Mostrando entradas con la etiqueta diferencias de género. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta diferencias de género. Mostrar todas las entradas

viernes, 30 de septiembre de 2011

Las chicas son guerreras ¿Mayor vulnerabilidad femenina a las adicciones?




Recién regresado del congreso que la Fundación de Ayuda contra la Drogradicción ha celebrado en la Universidad de Deusto, escucho en la radio una noticia que atrae mucho mi atención. Se trata de la ministra Leire Pajín avanzando algunos datos del Estudio Estatal sobre el Uso de Drogas en Estudiantes de Secundaria (ESTUDES), que se publicará en los próximos días. Según este estudio, por primera vez en nuestro país las chicas superan a los chicos en el consumo abusivo de alcohol (ver aquí). La noticia no me sorprende, ya que en un estudio reciente habíamos encontrado una mayor prevalencia entre chicas no sólo de problemas internalizantes o emocionales, sino también de problemas externalizantes o de conducta. Esos datos fueron los que me habían llevado a presentar esa misma mañana en dicho congreso una hipótesis algo arriesgada y políticamente incorrecta en estos tiempos de feminismo de nuevo cuño: la de que las chicas pueden mostrar una mayor vulnerabilidad para el desarrollo de adicciones.

La base para dicha afirmación tiene que ver con los estudios en el campo de las neurociencias que ponen de manifiesto que durante la adolescencia se produce un desequilibrio entre los mecanismos cerebrales que ponen en marcha los impulsos y los que los controlan y regulan. Este desequilibrio se debe a que los cambios hormonales propios de la pubertad provocan una sobreexcitación del sistema mesolímbico de recompensa que hace que las recompensas o su anticipación ejerzan una poderosa atracción sobre chicos y chicas. Y ello ocurre en un momento en que la corteza prefrontal, que regula y pone freno a esos impulsos, se encuentra aún muy inmadura, lo que supondrá que estos jóvenes tendrán muchas más dificultades que los adultos para resistir la poderosa llamada de algunos placeres.

Como ya he apuntado en otro lugar, uno de los factores que acentúan este desequilibrio es la pubertad precoz, ya que en esos adolescentes a los que la pubertad llega con prisas, la sobreexcitación mesolímbica coincidirá con una corteza prefrontal aún muy inmadura como para frenar dicha excitación, puesto que el ritmo madurativo de dicha corteza no está relacionado con el timing puberal, y depende de otros factores.

Si tenemos en cuenta que las chicas llegan a la pubertad uno o dos años antes que sus compañeros de sexo masculino, no resulta aventurado pensar que la asincronía en la maduración de ambos sistemas será más acentuada entre las adolescentes, que se mostrarán más vulnerables para implicarse en algunos comportamientos de riesgo. Salvo que entre ellas se produzca también una maduración más precoz de la corteza prefrontal, algo sobre lo que la evidencia disponible es escasa.

Hasta hace poco tiempo, los estereotipos de género imperantes consideraban algunos comportamientos como impropios de “señoritas” ya que eran cosas de hombres (fumar, emborracharse, mostrar promiscuidad, blasfemar, insultar, etc.).  La influencia de esos patrones culturales podrían haber puesto freno entre el sexo femenino a la implicación en dichas conductas, sin embargo, con la superación de los rancios valores machistas, ha dejado de estar mal visto que ellas también “lo hagan”, y parecen decididas a recuperar el tiempo perdido. Se está produciendo, por lo tanto, un nuevo equilibrio entre los factores culturales, que han cambiado, y los factores biológicos, que podrían situar a las chicas, sobre todo a aquellas que presentan una pubertad precoz, en una situación de extrema vulnerabilidad que les lleve a desarrollar ciertos comportamientos adictivos y de riesgo.

La corteza prefrontal también tiene un papel fundamental en el control y regulación de las emociones, por lo que este acentuado desequilibrio  podría estar muy relacionado con las mayores dificultades que muestran las chicas para regular sus estados de ánimo y con la mayor prevalencia entre ellas de los trastornos emocionales y depresivos. 

martes, 21 de octubre de 2008

El rey destronado: El declive de la superioridad masculina


¡Quien te ha visto y quien te ve! Podríamos decir ante la imagen del varón, el otrora cabeza de familia, inventor, artista, científico o estadista, que hoy se está viendo relegado por la mujer a un lugar secundario. La universidad, la sanidad, la educación, las artes o el derecho, cada vez es mayor el número de campos en los que la presencia femenina comienza a superar a la masculina, y de seguir así pronto los varones nos veremos relegados a profesiones en las que la fuerza de nuestros brazos sea el único requisito. Tendremos que requerir una discriminación positiva a nuestro favor.

Algún lector avispado estará pensando que aún nos quedan las matemáticas, que ahí no hay fémina que nos aventaje. Pues no está tan claro el asunto. Aunque está muy extendida la idea de que los chicos superan a las chicas en esta área del saber, un reciente estudio publicado en Science ha arrojado serias dudas sobre el estereotipo de la superioridad masculina. El estudio dirigido por la profesora Janet Hyde, en 10 estados de EEUU, sobre 7 millones de alumnos de primaria y secundaria no halló diferencias de género claras ya que en algunos estados los chicos obtuvieron puntuaciones más altas mientras que en otros dominaron las chicas.

Algunos escépticos pensarán que es posible que la investigación no encuentre diferencias en las medias de chicos y chicas pero que esas medidas de tendencia central pueden ocultar algunas diferencias, como por ejemplo que sea mayor el porcentaje de chicos que se sitúan en el extremo superior de la distribución. Es decir, en las niñas habría una menor dispersión de puntuaciones, de forma que no encontraríamos alumnas malas pero tampoco alumnas brillantes, mientras que entre los varones hallaríamos chicos con puntuaciones muy bajas (claro es que son unos vagos y no son tan aplicados como ellas), pero también otros con un gran talento matemático. Pues parece que aquí tampoco aparecieron diferencias dignas de mención. El debate no está en absoluto cerrado ya que algunos estudios sí que han hallado un mayor número de varones entre estos alumnos brillantes en matemáticas. De hecho parece que en geometría sí se situarían los chicos por delante de las chicas, pero no en aritmética.


Estos datos son relevantes porque apoyan el papel de la influencia del contexto o de la socialización en la capacidad para las matemáticas, y por extensión para las ciencias. Si las diferencias de género hasta hace poco eran claramente favorables a los hombres, es de suponer que han sido los cambios sociales en los estereotipos de género los que han causado este reequilibrio, por lo que las pretendidas influencias genéticas no serían tan determinantes del desempeño matemático como cabía suponer. De hecho otro estudio reciente (Halpern, 2007) ha encontrado que dicho desempeño obedece a la combinación de una serie de factores biológicos, culturales y educativos, sin que los primeros tengan una mayor peso.

Es muy probable que los estereotipos acerca de la supuesta incompetencia femenina para las matemáticas hayan actuado a modo de profecía que termina cumpliéndose, y que una vez superados como consecuencia del cambio social las chicas puedan afrontar con expectativas de éxito carreras y áreas de conocimiento que hasta ayer eran un terreno vedado. Pero, podríamos preguntarnos ¿no ocurrirá lo mismo con otros campos en los que los varones damos por hecho la superioridad femenina? No serán esos prejuicios los que están lastrando la competencia y el rendimiento masculino en todo lo relacionado con, por ejemplo, la inteligencia emocional y social.
En "La lógica del titiritero" encontraréis una entrada sobre este tema.