que entre los temas de conversación entre padres e hijos adolescentes la sexualidad ocupa el último lugar (ver aquí o en la tabla inferior). Las razones que suelen dar madres y padres sobre esta falta de comunicación al respecto son diversas: les da corte, no se sienten preparados, creen que sus hijos saben más que ellos, prefieren que la escuela se ocupe de este espinoso asunto…etc.

Tabla: Frecuencia de comunicación sobre una serie de temas (1= nunca, 4= muchas veces)

Ante este triste panorama, parece un ejercicio de responsabilidad que la Administración se haga cargo de proporcionar en las aulas una educación sexual de calidad que combine los aspectos afectivos con los relacionados con el placer, que no son menos importantes. Pero claro, esto que parece una evidente perogrullada sigue sin ser entendido por los sectores más reaccionarios de nuestra sociedad, que cada vez que aparece una iniciativa en este sentido comienzan su campaña de mentiras y falsedades con el objetivo escandalizar a la opinión pública y desacreditar programas muy meritorios. Y ejemplos muy recientes hemos tenido en nuestro país, como ante la campaña “El placer está en tus manos” puesta en marcha por el Consejo de la Juventud y el Instituto de la Mujer de la Junta de Extremadura o, más recientemente, ante un folleto elaborado por la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. En ambos casos, gran parte de los ataques iban dirigidos a que se hablase a los adolescentes de masturbación con total naturalidad. Como ya he escrito en este mismo blog sobre la masturbación y las mentiras al respecto, remito a esa entrada al lector interesado (ver aquí).

Pues nada, tendremos que seguir escuchando a todos esos reprimidos moralizantes (aquí, o aquí) que siguen considerando, eso sí con todo su derecho, que la sexualidad adolescente es una actividad peligrosa que debe ser demorada cuanto más mejor, y si es posible hasta el matrimonio, y no una faceta normativa e integral del desarrollo humano, con todo el potencial para promover el bienestar personal. Aunque no me extraña que la consideren una actividad sucia y peligrosa, hábida cuenta de cómo la viven algunos pederastas de esa Iglesia que tanto clama en su contra. Y es que tanta represión no puede traer nada bueno.

Una última cosa, si lo desean olvídense del placer, pero, por favor, al menos dejen de ir en contra de su octavo mandamiento.

jueves, 8 de abril de 2010

Madres y padres ante la sexualidad de sus hijos adolescentes


Cada vez es menor la edad con la que nuestros hijos e hijas tienen su primera relación sexual con penetración, y a pesar de su mayor formación sobre sexualidad, todavía son muchos los chicos y chicas que no usan ningún método anticonceptivo en sus relaciones sexuales.

Los datos del Informe Juventud en España de 1992 indicaban que un 34% de adolescentes de menos de 18 años habían mantenido relaciones sexuales con penetración. En 1996, los datos de ese mismo informe indicaban un porcentaje del 43%. Es decir, parece que la edad del primer coito se está adelantando, y se sitúa en torno a los 17 años. La mayoría de adolescentes “se estrenan” entre los 15 y los 18 años. Todos los estudios suelen coincidir en que los chicos dicen iniciarse antes que las chicas. No obstante, estas diferencias bien podrían deberse al significado que la “primera vez” tiene para unos y para otras. Para los chicos iniciarse pronto es algo que está bien visto y sirve para aumentar el prestigio ante el grupo de amigas y amigos; para las chicas, por contra, una iniciación precoz no está tan bien valorada, más bien ocurre lo contrario. Por ello, los chicos tenderían a reconocer edades de iniciación más precoces y las chicas más tardías. Estas primeras relaciones coitales suelen ir precedidas de intercambios de besos y caricias que tienen un claro valor de aprendizaje, y que son necesarios para que chicos y chicas vayan conociendo mejor su cuerpo y el de la otra persona, así como todo lo relacionado con la actividad sexual.

Una de las mayores preocupaciones que tienen las madres y padres de adolescentes tiene que ver con esa “primera vez”. Nos referimos a las consecuencias que pueden derivarse de esas relaciones sexuales cuando se llevan a cabo sin la protección debida. La probabilidad de un embarazo no deseado o de contraer alguna enfermedad de transmisión sexual como el VIH/SIDA o la gonorrea, justifican sobradamente esta preocupación.

