martes, 28 de diciembre de 2010

Maneras de amar




Tanto hombres como mujeres nos diferenciamos en la manera de expresar nuestros afectos en las relaciones emocionales estrechas: amistades, parento-filiales y, sobre todo, de pareja. Así, algunas personas se sienten cómodas y seguras en este tipo de relaciones, se implican emocionalmente de forma intensa sin temor, buscan el contacto físico y expresan sus afectos de forma abierta. En cambio, otras manifiestan mucha ansiedad y temor ante las relaciones románticas, se muestran celosas de forma infundada, solicitan mucha atención y señales de afecto, son extremadamente pegajosas, y terminan atosigando a sus parejas. Por último, podríamos encontrar a mujeres y, sobre todo, hombres, que se muestran muy fríos en este tipo de relaciones, hasta tal extremo que en los casos más extremos rehuyen la implicación emocional y difícilmente establecen vínculos afectivos, prefiriendo las relaciones esporádicas. Aunque la tipología podría ser más rica, creo que estos tres tipos de sujetos son los más reconocibles.

La pregunta que seguramente se estará haciendo el lector interesado por el tema, es ¿por qué nos diferenciamos tanto en nuestras maneras de amar? La respuesta está en nuestra infancia, especialmente en las relaciones establecidas con nuestros padres y madres en los primeros años de vida. Es decir, en el tipo de apego o vínculo afectivo establecido (ver aquí). No es extraño que en estas primeras relaciones estrechas en las que el contacto físico y la expresión de los afectos son algo esencial, hayamos aprendido una forma de amar que luego habremos generalizado a otro tipo de relaciones personales. La disponibilidad parental, el cariño, la atención a nuestras necesidades habrían generado un modelo seguro, que nos indujo a confiar en los demás y en nosotros mismos: merecemos que nos quieran y otras personas merecen nuestro afecto. Si, por el contrario, la disponibilidad no fue total, y los cuidadores mostraron una conducta errática en cuanto a la atención de estas necesidades, el modelo construido incluyó cierta inseguridad y ansiedad, ya que nunca sabíamos con certeza cuál sería el comportamiento parental ante nuestras necesidades. Finalmente, cuando padres o madres mostraron una escasa falta de atención a nuestras necesidades y una muy limitada disponibilidad, la enseñanza sacada fue clara: tenemos que ser autosuficientes y debemos evitar a toda costa establecer relaciones estrechas en las que dependamos afectivamente de otras personas, ya que nunca podremos confiar en ellas; la frialdad emocional será una coraza que nos protegerá.

Evidentemente, los modelos construidos en la infancia podrán modificarse, sobre todo a lo largo de las primeras décadas de vida, en función de nuestras experiencias en relaciones con otras personas distintas a nuestros cuidadores: familiares, amistades y, sobre todo, parejas. No obstante, la mayoría de estudios encuentran bastante continuidad en los modelos de apego durante todo el ciclo vital.

Uno de los instrumentos psicométricos más ampliamente utilizados para evaluar nuestras modelos de apego en las relaciones románticas es el Experiences in Close Relationships Revised -ECR-R- (Fraley, Waller y Brennan, 2000), versión revisada del cuestionario elaborado por Brennan, Clark, and Shaver's (1998), Experiences in Close Relationships (ECR).
Este instrumento tiene dos escalas o dimensiones:

- Ansiedad en la relación: es decir, preocupación, inseguridad, celos y temor a perder la pareja.
- Evitación: sentimientos de incomodidad en las relaciones afectivas, que tenderán, por tanto, a evitarse.

A partir de esas dos dimensiones surgen cuatro tipos o modelos de apego adulto:

1. Seguro: baja ansiedad y baja evitación.
2. Preocupado: alta ansiedad y baja evitación.
3. Temeroso: alta ansiedad y alta evitación.
4. Autosuficiente (Dimissing): baja ansiedad y alta evitación.

¿Quieres conocer tu tipo de apego? Puedes cumplimentar el test y obtener la respuesta aquí. Aunque te adelanto que está en inglés.





