Cada vez es mayor la cantidad de tiempo que jóvenes y
adolescentes dedican a Facebook y a
otras redes sociales surgidas en internet. No es extraño que exista una lógica
preocupación social sobre las consecuencias que este uso pudiera tener sobre el ajuste psicológico de sus
usuarios. Una nueva versión del miedo que siempre han suscitado las nuevas tecnologías, desde el
invento de la imprenta. Lo nuevo suscita
sospechas, y a veces incluso es considerado diabólico.
A primera vista podría parecer que el uso intensivo de esta
nueva herramienta conllevara algunos problemas
tales como adicción, disminución del rendimiento académico o aislamiento
y dificultades relacionales. Sin embargo, la realidad es algo más compleja que
una simple relación directa entre el tiempo dedicado a Facebook y el ajuste
psicológico, como ha revelado un reciente estudio llevado a cabo por
investigadores de la universidad de Wisconsin-Madison.
En este estudio realizado sobre estudiantes de dicha
universidad se analizaron tanto las actividades llevadas a cabo en Facebook y los
motivos para usarlo como la relación que estas actividades y motivos tenían con el ajuste social de
estos jóvenes universitarios.Los motivos que llevaban a los participantes en el estudio a
usar Facebook eran fundamentalmente de dos tipos. Por una parte conocer
potenciales amistades en la red que les permitiese el establecimiento de nuevas
relaciones. Por otra, el mantenimiento de las ya existentes, ya que este medio
les permitía un contacto cómodo con sus amistades, que en muchos casos residían
en otras ciudades. Otros motivos, tales como aumentar el prestigio (mostrar que
eran tipos enrrollados), o entretenerse, fueron excusas poco frecuentes.
En cuanto al tipo de actividades más frecuentemente realizadas
en la red fueron sobre todo las interacciones electrónicas, como comentar en
los muros de otra gente, o en sus fotos, chatear o realizar comentarios en la
propia página. Otras actividades podrían etiquetarse como voyeuristas: mirar
los muros, comentarios, perfiles o fotos de otros usuarios pero sin dejar
ningún tipo de mensaje o comentario. Menos frecuentes fueron los juegos on-line
o las auto-presentaciones (revelar actitudes personales, intereses o amistades
en la página o muro propio).
Por lo que se refiere a la relación con el ajuste social, tal como habían hipotetizado los investigadores, no fue el tiempo de uso dedicado a Facebook lo que se asoció con el mejor o peor ajuste, sino los motivos y actividades. Así, la motivación de mantener y cuidar las amistades ya existentes se vinculó de forma positiva a unas mejores relaciones sociales y a menos sentimientos de soledad. Por lo tanto parece que existe cierta continuidad entre las relaciones dentro y fuera de la red, y que esa división on-off tiene poco sentido a la luz de estos datos. En cambio, cuando la principal motivación fue
la de conseguir establecer nuevas amistades, la relación tuvo el sentido
contrario. Siendo más frecuente esta motivación entre chicos y chicas más
solitarios y con más necesidades relacionales. Aunque bien podríamos pensar que
el relativo anonimato que ofrece Facebook puede facilitar en esos sujetos el
establecimiento de una red social, aunque solo virtual.
También el tipo de actividad se relacionó con el ajuste social, siendo las interacciones electrónicas más frecuentes en los sujetos con mejores competencias sociales, mientras que los sujetos con peor ajuste social y mayores sentimientos de soledad se mostraron más tendentes a actividades de auto-presentación o de actualización de su estado en Facebook.
Por lo tanto, estos resultados sugieren que diferentes
actividades en Facebook tienen diferentes implicaciones de cara al ajuste
social y bienestar de los universitarios, y que a la hora de estudiar los
efectos del uso de redes sociales en internet, debe tenerse en cuenta el tipo
de actividad más que el tiempo de dedicación.
YYang, C. C. & Brown, B. B. (2013). Motives for using Facebook, patterns of Facebook activities, and Late adolescents' social adjustment to College. Journal of Youth and Adolescence, 42, 403-416.