¿Están nuestros hijos e hijas realmente formados y preparados para afrontar con seguridad esas primeras relaciones? No resulta fácil dar una respuesta global a esa pregunta, pero los datos de algunos estudios señalan que cuanto más pronto se inicien, más probabilidad hay de que no utilicen ningún método anticonceptivo. No es tan arriesgado iniciarse a los 18 años como hacerlo a los 14. A pesar de las muchas campañas que se han llevado a cabo durante los últimos años para promover el uso del preservativo, aún son muchos los chicos y chicas que mantiene relaciones sexuales sin ninguna protección. Las razones de esta falta de uso son variadas. Una de ellas es la falta de información. Por ejemplo, hay quienes piensan que no puede haber embarazo la primera vez, ni tampoco si se hace el amor de pie porque el semen se escurre. La falta de previsión puede ser otro motivo. Como decía un chico: “Para una vez que se te presenta la ocasión no vas a preocuparte de eso”. Las actitudes negativas hacia el uso del preservativo, por pensar que limita el placer o que rompe la naturalidad o la espontaneidad del acto, son otro motivo de la falta de uso entre quienes son más jóvenes.

Hay que destacar que chicos y chicas deben tener un fácil acceso a preservativos para evitar las conductas sexuales de riesgo. Sin embargo el trato discriminatorio que muchas madres y padres muestran hacia sus hijos e hijas se pone de manifiesto cuando consideran un acto de responsabilidad el hecho de que su hijo lleve un preservativo en la cartera, mientras que cuando de trata de su hija la respuesta parental es bastante menos favorable.


ALGUNAS CUESTIONES GENERALES SOBRE MÉTODOS ANTICONCEPTIVOS



  • Es recomendable que mantengáis con vuestros hijos e hijas una buen clima de confianza para que se sientan con la libertad de preguntaros cualquier duda que les surja en torno al tema de la sexualidad. A veces, por vergüenza o por falta de confianza, intentan buscar respuestas sólo a través de los amigos y amigas, llegando en muchas ocasiones a conclusiones erróneas con respecto a temas importantes. Por ejemplo, pueden llegar a pensar la “marcha atrás” es un método anticonceptivo eficaz, cuando en realidad se trata de una práctica de riesgo que no evita ni los embarazos ni las enfermedades de transmisión sexual.


  • Si os consideráis informados, podéis discutir con ellos y ellas la eficacia y los riesgos de los distintos métodos anticonceptivos, haciéndoles ver no sólo la importancia de algunos para evitar embarazos no deseados, sino como medio fundamental de prevenir la infección por enfermedades de transmisión sexual.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Sexo, mentiras y esperanza de vida


Llevaba unos días pensando que estaba haciendo méritos sobrados para alargar mi vida, después de escuchar en la radio los resultados de un estudio llevado a cabo en la Universidad de Frankfurt. Según los datos obtenidos en una investigación dirigida por el doctor en gerontología Karen Weatherby, aquellos hombres que miran el pecho de las mujeres durante unos diez minutos diarios aumentan su esperanza de vida en un promedio de 5 años. El hallazgo había sido recibido con alborozo por muchos varones heterosexuales y por algunas mujeres bien dotadas, y supongo que también por las clínicas de cirugía estética.

El estudio, aparentemente publicado en New England Journal of Medicine, ha tenido mucha repercusión en la blogosfera y en algunos medios de comunicación. Así, en algunas páginas web puede leerse que la muestra estuvo formada por 200 varones (supongo que heterosexuales) que se dividió en dos grupos, uno al que se pidió que fuese generoso a la hora de mirar esos atributos femeninos, y otro grupo al que se le impidió. No encuentro información acerca de cómo consiguieron los investigadores apartar a los participantes de esa barata diversión, aunque sí se detalla en algunas webs que el grupo de “observadores” ya mostró a los cinco meses una menor frecuencia cardiaca, niveles más bajos de tensión arterial, y una mejor circulación sanguínea. Así, el doctor Weatherby afirma que la excitación sexual provocada por esos diez minutos diarios de entretenimiento visual más eficaces que 30 minutos de ejercicio aeróbico para reducir el riesgo de problemas cardiovasculares.

