¿Existe un calendario social que nos marque las edades más adecuadas para llevar a cabo determinadas transiciones evolutivas, como empezar a trabajar o tener hijos? Bernice L. Neugarten pensaba que sí, y acuñó el término “reloj social” para referirse a esa especie de agenda o cronograma que indica los momentos en los que suelen llevarse a cabo esas transiciones en una sociedad concreta. Para Neugarten, cuando esas transiciones se llevan a cabo de acuerdo con ese calendario generan menos estrés que cuando se anticipan o se retrasan. Por ejemplo, una maternidad durante la adolescencia resulta bastante más complicada que si tiene lugar a los 30 años, y enviudar a los 30 tiene un impacto emocional mucho mayor que a los 80 años.
Ese reloj o calendario social no es inmutable y cambia con la evolución de la sociedad. El ejemplo más claro es el retraso que se ha producido en nuestro país, y en los de nuestro entorno, en la edad con la que nos casamos o tenemos hijos. Así, ahora es frecuente encontrar en una reunión de padres de alumnos de educación infantil, a padres y madres que superan ampliamente los 40 años, algo que era impensable hace algunas décadas.
Aunque de acuerdo con la propuesta de Neugarten, debido a ese retraso en el reloj social, la maternidad o paternidad tardía sería menos estresante en el momento actual, podríamos preguntarnos por las consecuencias que esa demora puede tener para el desarrollo de sus hijos.
Un estudio llevado a cabo en la Universidad de Queensland (Australia) por el profesor John McGrath ha analizado la relación existente entre las edades de padres y madres en le momento del nacimiento y la competencia intelectual de sus hijos. El estudio se basó en un nuevo análisis de una base de datos procedente del Collaborative Perinatal Project, que incluía a 33.437 niños nacidos en EEUU entre 1959 y 1965 , y que habían sido evaluados con diversas medidas de desarrollo intelectual a los 8 meses, los 4 y los 7 años de edad.
Los resultados del estudio, destacaron el papel favorecedor de variables sociodemográficas como el nivel educativo y socio-económico de los padres, lo que resulta poco novedoso. Sin embargo, lo más llamativo fue la relación que apareció entre la edad del padre o de la madre y el rendimiento cognitivo de sus hijos. En el caso de las madres se encontró que las madres de más edad tenían hijos que mostraban un mejor desempeño en la resolución de las tareas propuestas. Sin embargo, cuando se trataba de los padres, la correlación era negativa, es decir, los hijos de padres de más edad resolvían peor las pruebas de los tests de inteligencia.
Ese reloj o calendario social no es inmutable y cambia con la evolución de la sociedad. El ejemplo más claro es el retraso que se ha producido en nuestro país, y en los de nuestro entorno, en la edad con la que nos casamos o tenemos hijos. Así, ahora es frecuente encontrar en una reunión de padres de alumnos de educación infantil, a padres y madres que superan ampliamente los 40 años, algo que era impensable hace algunas décadas.
Aunque de acuerdo con la propuesta de Neugarten, debido a ese retraso en el reloj social, la maternidad o paternidad tardía sería menos estresante en el momento actual, podríamos preguntarnos por las consecuencias que esa demora puede tener para el desarrollo de sus hijos.
Un estudio llevado a cabo en la Universidad de Queensland (Australia) por el profesor John McGrath ha analizado la relación existente entre las edades de padres y madres en le momento del nacimiento y la competencia intelectual de sus hijos. El estudio se basó en un nuevo análisis de una base de datos procedente del Collaborative Perinatal Project, que incluía a 33.437 niños nacidos en EEUU entre 1959 y 1965 , y que habían sido evaluados con diversas medidas de desarrollo intelectual a los 8 meses, los 4 y los 7 años de edad.
Los resultados del estudio, destacaron el papel favorecedor de variables sociodemográficas como el nivel educativo y socio-económico de los padres, lo que resulta poco novedoso. Sin embargo, lo más llamativo fue la relación que apareció entre la edad del padre o de la madre y el rendimiento cognitivo de sus hijos. En el caso de las madres se encontró que las madres de más edad tenían hijos que mostraban un mejor desempeño en la resolución de las tareas propuestas. Sin embargo, cuando se trataba de los padres, la correlación era negativa, es decir, los hijos de padres de más edad resolvían peor las pruebas de los tests de inteligencia.
La interpretación de estos datos no resulta sencilla, aunque bien podríamos argumentar que las madres de más edad proporcionan a sus hijos un ambiente más estimulante como consecuencia de su mayor madurez, experiencia y recursos. ¿Pero, por qué no ocurre lo mismo en el caso de los padres?
