miércoles, 3 de noviembre de 2010

Madre a los 10 años



El reciente embarazo y posterior parto de una niña de 10 años (ver aquí) resulta sorprendente y pone de manifiesto el anticipo de la pubertad que se ha producido en las últimas décadas en la mayoría de países europeos, y que ronda los dos años. Las mejores condiciones de vida, pero también la influencia de ciertos agentes contaminantes sobre el sistema endocrino pueden tener la responsabilidad de este adelanto. Diversos estudios han encontrado relación entre la pubertad muy precoz y el uso de pesticidas en la agricultura intensiva y de hormonas en la alimentación y engorde del ganado. Por otra parte, algunas experiencias infantiles, especialmente las que tienen que ver con el tipo de vínculo emocional establecido con los padres, pueden influir sobre los mecanismos fisiológicos implicados en el inicio de la pubertad. Desde este punto de vista, la pubertad precoz podría estar determinada por situaciones de estrés familiar –depresión, divorcio, reconstitución familiar- más frecuentes en la sociedad occidental actual, que llevarían al establecimiento de vínculos de apego inseguro.

Este inicio más precoz de los cambios puberales tiene su influencia sobre aspectos emocionales y comportamentales. Por una parte, vamos a encontrarnos con niños y niñas que aún muestran una importante inmadurez psicológica y que, sin embargo, presentan una avanzada maduración física, circunstancias que diversos estudios han considerado como un importante factor de riesgo para el ajuste psicológico y conductual del adolescente, especialmente en el caso de las chicas. Por ello, muchos comportamientos que hasta hace poco eran propios de jóvenes y adolescentes están empezando a ser frecuentes en la niñez tardía: inicio de relaciones de pareja, conductas consumistas, uso de tecnologías, etc.

Aunque la mayor implicación en conductas de riesgo puede deberse en parte al hecho de que esos niños y niñas se relacionen con otros de más edad, hoy sabemos que hay algunos mecanismos cerebrales implicados, ya que la toma de decisiones depende en gran medida del equilibrio entre dos sistemas o circuitos cerebrales: el mesolímbico de recompensa, que nos lleva a la búsqueda de experiencias placenteras, y el prefrontal, que nos ayuda a planificar nuestras acciones, calcular los riesgos e inhibir los comportamientos considerados inapropiados. Como ya hemos explicado aquí, la pubertad precoz favorece el desequilibrio entre estos sistemas cerebrales situando al chico o chica adolescente en una situación de mayor vulnerabilidad que le llevará a una conducta más impulsiva e irreflexiva.

Por lo tanto, el caso de esta joven madre nos alerta sobre algunos de los riesgos que estas pubertades precoces pueden traer asociados, y hace ahora más necesario que nunca que se lleven a cabo políticas preventivas dirigidas no sólo hacia adolescentes, sino hacia niños y niñas prepúberes. Este prevención debe incluir una verdadera educación sexual, que no puede seguir siendo una asignatura pendiente en la mayoría de centros educativos españoles.

2 comentarios:

  1. Hola nos gusta mucho esta publicacion y es una noticia muy sonada estos dias, estamos estudiando psicologia en bachiller y hemos hecho un blog, nos gustaria que os pasareis y comentarais las publicaciones y dierais vuestras opiniones:)
    http://paulovdarwina.blogspot.com/
    gracias.

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  2. Alfredo nos tocó recepcionar el caso en mi Servicio y no saliamos de nuestro asombro. Después de una primera valoración nuestra decisión fue apostar por este núcleo familiar, y remitir al Equipo de familia de zona. A ver que tal...

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