Teniendo en cuenta que últimamente tengo cierta tendencia a la hipertensión generada por el estrés, ya había pensado cambiar la lectura que realizo mientras hago bicicleta estática en el gimnasio por el voyeurismo. De esa forma conseguiría aumentar los beneficios cardiovasculares del ejercicio aeróbico que realizo diariamente.

Para informarme mejor del estudio decidí buscar el artículo publicado por el investigador de la universidad alemana. Para mi sorpresa no encontré en New England Journal of Medicine, ningún trabajo del doctor Weatherby. Tampoco la búsqueda en Medline arrojó ningún resultado positivo. Sin embargo, sí encontré un artículo publicado el 21 de marzo de 2000 en el tabloide Weekly World News que hacía referencia al mismo estudio, aunque en esta ocasión se atribuía la investigación al doctor Franz Epping. La cosa parece estar clara: el estudio no existe, y se trata sólo de un bulo que tiene su origen en un tablodie, que ha encontrado una amplia difusión en la Red y que ha tenido eco en algunos medios de comunicación.

Aunque la blogosfera se ha convertido en una importante fuente de información y un medio muy apropiado para divulgar conocimiento, este asunto pone de manifiesto que hay que tener cuidado antes de dar por veraces muchas de las informaciones encontradas en blogs y páginas web. Por ahora, las revistas académicas son la fuente más fiable de información sobre asuntos científicos aunque, como demostró el travieso Alan Sokal, tampoco están totalmente exentas de bulos (ver aquí).
Alfredo Oliva

sábado, 14 de noviembre de 2009

Sobre la paja o "El placer está en tus manos"

Yo también fue un autodidacta –y precoz, dicho sea de paso- en esto de la paja, que es como por aquí se llama al vicio de Onán. En mi infancia los chicos no teníamos demasiados problemas de índole moral sobre el asunto, y comentábamos nuestras proezas manuales ante el grupo de amigos. Como todo el mundo se “aliviaba”, era un pecado compartido, y causaba menos culpabilidad. Es cierto que los domingos había que confesarse ante el cura, pero el brillo en los ojos del sacerdote, su respiración entrecortada y su interés por los detalles, unidos a la benevolencia de la penitencia impuesta, nos hacían pensar que esos frecuentes escapes pulsionales no nos conducirían al infierno.

Entre las niñas la cosa no era tan fácil. La sexualidad femenina casi nunca ha sido bien aceptada, y en España, tras cuarenta años de franquismo en los que el dictador había cedido a la Iglesia los derechos sobre la dirección moral de los ciudadanos, las mujeres fueron seres asexuados. Como ha recogido Rafael Torres en “El amor en tiempos de Franco”, la “educación sexual” por parte de abnegadas monjitas era intensa, y a las chicas se les enseñaban compostura, maneras de sentarse y de colocar las piernas y represión de las necesidades fisiológicas, pero, sobre todo, terror al propio cuerpo: los lavabos carecían de pestillos y espejos, hacían gimnasia vestidas hasta los ojos y se bañaban embutidas en camisones, así que de tocarse ni hablar. La liberación de la sexualidad de la mujer que la Segunda República trajo consigo quedó segada de cuajo y durante 40 años no hubo más sexualidad femenina lícita que aquella que con el objetivo de la procreación tenía lugar en el seno del matrimonio.

Sería razonable pensar que si esa etapa gris de nuestra historia reciente se cerró hace más de 30 años, la sexualidad femenina habría reverdecido después de un invierno tan largo. Sin embargo, parece que las prohibiciones de una generación se convierten en tabúes en la generación siguiente, y las adolescentes actuales aún siguen sin haberse librado por completo de la moral restrictiva que vivieron sus madres y abuelas, al menos en lo referente a la masturbación. Durante los últimos años hemos llevado a cabo varios estudios sobre sexualidad en adolescentes, y resulta llamativo que mientras que ellos viven el autoerotismo con total naturalidad, entre ellas la masturbación sigue siendo una práctica clandestina que con frecuencia suele generar sentimientos de culpa, como reflejan los siguientes testimonios de chicas de edades comprendidas entre los 15 y 18 años: “Si alguien te dice que una chica hace eso te parece escandaloso”; “Yo me tachaba de guarra por eso, incluso pensaba que era anormal”; “Para la mujer la sexualidad comienza a partir de estar con un hombre”.