Bien puede ocurrir que los hijos se beneficien menos de la madurez paterna que de la materna porque, en términos generales, los padres se implican e interactúan menos con sus hijos –hay que tener en cuenta que se trataba de niños nacidos entre 1959 y 1965, cuando el reparto de roles entre hombre y mujer era diferente al actual. No obstante, ello no justificaría la correlación negativa entre edad paterna e inteligencia infantil que, como afirman los autores del estudio, bien podría deberse a factores genéticos: a diferencia del óvulo de la mujer, que se forma cuando ella misma está en el vientre materno, los espermatozoides se acumulan a lo largo de la vida del hombre, lo que puede incrementar la incidencia de mutaciones en el esperma de hombres de más edad. Aunque, es probable que se trate de una interacción de factores genéticos y ambientales que convendría estudiar con más profundidad, sobre todo porque de estos datos se deduce que la tendencia a una paternidad demorada que se observa en nuestra sociedad puede suponer un factor de riesgo para el desarrollo cognitivo infantil.
Cannon M (2009) Contrasting Effects of Maternal and Paternal Age on Offspring Intelligence. PLoS Medicine 6(3)
Sukanta Saha, Adrian G. Barnett, Claire Foldi, Thomas H. Burne, Darryl W. Eyles, Stephen L. Buka & John J.. McGrant. (2009). Advanced Paternal Age Is Associated with Impaired Neurocognitive Outcomes during Infancy and Childhood . PLOS Medicine, 6 (3).
Aloha Alfredo:
ResponderEliminarLindo Artículo.
Si bien no deja de ser interesante el tema que propones, es cuestionabe pues como ya lo has mencionado se encuentra sujeto a factores sociodemográficos, económicos e incluso intrínsecos como la genética. Existen estudios que correlacionan la tardía paternidad con un significativo número de abortos, deformidades del neonato, cáncer,discapacidades del aprendizaje asociado a un deficit en el área cognitiva y CI, autismo y psicosis en la descendencia, manteniendo, claro está, el márgen de relatividad. En el Perú, por ejemplo, es posible observar con claridad que, de acuerdo a la región y dada la característica multicultural de nuestro territorio, sobresale la paternidad temprana en la Costa asi como temprana tambien la edad en que toman la desición de frene de embarazos por las mujeres. En la Sierra sin embargo, no es raro encontrar mujeres que a los 13 años, no sólo han olvidado la época del juego y recreación, sino que se hacen cargo de su casa, esposo y en algunos casos, de sus más de 2 hijos, asimismo, he podido obervar que éstos padres evidentemente alcanzan la longevidad y continuan procreando, por ello, no es raro encontrar en el mismo hogar un niño de 3 años que tiene por hermano a uno de 35. Lo que resulta curiso es el hecho, que en la Sierra, son absurdos los porcentajes de abortos naturales o de niños nacidos con problemas de anomalia física, por el contrario son nuestros hermanos de la Región Sierra quienes desarrollan un potencial y capacidad física que muchos de la costa quisieramos poder alcanzar. Sin embargo los valores porcentuales que denota la Región Costa acerca de problemas de desarrollo Psicomotor o Biológico del recien nacido son mayores y considerables, ello podria responder a la diversidad atmósferica y la exposición oceánica a compuestos quimicos y a una suerte de hecatombe sistémica que hay en las ciudades. Los jóvenes tenemos la esperanza de ver un cielo azul limpio y no uno lleno de cables y conexiones.
interesante estudio, pero más allá de esto me parece de cajón que los hijos hay que tratar de tenerlos jóvenes, porque requieren dormir poco, tirarte mucho por los suelos a jugar con ellos, seguirles su ritmo agotador semana tras semana... otra cosa interesante será ver qué pasa con estos experimentos de guardar los óvulos de la mujer joven y reimplantárselos unos años más tarde, cuando su situación personal sea idónea, porque muchas se encuentran que esperan y esperan y cuando quieren ponerse a tener hijos sus óvulos ya no sirven, ésa será una gran revolución
ResponderEliminarMily, muy interesante lo que comentas sobre las diferencias entre la zona costera y la de la Sierra. Sin duda los factores ambientales ejercen una influencia sobre el desarrollo que por el momento desconocemos.
ResponderEliminarManuela, aunque tiene mucho sentido común lo que comentas (a los niños hay que tenerlos jóvenes porque la crianza exige energía y vitalidad), resulta curioso que en el caso de las mujeres la correlación entre edad materna y desarrollo cognitivo del menor es positivo, al contrario de lo que ocurre con la edad paterna.
Saludos
es que los hombres como no maduran mentalmente, pues su aportación es más bien física! es bromaaaa! tienes razón... a mí ya me va bien, justo soy madre cerca de los 40 y mi marido es un poquito más joven...
ResponderEliminarNice post and this post helped me alot in my college assignement. Thank you seeking your information.
ResponderEliminar