En la entrada anterior me he referido al papel de madres y padres en la educación sexual de sus hijos, incluso me he atrevido a dar algunos consejos y sugerencias. Y lo hice porque creo que es importante hacer frente a estos temas en casa; sin embargo, se trata de un deseo que choca con una realidad bien diferente, ya que los estudios realizados sobre este tema coinciden en un dato: la información sexual que tienen los adolescentes raramente procede de casa, puesto que entre los temas de conversación entre padres e hijos adolescentes la sexualidad ocupa el último lugar (ver aquí o en la tabla inferior). Las razones que suelen dar madres y padres sobre esta falta de comunicación al respecto son diversas: les da corte, no se sienten preparados, creen que sus hijos saben más que ellos, prefieren que la escuela se ocupe de este espinoso asunto…etc.
Tabla: Frecuencia de comunicación sobre una serie de temas (1= nunca, 4= muchas veces)
Tabla: Frecuencia de comunicación sobre una serie de temas (1= nunca, 4= muchas veces)
Pues nada, tendremos que seguir escuchando a todos esos reprimidos moralizantes (aquí, o aquí) que siguen considerando, eso sí con todo su derecho, que la sexualidad adolescente es una actividad peligrosa que debe ser demorada cuanto más mejor, y si es posible hasta el matrimonio, y no una faceta normativa e integral del desarrollo humano, con todo el potencial para promover el bienestar personal. Aunque no me extraña que la consideren una actividad sucia y peligrosa, hábida cuenta de cómo la viven algunos pederastas de esa Iglesia que tanto clama en su contra. Y es que tanta represión no puede traer nada bueno.
Una última cosa, si lo desean olvídense del placer, pero, por favor, al menos dejen de ir en contra de su octavo mandamiento.
No se puede decir que no "te mojes" en tus entradas.
ResponderEliminarUn saludo
En cuanto al artículo aludido, basta con ver que está en "La Razón" y que el que lo escribe lo firma como "presidente del foro de la familia". Evidentemente es un artículo de clara tendencia conservadora y que, como tal, tiende a ir asociado a su propia visión de la religión. Esta percepción de lo que es la religión es más un fundamneto político que un hecho propiamente un religioso. En cuanto a esto tiene tanto que ver con la religión como el uso que Hobbes y su despotismo ilustrado hacía de ésta.
ResponderEliminarCon todo esto sólo querría decir que me parece inexacto utilizar la religión (también en lo que se refiere al titular de este artículo que comento) para asociarla con una perspectiva conservadora. Es una confusión habitual similar a pensar que la Iglesia y religión son lo mismo.
Saludos
Pues identificar al nacional-catolicismo de Benigno Blanco con la religión es como considerar que un encubridor de abusadores de menores, y por lo tanto un delincuente (lo digo por el Papa), tiene algo que ver con la Religión.
ResponderEliminarBenigno Blanco parece que entró en coma cuando Monseñor Escrivá de Balaguer vivía, y se despertó antes de ayer. Ni esa es la Iglesia ni esa es la familia que muchos ciudadanos cristianos queremos.
Un saludo cordial
Blues, tienes razón, a veces confundimos religión o religiosidad con la iglesia católica oficial. He cambiando el título.
ResponderEliminarJuana, para ser cristiana, te expresas con mcuha dureza. Aunque tienes mucha razón en lo que escribes.
Un saludo
Juana, he de decirte que por tus expresiones estás fuera de la unidad de la Iglesia, y por tanto excomulgada. Coincide más con Roma lo de Benigno Blanco que lo tuyo. Los 10 mandamientos son de ayer y de siempre. Si quieres cambiar las cosas, funda una secta. Ánimo con tu catolicismo a tu medida, pero estás más fuera que dentro. Por la boca muere el pez. Se sentirás lo que quieras, pero eres lo que eres.
ResponderEliminarAlfredo, ¿siente el mismo placer un adulto que un adolescente? No sé si hay algún estudio al respecto. Gracias por tranqulizar nuestras conciencias...
ResponderEliminarEl sistema mesolímbico cerebral o del placer, se ve muy afectado por los cambios hormonales propios de la pubertad, lo que le lleva a una sobre-excitación que hace que las recompensas generen una intensa sensación de placer a los adolescentes. Esa sobre-excitación, unida a la inmadurez prefrontal es la reponsable de la mayor implicación adolescente en conductas de asunción de riesgos.
ResponderEliminarCurioso cerebro, base también de nuestra conciencia.
Un saludo
Osea, una paja en la adolescencia no dio más placer que una vez maduritos?
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