Fraley, R. C., Waller, N. G., & Brennan, K. A. (2000). An item-response theory analysis of self-report measures of adult attachment. Journal of Personality and Social Psychology, 78, 350-365.
***
Si yo tuviera el corazón,
el mismo que perdí.
Si olvidara a la que ayer
lo destrozó, y pudiera amarte,
me abrazaría a tu ilusión
para llorar tu amor.
.
Enrique Santos Discépolo

10 comentarios:

  1. He llegado aquí por casualidad, como suele ocurrir.
    Me ha parecido muy interesante el artículo, incluso he comenzado a completar el test, pero, aunque no es excesivamente complicado, al final no he podido con el inglés. Lástima...

    Saludos desde el campo.

    Manuela

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  2. Hola, llegué aquí de casualidad porque me encanta la psicología. Me encantó tu blog, te felicito!! Muy interesante!!
    Hice el test. Me hice un poco de lío ya que está en inglés, pero me dio de resultado "autosuficiente". Que temo al rechazo y el abandono, que me cuesta abrirme a los demás y que tengo baja ansiedad y alta evitación (si mal no recuerdo)...

    Bueno, felicidades de nuevo por este blog!
    Saludos desde Argentina.

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  3. Hola Alfredo.

    Enhorabuena por el blog. Leerle es como volver a estar en sus clases: las mismas explicaciones claras y sencillas, el mismo humor irónico y los contenidos de la PRECIOSA Psicología Evolutiva!

    Felicidades porque, además de ser un blogero genial, es un magnífico profesor.

    Un saludo.

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  4. Hola Alfredo,

    En primer lugar felicitarte por escribir sobre estos temas de utilidad.

    Aunque indudablemente existe una ciencia -fundada- en lo que expresas con lo que estoy de acuerdo como base teórica de donde partir. Sin embargo pienso que este "constructo " del apego también evoluciona y depende mucho de las posibilidades de relaciones futuras en pareja . Es decir gracias a formar de este microsistema (de forma saludable) podemos llegar a des-apegarnos- de infinidad de aspectos.

    A la larga casi todo es un entrenamiento, si ponemos el símil de una pareja de patinadores dependera del partener también el resultado, de modo que no veo un proceso sólo unidirecional.

    Gracias por hacerme pensar sobre esta temática tan interesante ;)

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  5. Carmenchu, tienes razón en lo que comentas, como apunto en la entrada, las relaciones que vamos teniendo a lo largo de nuestra vida van modificando nuestros modelos de apego, aunque cada vez estos modelos son más estables. También es muy interesanto lo que comentas sobre el "encaje" con el tipo de apego de nuestra pareja. es más fácil que una persona con alta ansiedad en sus relaciones la disminuya, y vaya ganando seguridad y modificando su modelo de apego, si se relaciona con una pareja segura que con una dismissing o autosuficiente. Por lo tanto, cómo combina los tipos de apego es una aspecto muy a tener en cuenta.
    Un saludo y muchas gracias a todos/as.

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  6. este ha de ser de mis blogs favoritos!

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  7. Alfredo: lamento estar en desacuerdo con el enfoque general de la entrada. Es bastante dudoso que las diferencias de expresión emocional (que no es exactamente lo mismo que el mundo interno emocional) provengan de las experiencias de la infancia. Es bastante conocida en Psicología de la Personalidad la declaración de los padres antes de que nacen su primer hijo y después de haber interactuado con su segundo hijo: "en la primera fase son totalmente ambientalistas y en la segunda totalmente genetistas. Naturalmente, ni una ni otra postura se ajustan a los datos. Es indudable que existen numerosas y relevantes diferencias biológicas promedio entre varones y mujeres. Estas diferencias de entrada modulan la interacción con los padres, por lo que el único modo válido de desenredar la madeja es comparar familias estándar con familias adoptivas. Salu2, Roberto---

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  8. Roberto, no dudo en que pueda haber otros tipo de influencias, pero, como se suele decir en estos casos, la evidencia empírica existente sobre la influencia de las relaciones de apego en la infancia y las expresión emocional en las relaciones de pareja es muy abundante. También es más que probable que factores genéticos o temperamentales influyan sobre las relaciones de apego en la infancia, que a su vez lo harán sobre las relaciones de pareja.
    Un saludo cordial

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