Teniendo en cuenta que para muchas chicas el autoerotismo supone la iniciación sexual, no parece que comenzar con miedo y culpabilidad sea la mejor fórmula para vivir una sexualidad satisfactoria. Por eso, siempre he pensado que uno de los objetivos de una buena educación afectivo-sexual debe ser el generar entre las chicas una actitud de aceptación ante la masturbación para que puedan vivirla sin complejos, al igual que sus iguales varones.

Sin embargo, no parece que esa sea una opinión generalizada, como puede desprenderse del revuelo que se ha montando en los medios de comunicación ante la campaña puesta en marcha por el Consejo de la Juventud y el Instituto de la Mujer de la Junta de Extremadura. La iniciativa, dirigida a adolescentes de entre 14 y 17 años, y denominada “el placer está en tus manos”, incluye entre sus contenidos la autoexploración sexual y el descubrimiento del placer, algo no sólo aceptable sino totalmente necesario para una vivencia saludable de la sexualidad.

Los ataques que ha recibido la campaña han sido totalmente desproporcionados y desprovistos de argumentos, y desde la prensa y la radio, periodistas, opinantes y cretinos de variado pelaje, pero fundamentalmente de sexo masculino, han ridiculizado la campaña aduciendo que ellos aprendieron solos, y que se está malgastando el dinero público. Si se tiene en cuenta que la inversión ha sido de 14.000 euros, no parece que el supuesto despilfarro sea lo que en realidad preocupa a estos machotes de la comunicación. En el fondo no parece haber otra cosa que miedo e incomodidad del varón ante la sexualidad femenina. Por eso, me permito aconsejar al lector que antes de reir los comentarios despectivos sobre la campaña se pregunte a sí mismo ¿de qué me río?
¿O es que acaso le molesta que disfruten los demás?.
Alfredo Oliva

Mis frutas azabaches

carnosas y maduras

como un racimo de uvas,

carbones encendidos,

riegan sus mieles tibias

creando un mar de espuma

entre los dedos míos.

Salomón Borrasca

jueves, 2 de abril de 2009

La rehabilitación de los delincuentes sexuales no es una quimera


Leo en la prensa de hoy (ver aquí) la noticia que recoge los resultados de un estudio llevado a cabo por el Centro de Estudios Jurídicos de la Generalitat sobre la tasa de reincidencia de los reclusos encarcelados por delitos sexuales y excarcelados entre 1998 y 2003. El dato que me resulta más llamativo es el porcentaje de presos que vuelve a delinquir por ese motivo: un 5.8%, aunque hay otro 12,7% que comete otro tipo de delitos. Resulta curioso que este 5,8% de reincidencia en delitos sexuales, o del 18,5% si consideramos también los restantes delitos cometidos por delincuentes sexuales excarcelados, es claramente inferior a la tasa de reincidencia del resto de delincuentes, que se sitúa en el 37,4%. No sé que pensaréis vosotros, pero a mí la cifra me ha parecido muy baja, ya que existe la idea más o menos generalizada de que el delincuente sexual es poco menos que irrecuperable.

Podríamos pensar que esa idea tan extendida entre la opinión pública se basa en estudios semejantes al que hoy ha visto la luz, pero la cosa no está tan clara, y se trata más bien de una representación social que damos por válida sin que exista un evidencia empírica abrumadora al respecto. Algunos casos especialmente llamativos de presos excarcelados que han vuelto a las andadas, como el segundo violador del Eixample, contribuyen a asentar esta idea de irrecuperabilidad, y los medios de comunicación suelen dar una amplia cobertura a estos casos, mientras que algunos creadores de opinión no hacen otra cosa que meternos el miedo en el cuerpo. Y ya se sabe que cuando tenemos miedo miramos a la derecha y defendemos políticas más conservadoras, en la búsqueda de una supuesta seguridad.

