Los psicólogos llevamos décadas refiriéndonos a la importancia de gozar de una alta autoestima. Y tenemos buenas razones para ello, ya que una elevada autoestima, sobre todo en la infancia y adolescencia, es un potente predictor de la salud mental y el ajuste psicológico en edades más avanzadas. Algo que ya había sido postulado por Williams James hace más de un siglo y que ha confirmado la enorme evidencia empírica acumulada a lo largo de décadas.
No obstante, también hay que reconocer la existencia de
evidencias que apuntan que una autoestima muy alta, o inflada, puede
acarrear algunos inconvenientes, como el rechazo social que generan las
personas muy engreídas, o el escaso empeño que ponen por mejorar, debido a
las percepciones sesgadas y muy positivas que tienen de sí mismas. De hecho no han faltado los planteamientos
teóricos que han vinculado estas autoestimas infladas a personalidades narcisistas
(vanidosas, arrogantes y presumidas) y que
tienden a utilizar a los demás para su propio beneficio, especialmente cuando
esa alta autoestima va acompañada de una escasa empatía. Como algunos autores
han propuesto estas personalidades narcisistas y egocéntricas tienen su raíz en
las experiencias infantiles, tanto
relativas a un trato parental excesivamente indulgente y sobreprotector, como
por la relación con unos cuidadores fríos, distantes e inatentos a las
necesidades del menor.
Si en el primer caso la relación parece evidente, puesto que
un niño o niña excesivamente mimado puede creerse el rey del universo, en el
segundo caso la relación causal resulta más compleja: ¿cómo es posible que el
rechazo o la frialdad afectiva genere una alta autoestima ? ¿si ni tan siquiera
sus padres quieren al menor, cómo puede llegar éste a desarrollar una
percepción tan positiva de sí mismo? Pues
bien, la teoría del apego nos puede ofrecer una respuesta a dicha pregunta.
Como ya hemos comentado en otras entradas, ese trato parental negligente suele
generar modelos de apego inseguro evitativos, caracterizados por una alta
vulnerabilidad narcisista y una enorme inseguridad, que lleva a visiones muy positivas de sí mismos a modo de
compensación o mecanismo de defensa ante la inseguridad: los demás no merecen
la pena, establecer relaciones
emocionales con otras personas conlleva mucho riesgo, yo soy autosuficiente y me
basto a mí mismo, etc. Algunos autores han catalogados a estos sujetos como
"dismissing", cuya principal característica es la visión positiva que
tienen de sí mismos y negativa de los demás, y la dificultad para establecer
relaciones afectivas íntimas y estrechas.
Ello no supone negar la existencia de formas saludables de
autoestima, pues, tal como hemos comentado más arriba, las personas con una
buena autoestima suelen mostrar más optimismo y satisfacción vital, y menos
problemas de ansiedad-depresión, y no siempre estaremos ante una autoestima
"egoísta" o defensiva. Pero también nos alerta sobre los riesgos que
puede acarrear el poner, tanto en el contexto familiar como en la escuela, un
énfasis excesivo en el fomento de la autoestima, si no va acompañado del
fomento de otras competencias, tales como la empatía, la conducta prosocial o la auto-compasión. Este último concepto ha
sido propuesto por la profesora Neff de
la Universidad de Texas, como un buen sustituto de la autoestima, por recoger
sus aspectos positivos y evitar los negativos. Pero ese será el tema de una
próxima entrada: de la autoestima a la autocompasión.
Hola;
ResponderEliminar¿Podría ser una característica que va en aumento o sólo circunscrita al Real Madrid y a la selección española? Yo creo que aquí hay un 90% de los narcisistas existentes...
Ya en serio. No tengo muy claro si esa actitud arrogante y déspota no encierra, en el fondo, una fachada compensatoria y una defensa a la pobre autoestima. Siempre he tenido esa duda.
estás en lo cierto chaparrón!
EliminarEn general, y esto es especialmente importante en el debate que planteas sobre la auto-estima, cuando hablamos de lo "idóneo" que es cualquier atributo psicológico disposicional (hablando el plata, de la personalidad) nos olvidamos de que para qué sirve. Ninguna disposición de personalidad es "buena o mala" per sé, tampoco la auto-estima, la empatía, etc... depende dependen del sentido en que la juzgamos. Nada hay peor que incrementar la auto-estima en personas que tienen, por ejemplo, perfiles antisociales o narcisistas. Parece obvio pero siempre olvidamos, al juzgar a cualquier disposición de personalidad, el papel que tienen en la conducta.
ResponderEliminarCreo que debemos ensenar a los ninos que todos tenemos la capacidad de lograr lo que queremos con esfuerzo. No que son especiales sin lograr nada. Se ha criticado la creación de autoestima sin ningún tipo de logro o argumento que le de soporte. Por ejemplo por esa razón las generación Y y Z tienen problema de superación por que piensan que son algo que aun no son o que no serán. Por que le creyeron a sus padres que eran lo máximo sin que ellos se esforzaran en tratar de lograr algo por ellos mismo.
ResponderEliminarel articulo me parece muy interesante y creo que es importante el que todos logremos una autoestima positiva de manera que podamos efectuarla i senttirnos capaces de acer o realizar las cosas i no sentirla tan solo por que nos lo dicen
ResponderEliminarYo diferencia la autoestima "real" de la pseudoautoestima (o falsa autoestima), que sería característica de las personalidades narcisistas.
ResponderEliminarAlguien con autoestima es capaz de reconocer sus equivocaciones y aprender de ellas, no hace un drama de ello, se siente cómoda siendo ella misma. Puede tener muy buenas cualidades pero no hace ostentación de ello, ni tampoco las esconde (falsa modestia).
La pseudoautoestima se sustenta sobre cosas externas ("tener razón a toda costa", símbolos de éxito social, etc.) y la persona se siente muy mal si pierde esos apoyos que la hacian sentir bien.
Saludos.
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