martes, 29 de noviembre de 2011

Empatía y ajuste psicológico





La empatía es la capacidad de comprender y responder a los sentimientos y estados emocionales de otras personas. Es una especie de wi-fi emocional que nos conecta y nos  permite compartir la experiencia emocional de los demás y entenderlos mejor. Se trata, por lo tanto, de una competencia básica para las relaciones interpersonales, y su déficit aparece asociado a algunos comportamientos problemáticos y antisociales y a un pobre desarrollo moral. No debe extrañarnos que se haya convertido en un objetivo importante de la educación emocional, que debe promoverse en la escuela y en la familia para garantizar un desarrollo más saludable.

Sin embargo, en algunos estudios reciente la empatía aparece asociada a síntomas depresivos, lo que puede suscitar algunas dudas acerca de si su promoción resulta conveniente, ya que si bien su déficit se asocia a los problemas antisociales, un exceso podría generar problemas emocionales.

La respuesta a este dilema puede venir de la mano de la diferenciación entre dos tipos de empatía, la afectiva y la cognitiva. Así, si la primera se refiere a la capacidad para experimentar reacciones emocionales ante las experiencias observadas en los demás, la segunda tiene que ver con la adopción de las perspectivas o puntos de vista de otras personas y la compresión de su situación y sus sentimientos.

Aunque ambos tipos de empatía están relacionados siguen ritmos madurativos distintos con un desarrollo más precoz de la empatía afectiva, que depende de circuitos cerebrales subcorticales que maduran pronto, frente a un desarrollo más tardío de la empatía cognitiva, probablemente como consecuencia de su dependencia de sistemas cerebrales de maduración más lenta, y que incluyen a la corteza prefrontal.

Esta empatía de carácter cognitivo estaría más cerca de otras competencias cognitivo-emocionales, como la capacidad para comprender y controlar las emociones propias, o la teoría de la mente cognitiva, que supone la inferencia de los pensamientos, creencias e intenciones de los demás.

Pues bien, los datos de un estudio reciente, que hemos llevado a cabo en el Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla, indican que si la empatía afectiva se asocia a problemas emocionales y baja autoestima, la cognitiva -que apareció relacionada con la capacidad para comprender y regular emociones- lo hizo con una mayor autoestima y satisfacción vital. Estas diferencias pueden justificarse porque mientras que la empatía afectiva supone una excesiva sensibilidad ante las emociones ajenas, que puede dejar al sujeto en una situación de vulnerabilidad, la cognitiva requiere de un autocontrol que permite al sujeto distanciarse de dichas emociones ajenas y manejarlas de forma más eficaz, sin que le creen malestar psicológico.

Estos datos ofrecen mucho interés, ya que parecen indicar que la promoción exclusiva de la empatía afectiva puede acarrear más problemas que ventajas, y que lo que resulta más apropiado es una educación emocional de carácter más global, y que incluya el trabajo en competencias como la compresión de las emociones propias y ajenas, la autorregulación emocional y el control de los estados de ánimos. Así, estaremos favoreciendo el desarrollo y el ajuste psicológico de chicos y chicas adolescentes.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Activos para la salud y el desarrollo comunitario





Los enfoques o modelos centrados en el análisis de los déficits o necesidades de una población han desempeñado un papel fundamental para el diseño de los programas de intervención dirigidos a la prevención de problemas y el desarrollo comunitario, especialmente en zonas desfavorecidas. El modelo del déficit  se  basa en la identificación de los problemas y necesidades de la población y las familias, y en la creación y oferta de los recursos profesionales que permitan la superación de dichos problemas.  Las estrategias surgidas de este modelo perseguían determinar cuáles eran los factores de riesgo asociados con diversos problemas para después intervenir sobre ellos y así reducir su incidencia y prevalencia.Aunque este modelo ha conseguido buenos resultados y sigue siendo necesario, también ha tenido algunos efectos indeseables como  la excesiva dependencia de la población de los recursos puestos a su disposición por la Administración para satisfacer sus necesidades y solucionar sus problemas, lo que supone un desempoderamiento de la ciudadanía. También ha contribuido al mantenimiento de las desigualdades y a una visión del desarrollo comunitario centrado en la ausencia de problemas o de la salud limitada a la ausencia de enfermedades. 