El asunto no pasaría de ser anecdótico, si no existiese una fuerte corriente de opinión a favor del endurecimiento de las penas para este tipo de delincuentes: castración química o cadena perpetua son solicitadas con frecuencia para estos pervertidos. Sin embargo, el estudio citado aporta también algunos datos interesantes, como la importancia del tratamiento para la rehabilitación, ya que la reincidencia de quienes siguen algún tipo de terapia está muy por debajo de quienes no recibieron ninguna (14.3% frente a 46,5%). Esta diferencia resulta muy esperanzadora y pone de manifiesto que la rehabilitación de estos delincuentes es posible, aunque algunos supuestos expertos afirmen lo contrario.

Es cierto, que el estudio tiene sus limitaciones, y es posible que muchos de los presos excarcelados hayan cometido delitos sin que hayan vuelto a entrar en contacto con la justicia, o que el periodo de seguimiento no sea demasiado amplio –desde su liberación hasta finales de 2007- y muchos de ellos podrán delinquir en el futuro, no obstante estos resultados deben hacernos reflexionar acerca de la ligereza con la que con frecuencia se solicita el endurecimiento de las penas vigentes en la actualidad.

domingo, 15 de febrero de 2009

Sexo y mentiras sobre la primera vez


Desde principios de los años 90 hasta la actualidad he participado en diversos estudios sobre sexualidad adolescente, y en todos ellos ha aparecido el mismo dato: los chicos se inician sexualmente ante que las chicas. Siempre me ha causado sorpresa esta diferencia de género en la edad a la que acontece esa “primera vez”. Y es que esta mayor precocidad masculina aparece en todas las investigaciones realizadas en nuestro país que recogen información sobre sexualidad, como son los estudios del Instituto de la Juventud, los de la Fundación Santamaría, el HBSC (Health Behaviors in School Aged Children) y los de ámbito autonómico o local.

Tanta coincidencia podría llevarnos a pensar que estamos ante una realidad incontestable, los chicos son más precoces que las chicas, y punto. Y lo serían por razones diversas, como por su mayor deseo sexual, o por el menor control social que soportan que les llevan a mostrarse más desinhibidos sexualmente. Son razones de peso, que podrían explicar su más rápido inicio en la práctica de la masturbación o la menor culpabilidad asociada a esta actividad. Sin embargo, si bien la masturbación se práctica en solitario y no requiere de pareja, no ocurre lo mismo con el coito que sí precisa de un partenaire. Este dato es el que siempre me ha hecho pensar que las encuestas no dicen la verdad sobre este tema. ¿Con quién lo hacen?

Todos sabemos que ellas maduran sexualmente uno o dos años antes que ellos, y que suelen relacionarse con chicos que son algo mayores. Así, es frecuente ver como una chica de 15 años comienza a salir con un muchacho de algún curso superior que le aventaja en edad. También sabemos que la iniciación sexual suele tener lugar en el contexto de esas relaciones de pareja, más o menos esporádicas, y que hace mucho que quedó atrás el tiempo gris en que los varones de estrenaban con profesionales del sexo. Por lo tanto aquí hay algo que no cuadra, si en la mayoría de parejas el varón suele ser mayor que la mujer, y si la iniciación sexual tiene lugar en esas primeras relaciones, lo normal es que las chicas pasen por esa primera vez con menos edad que sus compañeros. No digo yo que ellos no deseen hacerlo antes que ellas, que es bastante probable, pero otra cosa es lo que ocurre en la realidad.

Entonces, ¿a qué se debe esa recurrente mayor precocidad masculina que recogen todos los estudios? Pues creo que está bastante claro, y tiene que ver con un sesgo que afecta a todas las encuestas: la deseabilidad social, o tendencia a responder de acuerdo con lo que se espera del encuestado. Es evidente que en nuestra cultura el que un varón se inicie pronto y se muestre promiscuo es valorado de forma positiva, algo que no ocurre cuando se trata de la mujer, cuya precocidad y promiscuidad conllevaría ciertas connotaciones negativas. Para ellas la sexualidad sigue estando más restringida que para ellos, aunque, obviamente, no tanto como en tiempos de sus abuelas.


