Arrastran mala prensa las redes sociales y suelen ser vistas
con cautela por padres y adultos en general, tal vez porque nuestra generación creció inmersa
en los contactos cara a cara más que en los virtuales. Tendemos a desconfiar de
las nuevas tecnologías porque cambian los estilos de vida a los que estamos
acostumbrados, sobre todo cuando son usadas por la nuevas generaciones. Y es
que todo lo joven levanta sospechas. Por otra parte, los primeros estudios que se
llevaron a cabo, a finales de los 90 y a principios de siglo, para analizar los
efectos del uso de Internet encontraron que un uso intensivo estaba relacionado
con soledad, depresión y aislamiento social. Se trataba de investigaciones muy
elementales que no entraban a distinguir entre los tipos de uso, y los motivos
o actividades realizadas en la red, y trataban la navegación por Internet como
una singladura fija y dirigida a un mismo puerto. Así, la evidencia empírica
parecía confirmar el estereotipo dominante: quienes navegaban con frecuencia
por la red no eran sino jóvenes frikis y asociales.
Sin embargo, los estudios más recientes muestran un panorama
bien diferente. Cuando se analiza la participación en las redes sociales, tales
como Facebook o MySpace, por lo general se encuentran resultados positivos en
jóvenes y adolescentes: una mayor autoestima, un mayor bienestar psicológico y
un mayor apoyo social. Y es que los
adolescentes que más participan en estas redes suelen experimentar más interacciones positivas y tener más amistades.
Pero ¿a qué se debe este cambio en lo que nos indican los
estudios? ¿Por qué lo que hace años parecía ser un factor de riesgo ahora se
convierte en un recurso o activo que favorece el desarrollo de chicos y chicas?
Como comentaron Valkenburg y Peter (2009), puede que dos cambios en el uso de
Internet nos ayude a entender esta aparente paradoja. Por un parte, cuando se
llevaron a cabo los estudios pioneros era difícil mantener contactos virtuales
con las amistades ya existentes, ya que pocas de ellas ya estaban online. Las
aplicaciones existentes en Internet se limitaban a chat rooms o foros que estaban
pensados para facilitar las interacciones con extraños. Era inusual departir
con conocidos. En la actualidad la situación es bien diferente puesto que tanto
amigos como familiares suelen estar conectados. Los adolescentes no suelen
unirse a Facebook para interactuar con extraños sino porque sus amigos ya son
miembros y los invitan a participar.
Por otra parte, estas nuevas aplicaciones están diseñadas
para facilitar la interacción y comunicación a través de redes, mientras que
anteriores usos de internet se centraban en un proceso individual de
presentación o búsqueda de información en el que la interacción con otros era
poco frecuente. No trataban de crear o mantener redes sociales como hacen las
aplicaciones más usadas hoy día, que según un estudio reciente realizado en
EEUU son Twitter, Instagram y, sobre todo, Facebook, que está dejando atrás a
sus rivales, tanto en adultos como en adolescentes.
Resumiendo, lo que indican los datos disponibles es que aunque
tanto Internet como las redes sociales puedan tener algunos riesgos asociados a
su uso, no es posible mantener el estigma que han arrastrado a lo largo de la
última década. Los beneficios parecen superar claramente a los riesgos.
Hola Alfredo,
ResponderEliminarBueno antes que nada, déjame darte la enhorabuena por el trabajo que realizas, yo no conocía tu blog hasta hace poco y veo que realizas una gran labor divulgativa de la psicología. Con respecto al tema del post, en términos generales estoy muy de acuerdo con el contenido del mismo, creo, al igual que tú, que en su momento los resultados de las investigaciones no ofrecían suficientes garantías (p.ej., no tenían en cuenta algunos factores, problemas en la recogida de la información, etc.) y, además, las propias redes han sufrido una evolución notable, como el caso de twitter que antes era más destructivo y ahora ha evolucionado hasta un uso social y productivo de la herramienta. No obstante, si me gustaría aportar que, desde la perspectiva de la salud, cada vez son más frecuentes los casos de adicciones a redes sociales y, estos casos, me atrevería a decir que son la excepción donde el titular no se cumple. Por ello, me gustaría decir que un uso inadecuado de estas herramientas, teniendo en cuenta parámetros como una alta frecuencia o intensidad del comportamiento, puede contribuir a generar un problema psicológico, especialmente en aquellas poblaciones más vulnerables y que más tiempo emplean en el uso de estos útiles.
Por último, déjame reiterar el buen trabajo que haces compañero y, sin duda, volveré por aquí para seguir leyendo y compartiendo sobre psicología.
Saludos desde Madrid.
Muchas gracias. Tienes razón acerca del enorme poder adictivo de las nuevas tencologías de la información y comunicación. He dedicado algunas entradas anteriores al asunto, y también hemos estudiado y publicado sobre uso adictivo: http://alfredo-reflexiones.blogspot.com.es/2012/11/uso-y-riesgo-de-adicciones-las-nuevas.html
ResponderEliminarPero en esta entrada quería centrarme en el lado positivo del tema. Un saludo
Muchas gracias por facilitarme la información, la verdad es que no había tenido la ocasión de revisarlo. Me alegro que hayas puesto el enlace, ya que ahora cualquier persona, con sólo revisar este post, puede tener toda la información a su disposición. Saludos.
ResponderEliminarEl problema es una oportunidad para que usted cambie y aprender a hacer lo mejor en la vida.
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