La insatisfacción con los resultados obtenidos por los modelos preventivos tradicionales ha llevado a lo largo de la última década al surgimiento de nuevos enfoques, como el modelo de los activos comunitarios, que trata de completar las propuestas procedentes del modelo del déficit con otras que destacan la capacidad de individuos y comunidades para desarrollarse saludablemente, lo que supone una menor dependencia de los servicios asistenciales.Si el modelo del déficit parte de una concepción negativa y pesimista de la realidad y destaca las carencias de la población, el modelo de activos pone el énfasis en los recursos ya existentes, y valora la capacidad, las habilidades, conocimientos y conexiones ya disponibles en una comunidad,  por lo que podría decirse que consideran que el vaso está medio lleno más que medio vacío.

Un activo para la salud o el desarrollo es todo recurso que aumenta la capacidad de los individuos, familias y comunidades para mantener la salud y el bienestar. Estos activos pueden operar a nivel de individuo, familia y comunidad como factores promotores o protectores contra los estresores vitales. Así algunos ejemplos de activos podrían ser:

- Las habilidades prácticas, capacidades y conocimientos de los residentes en una comunidad.
- Personas concretas que disponen de ciertos recursos o competencias personales que pueden resultar útiles a muchos padres y madres o a la comunidad general, como un líder religioso, un monitor deportivo, el orientador de un instituto o una madre de una AMPA.
- Las redes sociales existentes en la comunidades, que se suelen denominar capital social, y que incluye las relaciones vecinales, de amistad o basadas en asociaciones.
- Muy relacionado con lo anterior, hay que destacar la importancia de la cohesión comunitaria, la solidaridad intergeneracional, la tolerancia religiosa y cultural y la armonía social.
- Los recursos públicos y privados  que están disponibles para apoyar a familias, infancia y comunidad. Es decir, todos aquellos servicios en los ámbitos de la salud, la educación, la cultura o los servicios sociales.
- Aquellos recursos económicos que crean puestos de trabajo y apoyan la economía local, proporcionando a las familias la posibilidad de llevar una forma de vida que favorezca el ejercicio de un estilo de vida saludable.
- Los espacios físicos, tanto naturales como artificiales, existentes en la localidad o en sus alrededores que permiten a la población relacionarse, hacer ejercicio y disfrutar de su ocio, como un bosque, un parque, el mercado o una playa.

Un instrumento de mucha utilidad usado en este enfoque es el denominado mapa de activos. Un mapa es un recurso muy útil que ayuda a destacar los activos disponibles en una comunidad, y permite ubicarlos físicamente y mostrar las relaciones entre ellos. Así, facilita la detección de posibles concentraciones de activos o programas en una determinada área, posibles solapamientos y carencias que podrían haber pasado desapercibidas. 

martes, 18 de octubre de 2011

Cerebro adolescente y relaciones con los iguales




En este blog me he referido en varias ocasiones al desarrollo cerebral durante la adolescencia, y a cómo la inmadurez de la corteza prefrontal, unida a la hiperexcitación del sistema cerebral de recompensa, lleva a chicos y chicas a implicarse en muchos comportamientos de riesgo. Las razones de esa excitación extrema están relacionadas con los cambios hormonales puberales y la mayor sensibilidad cerebral a la dopamina, un neurotransmisor responsable de las sensaciones placenteras, que hace que las recompensas tengan un enorme poder de atracción para chicos y chicas. Esta sensibilidad contribuye a explicar lo rápido que aprenden los jóvenes y su gran receptividad a la recompensa, pero también sus reacciones emocionales extremas ante la derrota y el fracaso.

 Pues bien, resulta que el cerebro adolescente también muestra una gran sensibilidad ante la oxitocina, otra hormona y neurotransmisor que es responsable de la formación de vínculos y que hace que las relaciones sociales sean más gratificantes. Es bien conocida la preferencia que los adolescentes tienen por mantener relaciones con sus coetáneos, lo que resulta más novedoso es el papel que la sensibilidad a la oxitocina desempeña en esta atracción.  Chicos y chicas disfrutan a lo grande cuando están con sus amigos y amigas, y prefieren estas relaciones  a otras con sujetos de diferente edad. De alguna manera, está pasión por los compañeros de la misma edad es la expresión en el ámbito social de la atracción que los jóvenes sienten por la novedad, puesto que sus coetáneos les resultan más novedosos que el conocido ambiente familiar.

