¡Qué alocados nos
parecen a veces los adolescentes! Da la impresión de que su conducta estuviera gobernada
por impulsos que no parecen trascender el presente inmediato. Su visión es de corto alcance. Que la miel de
hoy sea hiel mañana no importa pues el mañana no existe. Una pequeña
gratificación placentera en el momento les tira más que una gran recompensa que
se atisbe en el horizonte futuro. Prefieren el pájaro en mano que ciento
volando. Son fieles seguidores del Carpe
Diem.
Y es que los estudios
nos indican que los adolescentes no han desarrollado aún el autocontrol
necesario para resistir las tentaciones, que a esas tiernas edades son muchas,
y demorar las recompensas. Como hemos señalado en entradas anteriores, es la combinación de una corteza cerebral prefrontal
inmadura con un sistema mesolímbico de recompensa hiperexcitable la responsable de esa incapacidad. La naturaleza
les ha dotado de un motor de demasiadas cilindradas para la escasa fortaleza de
sus frenos, y les aboca a una conducción muy temeraria. Por lo tanto, solo
cabría esperar a que con el paso del tiempo su cerebro madurara más pronto que
tarde y, mientras tanto, cruzar los dedos para que la más que probable
implicación en conductas de riesgo no les deparase consecuencias irreversibles.
Y procurar, por todos los medios, limitar su experimentación.
Sin embargo, los
resultados de un reciente estudio de investigadores de la Universidad de
Pensilvania aportan información sobre la posibilidad de que chicos y chicas
puedan aprender a demorar las gratificaciones sin tener que esperar a que con el paso del tiempo su corteza vaya
madurando. Y es que según esta investigación, los adolescentes que puntuaron
más alto en búsqueda de sensaciones presentaron más ganancias a lo largo de la
adolescencia en su capacidad para resistir las tentaciones y demorar las
recompensas.
Si tenemos en cuenta
que la tendencia a buscar sensaciones está muy relacionada con la mayor
implicación en conductas de riesgo, cabe pensar que es esta implicación la responsable
del fortalecimiento del autocontrol. Es como si chicos y chicas necesitasen lamentar
las consecuencias negativas derivadas de las conductas de riesgo para aprender
que lo que hoy es de color rosa mañana puede teñirse de negro. Así, al final de
la adolescencia son precisamente
aquellos jóvenes que buscan más sensaciones fuertes quienes presentan un mayor
autocontrol y una mayor resistencia a las tentaciones.
Estos resultados nos
indican que la experimentación con algunas conductas de riesgo, a pesar del
peligro que conllevan, pueden suponer también una oportunidad para el desarrollo
y el crecimiento personal. Y que sería
importante ofrecer a nuestros adolescentes la posibilidad de que puedan
experimentar de forma controlada. El excesivo celo por controlar y limitar
esa búsqueda de experiencias puede
resultar contraproducente. Un ejemplo de esta paradoja podría ser el cambio que
ha tenido lugar en los patrones de consumo de alcohol en las últimas décadas.
Así, si hace medio siglo chicos y chicas nos iniciábamos precozmente en el
consumo de alcohol, las primeras experiencias tenían lugar en casa, en cantidades moderadas
y bajo la atenta supervisión parental. ¿Quién no recuerda la quina Santa
Catalina para abrir el apetito, el tinto con casera en las comidas, la copita
de ginebra para los dolores de la regla, o la palomita de anís en las mañanas
invernales antes de ir a la escuela? Hoy día nuestros chicos y chicas no tienen
su bautismo de alcohol en familia, que se ha convertido en un espacio libre de
alcohol y de humos, y es frecuente que la primera vez que un adolescente prueba
el alcohol éste sea de alta graduación, y lo haga con los amigos y de forma
abusiva. No han tenido la oportunidad de experimentar controladamente y de desarrollar
estrategias de autocontrol. Las desarrollarán, de eso no tengo la menor duda,
pero probablemente asumiendo mayores riesgos para su salud.
Romer, D., Duckworth, A. L. Sznitman, S. & Park, S. (2010). Can Adolescent learn self-control? Dealy of gratification in the development of control over risk-taking. Prevention Science, 11,3, 319-330.
Romer, D., Duckworth, A. L. Sznitman, S. & Park, S. (2010). Can Adolescent learn self-control? Dealy of gratification in the development of control over risk-taking. Prevention Science, 11,3, 319-330.
Tengo dos en casa, así que esta entrada me ha ayudado bastante, paciencia, aquí en Asturias decimos que son como los figos, unos maduran antes que otros, pero toda la figal termina con maduros frutos
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ResponderEliminarDEBO DECIR, QUE AL TENER 2 HERMANAS EXPERIMENTANDO ESTA ETAPA, RESULTA UN POCO DIFICIL OPINAR, LA VERDAD ES QUE LOS VALORES FAMILIARES HAN DISMINUIDO CADA VEZ MAS, YO NO RECUERDO HABERLE GRITADO A MI MAMA COMO AHORA LO HACEN ELLAS, SALIRME SIN PERMISO, FUMAR, TOMAR E INCLUSO ANDAR CON EL NOVIO A TAN TEMPRANA EDAD.
ResponderEliminarLOS PADRES NECESITAMOS FOMENTAR LA CONFIANZA EN NUESTROS HIJOS, HABLAR CON ELLOS, PERO CLARO, TAMBIEN PONER LIMITES.
ESTOY SEGURA DE QUE NOS EVITARIAMOS MUCHOS PROBLEMAS EN FUTURO.
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