jueves, 4 de septiembre de 2008

El cerebro femenino: feminismo de nuevo cuño


Comienzo a leer con mucho interés “El cerebro femenino” de Louann Brizendine, neuropsiquiatra de la Universidad de California, interesada por los estudios de la mujer y fundadora de la Women’s and Teen Girls’ Mood Hormone Clinic. Los asuntos neuropsicológicos me apasionan, y las diferencias entre hombres y mujeres siempre han sido uno de mis temas preferidos, por lo tanto, anticipo una gratificante lectura durante los próximos días.

El libro comienza con una descripción de las principales hormonas y su influencia sobre el cerebro de la mujer. La doctora no se corta un pelo, y admite que las oscilaciones hormonales asociadas al ciclo menstrual tienen una influencia clara sobre el estado de ánimo, el funcionamiento cognitivo y el rendimiento de muchas mujeres. Está bien que lo afirme una mujer. Yo hace años que trato de evitar cualquier referencia a algo tan obvio, pero tan políticamente incorrecto. Pero, me pregunto ¿acaso no es una conocida feminista?

Sigo leyendo: “el cerebro femenino tiene muchas aptitudes únicas: sobresaliente agilidad mental, habilidad para involucrarse profundamente en la amistad, capacidad casi mágica para leer las caras y el tono de voz en cuanto a emociones y estados de ánimo, destreza para desactivar conflictos. Todo esto forma parte de circuitos básicos de los cerebros femeninos. Son los talentos con los que ellas han nacido y que los hombres, francamente no tienen”.



Tras la lectura del párrafo anterior se despejan mis dudas acerca del feminismo de la autora, que parece recoger el hacha de guerra que hace unos años desenterró Helen Fisher con su obra “El primer sexo”. Vuelvo a leer con detenimiento, y, en efecto, no era una mala interpretación, leí bien, pues dice textualmente “que los hombres, francamente no tienen”. Aunque también leo a continuación: “Ellos han nacido con otros talentos, configurados por su propia realidad hormonal”. Siento cierto alivio y una gran curiosidad por ver cuáles son esos talentos, así que continúo ansiosamente la lectura esperando encontrar referencias a una superioridad masculina para las matemáticas, o para las ciencias, o para la mecánica, o, al menos, para el lanzamiento de penaltis.

Pero no, parece que no va por ahí la cosa, o si no juzguen ustedes mismos: “los hombres, en cambio, tienen dos veces y media más de espacio cerebral dedicado al impulso sexual, igual que los centros cerebrales más desarrollados para la acción y la agresividad. Los pensamientos sexuales flotan en el cerebro masculino muchas veces al día”. Bien, algo había notado yo, pero no deja de incomodarme una afirmación tan tajante.

Continúo la lectura y encuentro nuevas referencias a las diferencias de género. Así, la doctora Brizendine afirma que la amígdala “esa bestia salvaje que llevamos dentro” es mayor en los varones, mientras que el córtex prefrontal (el órgano de la civilización según el neuropsicólogo Luria, y encargado de la mayoría de funciones superiores) es mayor y madura antes en las mujeres. Mi ínsula (que procesa sentimientos viscerales) comienza a enviarme señales y empiezo a sentirme “incómodo”. Con un estado de ánimo entre intrigado y molesto -mi cerebro de varón no me permite captar bien la diferencia- decido continuar la lectura.

En ese preciso momento escucho gritos en casa, por lo que mi amígdala de primate macho se activa y me impele a acudir de inmediato a defender a mi progenie. Los alaridos provienen del cuarto de baño. No parece grave, es un simple asunto doméstico: mi mujer intenta ducharse y solicita mi intervención para que cambie la bombona de butano, pues el agua no sale caliente. Compruebo que la bombona no está vacía pero, misteriosamente, el agua continúa saliendo fría (si puede llamarse fría al agua que sale del grifo en el pleno agosto sevillano; pero, en fin, convengamos que la sensación térmica es algo relativo).

En ese momento, en algún lugar de mi cerebro se activa el recuerdo de algo que sucedió anoche en casa: aunque no soy fumador, después de cenar me apeteció echar un pitillo, y tras buscar infructuosamente cerillas por toda la casa, con impaciencia y aceleradamente, acudí al último recurso: el termo de gas. Como tiene una carcasa que impide acceder a la llama, tuve que retirarla, ciertamente de forma algo brusca y precipitada. Parece que el montaje posterior dejó mucho que desear, y aunque aparentemente todo está correcto y en su sitio, el termo ha dejado de cumplir la función para la que fue diseñado. Al instante, reconozco que mi actuación fue algo impulsiva y no pareció estar muy dirigida por mi corteza prefrontal. Había cerillas.