Durante estos años se vivirán con gran dolor las situaciones de aislamiento o rechazo por parte del grupo. De hecho, algunos estudios con resonancias magnéticas han revelado que la respuesta del cerebro ante la exclusión del grupo de iguales es similar a la que se observa en situaciones de amenaza o de falta de alimento. Ello explica el tremendo sufrimiento que experimenta un chico que ha sido traicionado por sus amigos o que no ha sido invitado a una fiesta.  En una entrada anterior me he referido a los resultados de un estudio en el que hemos encontrado que la baja vinculación con el grupo de iguales es uno de los factores relacionados con los trastornos emocionales en chicos y chicas adolescentes.

Finalmente, hay que resaltar un último detalle que no está exento de importancia: se trata de las estrechas relaciones existentes entre el sistema cerebral de placer-recompensa y el socio-emocional. Ello justifica que se produzca una sinergia entre ambos sistemas, sobrexcitables e hipersensibilizados durante la adolescencia, y que chicos y chicas muestren un comportamiento especialmente arriesgado cuando están con  el grupo. Resulta evidente que hacen muchas más tonterias y arriesgan bastante más si están con sus amigos que si están solos.   

A primera vista podría parecer que esta enorme atracción que los jóvenes sienten hacia la novedad, las emociones fuertes y la relación con los iguales responde a un diseño defectuoso que les coloca en una situación de mucho riesgo. Sin embargo, cuando miramos las cosas con más detenimiento vemos que estas características que definen nuestra adolescencia nos hace más adaptativos como individuos y como especie, ya que nos impulsan a asumir algunas experiencias enriquecedoras, y a conocer gente para ampliar nuestro grupo de conocidos, lo que incide positivamente sobre nuestra salud y satisfacción. Sin olvidar que nuestra existencia va a transcurrir durante la adultez entre individuos de nuestra misma edad, por lo que en el grupo iremos adquiriendo competencias que nos serán más útiles que las aprendidas en el contexto familiar.



viernes, 7 de octubre de 2011

Nuevas familias y bienestar infantil




Hace ya cerca de tres años que en este mismo blog (ver aquí) hice referencia a las dificultades que teníamos para publicar un estudio sobre las nuevas estructuras familiares que las universidades de Sevilla y El País Vasco, con la financiación de la Fundación BBVA, habíamos llevado a cabo. Pues bien, por fin, y tras muchas dificultades, la publicación ha visto la luz gracias a los servicios de publicaciones de ambas universidades.
Como ya he tenido ocasión de comentar, se trata de un estudio centrado en el análisis de las características de seis tipos de familias (tradicionales, monoparentales, reconstituidas, homoparentales, de embarazo múltiple y adoptivas) como contextos para el desarrollo y el bienestar infantil. La investigación aporta una información muy interesante sobre las fortalezas y debilidades de cada tipo de familia que puede resultar de interés para la intervención familiar.

Una de las conclusiones más destacadas del estudio es que, contrariamente a lo que algunos piensan, las familias homoparentales representan contextos tan o más favorables para el desarrollo infantil que las familias tradicionales. De nuestros resultados no puede extraerse ningún dato que indique que estas familias puedan suponer algún tipo de riesgo para el bienestar de los niños y niñas que se crían en ellas. Muy al contrario, estos menores muestran unas excelentes indicadores de ajuste psicológico, lo que viene a coincidir con la cada vez mayor evidencia empírica disponible que sugiere que las dudas sobre la idoneidad de los matrimonios y parejas de gays y lesbianas para la crianza de sus hijos e hijas obedecen sólo a prejuicios muy asentados.