Un argumento a favor de esta hipótesis de que las encuestas no reflejan la realidad son los resultados de estudios similares realizados en otros países. Como indican los resultados del HBSC, los países en los que las chicas se muestran más precoces que los chicos, como Suecia, Finlandia o Islandia, se caracterizan por una mayor igualdad entre hombres y mujeres, en los que cabe esperar que haya una mayor aceptación de la sexualidad femenina y un menor control social sobre ella. En cambio, los países en los que ellos se inician mucho antes, Rumanía, Bulgaria o Grecia, son países más tradicionales en su concepción de la sexualidad femenina. España se situaría en una posición intermedia. Por lo tanto, es bastante probable que esas diferencias entre chicos y chicas en la edad a la que dicen tener su primera relación sexual sea el reflejo de los estereotipos de género sexistas que predominan en ciertos países como el nuestro, aunque los hay aún peores. Estos estereotipos llevarían a que ellos respondieran a las encuestas adelantando la edad, mientras que ellas la atrasarían. Aunque la encuesta sea anónima, el autoengaño para ajustarse a lo que se espera de ellos y ellas puede ser un dulce consuelo.

martes, 27 de enero de 2009

No eres gay, son las neuronas espejo


Parece mentira lo mucho que los estudios con técnicas de neuroimagen están aportando al conocimiento de la conducta humana. No hay día que no nos sorprenda alguna noticia con algún descubrimiento relevante. Uno de los últimos titulares que destacaba alguno de los increíbles logros de estos investigadores decía algo parecido a esto “Las neuronas espejo provocan la erección masculina”. Tal vez algún lector considere innecesario el adjetivo que sucede al sustantivo erección. Pero no sobra la precisión, puesto que también vamos a encontrarnos con erección e incluso eyaculación en la mujer (ver aquí).
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Volviendo al asunto masculino, parece que estos investigadores han descubierto la relación que existe entre el visionado de escenas sexuales explícitas (porno o hardcore) y la erección “del pene”. Sin duda otro lector estará pensando en que él ya lo había notado, aunque no lo había considerado suficientemente novedoso como para escribir un artículo al respecto. Pero los autores del trabajo no sólo han constatado la relación, sino que, además, han encontrado los mecanismos cerebrales implicados en la extraña relación que existe entre ver porno y que el pene aumente su volumen. Parece que la culpa es de las neuronas espejo, que son un tipo de neuronas visomotoras integradas en un circuito cerebral que se activa ante la contemplación de un movimiento en otra persona. Es decir, vemos al vecino rascándose la cabeza y se activan en nuestro cerebro las mismas neuronas que provocan el movimiento de rascarse. Estas neuronas son responsables no sólo de la imitación, sino que configuran una especie de wifi emocional que nos ayuda a entender las emociones de otras personas, por lo que son consideradas la base de la empatía: la contemplación de un rostro triste o risueño provoca en quien lo observa una activación de las mismas regiones cerebrales que induce un sentimiento similar.
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Pues bien, unos investigadores de la Universidad Pierre y Marie Curie de París han llevado a cabo un estudio para analizar mediante técnicas de resonancia magnética funcional la respuesta cerebral ante el visionado de pornografía, mientras que se medía la erección del sujeto experimental mediante un pletismógrafo penil. (¡lo que no se le ocurra a quien tiene a su disposición la maquinita para hacer RMIf!)

Los resultados del estudio indicaron que la visión de escenas de sexo explícito antecedía a la activación de las neuronas espejo en la región del opérculo frontal, que era seguida de la activación de algunas zonas cerebrales conocidas por su relación con la erección masculina (ínsula, núcleo medio dorsal del tálamo, ventral estriado), lo que, como ya habrán imaginado, llevaba a una erección, según indicaba el pletismógrafo en el que los participantes del estudio, suponemos que tras la promesa de una importante gratificación, habían colocado su miembro viril. Los autores advierten que la correlación encontrada no implica una relación causal. Y hacen bien, ya que hay gente muy puntillosa que no se conforma con una buena correlación, y bien podría pensar que alguna zona cerebral implicada en la visión de sexo podría influir tanto sobre la activación de las neuronas espejo como sobre la erección, sin que existiese vínculo causal entre ambas.

