Quedaron atrás los tiempos en que bastaba con hacer algo en los colegios para prevenir el consumo de drogas y quedarnos satisfechos, dando por supuesto que esa intervención supondría necesariamente una reducción del consumo. Ha llegado el momento de ser más exigentes y llevar a cabo una evaluación de la eficacia real de las intervenciones. De lo contrario podríamos estar manteniendo programas que cuestan un dinero, y que no sólo no reducen el consumo sino que incluso pueden contribuir a aumentarlo (ver aquí).
En el marco de un convenio con la Consejería de Bienestar e Igualdad Social de la Junta de Andalucía hemos llevado a cabo un estudio sobre la evidencia empírica disponible a nivel internacional acerca de la eficacia preventiva de los programas que se llevan a cabo en centros educativos. El estudio consistió en una revisión sistemática de los meta-análisis publicados. Para ello se revisaron 1622 de resúmenes o abstracts para llegar a una selección de 17 publicaciones científicas que cumplían los criterios requeridos.
El análisis riguroso de esos 17 meta-análisis nos permitió seleccionar las 29 características que deben estar presentes en los programas eficaces de prevención de drogadicciones en el ámbito escolar. También hizo posible la elaboración de un índice de eficacia de cada característica a partir tanto del número de estudios que han demostrado la eficacia de este aspecto como del número que no lo han conseguido demostrar.
A continuación figuran algunas de las características que deben cumplir aquellos programas que aspiren a prevenir el consumo de sustancias, ordenadas de acuerdo con su índice de eficacia:
- Enseñanza y entrenamiento en habilidades para la vida. Se refiere habilidades personales tales como estrategias de negociación, mejora de la autoestima y autoeficacia, toma de decisiones, autocontrol, estrategias de afrontamiento, etc.
- Participación de la comunidad en el programa de prevención.
- Existencia de una evaluación rigurosa y de calidad.
- Intensidad de la implementación del programa o número de horas totales para llevar a cabo el programa.
- Transmisión de información combinada con otra estrategia de intervención, ya que la simple información se muestra poco eficaz.
- Existencia de una justificación teórica que sustente la intervención.
- Participación de los iguales como mediadores, aunque no está claro si esta participación debe darse conjuntamente con la participación de adultos.
- Metodología interactiva a partir de un estilo de enseñanza orientado hacia el aprendizaje basado en problemas reales.
- Implementación que se ajusta fielmente al diseño o planificación inicial del programa.
- Formación específica en prevención de drogodependencias de los responsables de implementar el programa.
- Participación de las familias del alumnado en el programa de prevención.
- Fomento de las relaciones positiva con iguales, profesorado o miembros de la comunidad.
- Existencia de sesiones de refuerzo o seguimiento, una vez terminada la aplicación del programa.
Y así hasta 29 características que se relacionan con la eficacia del programa para prevenir el consumo de sustancias. Aquellas intervenciones que incluyan un mayor número de ellas serán más eficaces y deberían ser promovidas, de lo contrario tal vez sea mejor destinar los recursos a otra cosa.
De los programas que se implementan en nuestro país y que hemos analizado en este estudio, hay algunos que incluían muchas de las características anteriores, como Órdago, Rompecabezas, Entre Todos o Prevenir para Vivir.
Mas información en:
Ramos, P., Oliva, A., Moreno, M. C., Lorence, B., Jiménez, A. M., Jiménez, L. Hidalgo, M. V. y Antolín, L. (2010). Los programas escolares para la prevención del consumo de sustancias.. Análisis de las claves que determinan su eficacia. Sevilla, Consejería de Bienestar e Igualdad (descargar aquí)