En estos tiempos de recortes y de obsesión por maquillar a
cualquier coste los resultados en el informe PISA, la escuela está sometida a
un fuerte estrés, que tarde o temprano terminará repercutiendo negativamente
sobre la formación integral de las próximas generaciones. Por una parte hay una intensa presión por llevar a la
escuela hacia un enfoque más academicista, en el que aquellos contenidos no
relacionados con lo que PISA evalúa son considerados prescindibles. Por otra
parte, estamos asistiendo a un progresivo incremento del malestar docente, que
más temprano que tarde terminará cobrándose su peaje en una disminución de la
calidad del sistema educativo.
En estos momentos de incertidumbre, es importante disponer
de instrumentos validados que permitan evaluar la calidad del clima escolar, y
no sólo a partir de la percepción del alumnado, sino también desde el punto de
vista del profesorado.
Aunque no existe un consenso absoluto respecto a los
factores que determinan un buen clima escolar que favorezca el desarrollo
integral y positivo del alumnado, existen algunos datos que indican que en un
buen centro deberían darse algunas circunstancias o requisitos. Entre ellos
podríamos destacar el compromiso de la comunidad escolar con los objetivos y
metas del centro, un liderazgo fuerte o carismático que contribuya al crear un
sentido de comunidad y que impulse la implicación del profesorado en un
proyecto común, y un clima relacional positivo entre profesores, y entre
profesores y alumnos. Todo ello repercutirá en la satisfacción y el bienestar
docente.
Un estudio reciente llevado a cabo sobre 336 docentes de 20 centros de Educación
Secundaria de Andalucía Occidental nos ha permitido validar una escala que
puede servir para evaluar la percepción que el profesorado tiene sobre los
activos y fortalezas del centro en el que trabajan, y que complementa la escala
para evaluar la visión del alumnado. La escala consta de seis dimensiones
referidas al funcionamiento del centro:
Convivencia: Se
refiere al grado en que el profesorado del centro percibe el clima social que
existe en él, el cumplimiento de las normas y si percibe o no el centro como
seguro. Aunque se trata de dos factores diferentes, según la validación
realizada, ambos configuran la calidad del clima convivencial del centro.
Vinculación con el
centro: Incluye tres ítems referidos al sentimiento de pertenencia o
vinculación al centro
Empoderamiento: Esta
subescala está formada por cuatro ítems a través de los cuales el profesor o
profesora indica la percepción que tiene de la influencia del alumnado en la
vida del centro.
Metas educativas: Se
refiere al planteamiento, por parte del profesorado, de las metas académicas y
si éstas se inclinan más hacia lo instruccional o lo educativo.
Implicación o
compromiso del profesorado: Los tres ítems que conforman esta dimensión se refieren
al grado de implicación o compromiso del profesorado con la vida del centro.
Cohesión:
Esta subescala se refiere al grado en que el profesorado percibe que en la toma
de decisiones el centro funciona de una manera democrática; así como, sobre la
percepción de la existencia o no, de buenas relaciones entre el profesorado.
Esta escala
junto a muchas otras puede descargarse aquí.