Tengo una duda que el estudio no me ha despejado, y es la de si las neuronas espejo y la consiguiente erección tiene lugar igualmente si los participantes contemplan un varón erecto en solitario y no escenas de relaciones heterosexuales, como se hizo en el estudio. Entiendo que no debe ser fácil colocarle a unos sufridos sujetos experimentales un pletismógrafo y, después, proyectarles algunas escenas con Nacho Vidal preparado para la acción para ver si sus penes se alegran ante la visión. Cabe pensar que sí habría erección, ya que las neuronas espejo responden provocando una respuesta similar a la contemplada, sin necesidad de que haya ninguna mujer en la escena. Por lo tanto, ya sabes, si tienes una erección cuando contemplas un pene erecto, es probable que no seas gay, sino que las neuronas espejo te estén jugando una mala pasada.


Mouras, H. et al (2008). Activation of mirror-neuron system by erotic video clips predicts degree of induced erection: an fMRI study. Neuroimage, 42, 1142-1150.

martes, 6 de enero de 2009

Sexo y religión, una mala combinación.

No tienen arreglo. Algunos de los sectores más ultraconservadores de la Iglesia Católica no cejan en su empeño de encontrar razones científicas que apoyen sus tesis restrictivas y sus recomendaciones con respecto a la sexualidad de hombres y mujeres. Hace unos años algún médico nos sorprendió al afirmar que el preservativo no era eficaz contra el virus del SIDA, ya que éste era tan pequeño que podía colarse por los poros de un condón (ver aquí). Más tarde, los mismos sectores aludieron al efecto perverso e instigador de la promiscuidad que la educación sexual tenía sobre nuestros adolescentes, según ciertos estudios que algunos habían soñado. Ahora nos vuelven a asombrar con un nuevo hallazgo científico no menos llamativo. El pasado sábado el médico español José María Simón Castellví publicó en el periódico del Vaticano, L’Observatore Romano, un artículo (ver aquí) en el que afirmaba tener “datos suficientes” como para asegurar que la píldora anticonceptiva provoca en muchos casos un efecto abortivo, ya que puede ayudar a expulsar un pequeño embrión humano. Pero la cosa no se queda ahí, también tiene datos que indican que la "contaminación ambiental" provocada por la liberación de hormonas a través de la orina de las mujeres que usan la píldora, "es uno de los motivos por los que el hombre en Occidente produce cada vez menos espermatozoides". El artículo se titula "Humanae vitae, una profecía científica", en alusión al nombre de la encíclica de Pablo VI en la que se calificaba de "inmoral" el uso de todos los anticonceptivos, incluidos los orales, para evitar tener hijos.

No parece que el periódico del Vaticano sea la publicación más imparcial a la hora de divulgar unos resultados científicos de tanta trascendencia para el medio ambiente, y quedamos a la espera de la pronta publicación de los resultados que obran en poder del doctor Simón Castellví en revistas de mayor rigurosidad y prestigio científico. Mientras tanto, no parece que haya razones de peso para cambiar nuestros hábitos sexuales y contraceptivos.



Puede resultar cómica esta insistencia de la Iglesia Católica en encontrar razones científicas que apoyen su trasnochada moral, pero tal vez deberían hacérselo mirar, ya que ese esfuerzo en nadar a contracorriente es muy posible que sea uno de los motivos por los que la sociedad, y en especial la juventud, se aleja cada vez más del catolicismo. Así, los datos del último Informe Juventud en España 2008 indican que sólo un 11.7% de jóvenes se declara católico practicante, lo que supone una reducción de 3 puntos con respecto a los datos de 2004. En cambio, ha crecido algo más del doble el porcentaje de creyentes de otras confesiones, que ya suma un 7.9% de la juventud del país. Es decir de continuar la tendencia la iglesia católica perderá el monopolio religioso frente al avance de otras religiones, propiciado en gran parte por la llegada de inmigrantes.