Recuerdo haber leído que mientras que las mujeres se sienten atraídas por las personas los varones prefieren manipular objetos y reparar chismes diversos. Pienso en el termo y comienzo a sentirme inseguro con respecto a mi identidad sexual, aunque al instante recapacito y recupero la tranquilidad: el libro que tengo aún en mis manos es, al fin y al cabo, un objeto.


15 comentarios:

  1. Dejando fuera los excesos 'feministas', ¿vale la pena el libro?

    ResponderEliminar
  2. Muy bueno el post, el punto de ironía es un valor añadido excelente.
    Dicen que los varones tenemos una percepción espacial más desarrollada, probablemente para plantar en hacha en la cabeza del de enfrente con precisión.
    Ya contarás.

    ResponderEliminar
  3. De momento es pronto para valorar el libro. Procuraré reseñarlo en este blog. La cosa promete emociones fuertes.

    ResponderEliminar
  4. Creo que mi comportamiento, intereses, emociones y motivaciones , en definiva mi forma de entender la vida, son más parecidos (perdón por el uso correcto del género)a los de cualquier ciudadana de Alcalá de Guadaira o de Madrid que a la de un "colega de sexo" de la tribu del sur de la Amazonia o la de un ciudadano de la china rural. ¿Será que tenemos diferencias cerebrales y neurológicas acusadas? En caso afirmativo: ¿permiten las técnicas actuales de neuroimagen captar dichas diferencias?. En caso afirmativo: Una vez detectadas tales diferencias..¿sabemos porque producen diferentes tipos de conducta, es decir, sabemos completar el circuito neural hasta el output?. Yo discrepo de las ideas de la autora...¿será porque mi cerebro me impele a ser agresivo y a tratar a la doctora Brizendine (tiene nombre de jarabe) como un simple objeto a manipular..con fines sexuales, naturalmente...?.

    ResponderEliminar
  5. Sin embargo, tu deseo de manipular sexualmente a la doctora Brizendine te situaría, con mayor probabilidad, más cerca de varón del Amazonia que de tus conciudadanas.

    ResponderEliminar
  6. Es una pena que con el pedigree educativo de la Dr. Brizendine esta reproduzca los mismos prejuicos y cliches de las guerras culturales y las batallas de los sexos en los estudios de la biologia de la mente, que supuestamente tendrian que ser mas objetivos y despojados de cualquier agenda oculta.

    Pero imaginemos por un momento que lo que dice la Dr. Brizendine sea cierto y obvio.

    Yo creo que el movimiento feminista de nueva generacion tiene muy poca municion que cargar con este libro para reivindicar sus derechos, porque de igual forma que pinta y describe a un macho "cavernicola" tambien pinta y describe a una mujer florero, sensiblera, ñoña, la mujer como ramnaso de paz y reposo del guerrero(con su habilidad para impedir los conflictos)...

    Me pregunto donde esta la liberacion sexual de la mujer, la independencia de la mujer, la liberacion de las costumbres tradiconales que la mujer ha sufrido...porque la Dr. Brizendine quiere que siga todo igual.

    Pero, desgraciadamente, en la blogosfera la Dr. Brizendine y su libro ha recibido bastantes criticas y ademas por parte de "cerebros femeninos".
    No quiero aguarte la lectura, pero...
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  7. qué bueno, me gusta esta idea de la repesca porque las entradas antiguas no las he leído...

    ResponderEliminar
  8. Ellas mismas nos obligas a ser MACHISTAS. Pues sino eres un hombre Beta aburrido ;)

    ResponderEliminar
  9. Alfredo, ¿qué tal? Llegue a tu blog porque dejaste un comentario en el mío (que lo tenía un poco abandonado y lo estoy retomando)

    Muy interesante tu blog! Me alegra de haberlo encontrado.
    A pesar que soy Ing. de sistemas (vivo en Uruguay), y me dedico a ello, me apasionan algunos temas de psicología y de educación. (descubrí hace unos años la psicología evolucionista, que me atrapó, quizás porque explica en forma muy elegante muchas cosas de la psicología que para mi eran muy oscuras)

    Respecto al libro del post, lo leí hace un tiempo y me pareció muy bueno! Cuando era más joven, realmente no creía en las diferencias innatas de género, para mí casi todo era cultural. Defendí esto a ultranza durante mucho tiempo ... hasta que tuve mi primera hija.

    Ahí me quedó más que claras las diferencias. Cosas que explica muy bien Brizendine.

    Saludos!