Nunca he terminado de entender esa obsesión de muchas religiones, no sólo la católica, por amargar a sus seguidores la vida limitándoles una de las actividades que más gozo pueden proporcionar, como es la sexualidad. Por ello, no es de extrañar que la campaña del bus ateo, que consiste en hacer publicidad en los autobuses urbanos de las principales ciudades españolas con el lema “PROBABLEMENTE DIOS NO EXISTE. DEJA DE PREOCUPARTE Y DISFRUTA LA VIDA” haya arrancado con tanta fuerza (ver aquí).
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jueves, 23 de octubre de 2008

Educación sexual en positivo



Hoy, día 23 de octubre, se celebra en el Reino Unido el día de la educación sexual, por lo que el ministro de educación, Jim Knight, ha aprovechado la onomástica para anunciar que esta formación será obligatoria en todas las escuelas estatales del país. Según ha anunciado el ministro, la educación sexual comenzará a los 5 años, sus contenidos no se limitarán a fisiología, reproducción o riesgos, ya que también se incluirán temas relacionados con los sentimientos y las relaciones afectivas, y se impartirá junto a contenidos relativos a las drogas y los estilos de vida saludables. Tal vez el hecho de que Inglaterra presente el índice de embarazos adolescentes más alto de Europa haya contribuido a este cambio legislativo.

La medida incluye dos aspectos que me parecen muy positivos, el primero, su precoz comienzo, algo recomendado por la mayoría de expertos. El segundo, que no se limite a informar sobre la prevención de embarazos y de enfermedades de transmisión sexual.

Aunque en nuestro país se vienen impartiendo clases sobre sexualidad desde hace algunos años, con más frecuencia de la deseada estas clases comienzan demasiado tarde y están exclusivamente centradas en los riesgos asociados a la práctica sexual. Tarde porque los niños ya tienen deseos y conductas sexuales, aunque éste sea aún un tema tabú que cuesta reconocer. Esta completa negación de la realidad de la sexualidad infantil supone que nos encontremos ante un campo totalmente desconocido y virgen a la investigación, ya que, aunque muchos expertos reconozcan que los niños y niñas prepúberes experimentan sentimientos sexuales y se inician en la exploración y estimulación sexual, hay una fuerte presión cultural que hace casi imposible el estudio empírico de estas manifestaciones. Así, desconocemos prácticamente todo lo relativo a la sexualidad infantil y erróneamente consideramos la pubertad como el punto de partida de la conducta sexual.



Además, lo usual es que la educación sexual se limite a clases esporádicas en las que se exponen algunos conceptos relacionados con la fisiología y la prevención de los embarazos no deseados. Esto no debe extrañarnos, ya que llevamos mucho tiempo alertando sobre los riesgos asociados a la sexualidad adolescente y considerándola como una actividad intrínseca y uniformemente peligrosa: cuánto menos y más tarde mejor, podría ser el lema a seguir. Sin embargo, no necesariamente tiene que ser así, y sirva como botón de muestra el siguiente ejemplo.

Hace años que coordino una investigación longitudinal sobre el desarrollo adolescente en la que hemos seguido a un grupo de chicos y chicas desde los 13 hasta los 22 años. En el estudio hemos recogido algunos datos sobre conducta sexual a lo largo de este periodo para relacionarlos con otros comportamientos e indicadores. Uno de los resultados más interesantes fue que aquellos chicos y chicas que en la adolescencia temprana habían tenido alguna experiencia sexual –no necesariamente el coito- fueron quienes al final de la adolescencia se mostraron más ajustados psicológicamente, con menos síntomas depresivos y psicosomáticos y con una autoestima más alta. Es evidente que se trata de una relación lógica y esperable, pero que puede sorprendernos en un primer momento. La razón de esta sospresa es que estamos demasiado obsesionados con demorar la iniciación sexual y con etiquetar a quienes aún no se han iniciado como “sobrevivientes”, por haber resistido heroicamente las tentaciones de la gratificación sexual y sus peligrosas repercusiones. Tanto énfasis en lo negativo y en la prevención de los riesgos nos ha llevado a olvidar que la sexualidad es una necesidad humana básica y una fuente de placer y satisfacción. Ya va siendo hora de huir de esa patologización de la sexualidad, reconocer sus beneficios e incluir en la educación sexual contenidos referidos a los deseos, sentimientos, actitudes y comportamientos sexuales que vayan más allá de la mera enumeración de los riesgos y presenten la sexualidad como un aspecto esencial del desarrollo humano. Los investigadores también deberíamos cambiar el chip y dejar de recoger más y más datos acerca de conducta sexual y contraceptiva y mostrarnos más ambiciosos en nuestros estudios. Aunque no sé yo si la Administración estará interesada en financiar o promover otra cosa que no sea la reducción o prevención de la sexualidad adolescente.