    ResponderEliminar
  10. Hola,
    He leído el libro y sigo considerandome feminista, pues al fin y al cabo, el feminismo es un movimiento que lucha por los derechos de las mujeres, derechos que han sido vedados a lo largo de la historia, precisamente por argumentos biologicistas y naturalista que dan a la mujer un lugar inferior y que han retrasado durante siglos su llegada a derechos como el del voto. Nadie duda de las diferencias hormonales,pero me considero PERSONA antes que hembra, porque hay algo que me distingue de los animales. Igualdad entre géneros significa que no haya uno por encima del otro y menos que se usen causas biológicas para justificar esa dominación.Carmen

    ResponderEliminar
  11. Hola, la verdad es que tu post está muy bien escrito y argumentado, entran ganas de leer el libro, sin embargo, no entiendo que te moleste tanto lo escrito en él, a pesar de que la autora sea feminista, lo primero que he leido en tu post es :"Louann Brizendine, neuropsiquiatra de la Universidad de California". Así pues, por mucho feminismo que haya de por medio (me abstengo de definir feminismo, pero te advierto que no es hembrismo)esta autora se ha dispuesto a escribir un libro de forma objetiva, dando argumentos comprobados científicamente, dentro de lo que cabe. Bien es cierto que pueden caer pequeños gestos de ironía en su relato, pero en ningún momento ha debido de escribir ninguna mentira, por algo ha estudiado neuropsiquiatría, digo yo.

    ResponderEliminar
  12. Hola, Alfredo:

    En primer lugar no puedo opinar sobre el tema tan complejo como lo son las diferencias del sexo masculino y el femenino; ella tiene más experiencia q. yo y respeto su opinión... no debes etiquetarla de femenista, ella se basa en estadísticas y estudios quizás por eso el programa de "redes" la entrevistó.


    Y no le doy la razón en todo; yo tengo cinco hermanos, y un hermano qué trababa a su exnovia con mucho respeto si alguien la ofendía ahí estaba él para defenderla la quería tanto más qué a su vida así es él un gran hombre por eso no estoy totalmente de acuerdo; ni totalmente en desacuerdo tambien he conocido hombres qué destruyen la autoestima de años en cuestión de días el maltrato psicólogico lo he recibido por parte del cerebro masculino mucho mas q. el femenino: y por genética una cosa si es sierta ellos son XX, y nosotras somos XY en eso si le doy la razón claro qué tienen q. ver diferencias.

    He conocido hombres buenos los hay por supuesto; igual qué hay hombres qué son maltratados por sus mujeres, yo busco la igualdad y para conseguirlo debemos respetarnos mutuamente.


    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  13. Cristi, estos temas de las diferencias de género tienen mucho interés periodístico, y dan lugar muchas interpretaciones exageradas, como la que hace en su prólogo, sin duda de forma intencionada, Brizendine. Ella sabe muy bien que las diferencias de género, cuando aparecen, son muy pequeñas. Sin embargo suelen dar lugar a juicios extremos.
    Con respecto al maltrato psicológico, tengo mis dudas de que sea más frecuente en los hombres. Al menos en la adolescencia es más frecuente entre el sexo femenino.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  14. Hola, Alfredo:

    En verdad pensandolo bien creo que en verdad si se ha exagerado mucho en el tema; sobre lo del maltrato psicólogico no quiero decir... q. haya más hombres q. mujeres.

    Solamente es la experiencia lo q. yo he vivido, pero también cómo dije a una gran amiga existe hombres buenos; igual q. tambien existe mujeres malas hay de todo.

    Ayer me examinaron he sacado un 5 como puedes ver ... y me dijeron las mujeres son más inteligentes q. los hombres; eso es juzgar, y yo no he dicho eso sino solamente qué hay diferencias pero cada mujer y cada hombre es un mundo.


    No sé si has leído los hombres son de Martes, y las Mujeres son de Venus: es un tema q. vende, y q. da mucho por opinar y opiniones siempre te encontraras diferentes opiniones porque es un tema cómo siempre digo ... muy complejo.


    Saludos.

    ResponderEliminar
  15. La teoría de Brizendine no explica por qué los cerebros de las niñas con hiperplasia suprarrenal congénita se masculinizan tanto a pesar de no tener testículos. Sí explica el caso de las "mujeres" con síndrome de Morris -genéticamente XY pero insensibles a los andrógenos, con lo cual conservan sus cerebros femeninos originales.
    Tampoco cierra el hecho de por qué no solo no todos los niños a los que se les ofrece una muñeca las utilizan como objetos (concretamente como espadas, como relata que sucedió con su hijo) ni todas las niñas a los camiones como bebés, sino que muchos niños y niñas busquen deliberadamente juguetes "del sexo contrario". Y sin que ello pueda predecir su orientación sexual futura.
    Muchos agujeros en su teoría. Es como si tratara de hacer encajar todo en cómo le gustaría a ella que fueran las cosas, más que describir propiamente la realidad.

    ResponderEliminar