Otro dato interesante es el referido a las dificultades que pueden atravesar algunas familias reconstituidas, formadas por parejas que deciden unirse con sus respectivos hijos provenientes de relaciones previas.   Y es que formar una nueva familia no es una tarea fácil, y exige un enorme esfuerzo y un claro compromiso por parte de la nueva pareja. Tendrán que fortalecer su vínculo marital a la vez que renegocian las relaciones con el padre no custodio; establecer relaciones con la familia extensa; construir una nueva historia familiar sobre la previa; y, lo más complicado, iniciar unas nuevas relaciones entre el nuevo padre o madre y el menor. Aunque muchas familias consiguen superar con éxito todas esas pruebas de fuego,
Requiere un claro compromiso por parte de la nueva pareja. Y también un buen conocimiento sobre la etapa que van a afrontar y sobre cómo superar los retos que les esperan.

Aquí podéis encontrar la publicación 

viernes, 30 de septiembre de 2011

Las chicas son guerreras ¿Mayor vulnerabilidad femenina a las adicciones?




Recién regresado del congreso que la Fundación de Ayuda contra la Drogradicción ha celebrado en la Universidad de Deusto, escucho en la radio una noticia que atrae mucho mi atención. Se trata de la ministra Leire Pajín avanzando algunos datos del Estudio Estatal sobre el Uso de Drogas en Estudiantes de Secundaria (ESTUDES), que se publicará en los próximos días. Según este estudio, por primera vez en nuestro país las chicas superan a los chicos en el consumo abusivo de alcohol (ver aquí). La noticia no me sorprende, ya que en un estudio reciente habíamos encontrado una mayor prevalencia entre chicas no sólo de problemas internalizantes o emocionales, sino también de problemas externalizantes o de conducta. Esos datos fueron los que me habían llevado a presentar esa misma mañana en dicho congreso una hipótesis algo arriesgada y políticamente incorrecta en estos tiempos de feminismo de nuevo cuño: la de que las chicas pueden mostrar una mayor vulnerabilidad para el desarrollo de adicciones.

La base para dicha afirmación tiene que ver con los estudios en el campo de las neurociencias que ponen de manifiesto que durante la adolescencia se produce un desequilibrio entre los mecanismos cerebrales que ponen en marcha los impulsos y los que los controlan y regulan. Este desequilibrio se debe a que los cambios hormonales propios de la pubertad provocan una sobreexcitación del sistema mesolímbico de recompensa que hace que las recompensas o su anticipación ejerzan una poderosa atracción sobre chicos y chicas. Y ello ocurre en un momento en que la corteza prefrontal, que regula y pone freno a esos impulsos, se encuentra aún muy inmadura, lo que supondrá que estos jóvenes tendrán muchas más dificultades que los adultos para resistir la poderosa llamada de algunos placeres.

Como ya he apuntado en otro lugar, uno de los factores que acentúan este desequilibrio es la pubertad precoz, ya que en esos adolescentes a los que la pubertad llega con prisas, la sobreexcitación mesolímbica coincidirá con una corteza prefrontal aún muy inmadura como para frenar dicha excitación, puesto que el ritmo madurativo de dicha corteza no está relacionado con el timing puberal, y depende de otros factores.

Si tenemos en cuenta que las chicas llegan a la pubertad uno o dos años antes que sus compañeros de sexo masculino, no resulta aventurado pensar que la asincronía en la maduración de ambos sistemas será más acentuada entre las adolescentes, que se mostrarán más vulnerables para implicarse en algunos comportamientos de riesgo. Salvo que entre ellas se produzca también una maduración más precoz de la corteza prefrontal, algo sobre lo que la evidencia disponible es escasa.

Hasta hace poco tiempo, los estereotipos de género imperantes consideraban algunos comportamientos como impropios de “señoritas” ya que eran cosas de hombres (fumar, emborracharse, mostrar promiscuidad, blasfemar, insultar, etc.).  La influencia de esos patrones culturales podrían haber puesto freno entre el sexo femenino a la implicación en dichas conductas, sin embargo, con la superación de los rancios valores machistas, ha dejado de estar mal visto que ellas también “lo hagan”, y parecen decididas a recuperar el tiempo perdido. Se está produciendo, por lo tanto, un nuevo equilibrio entre los factores culturales, que han cambiado, y los factores biológicos, que podrían situar a las chicas, sobre todo a aquellas que presentan una pubertad precoz, en una situación de extrema vulnerabilidad que les lleve a desarrollar ciertos comportamientos adictivos y de riesgo.

La corteza prefrontal también tiene un papel fundamental en el control y regulación de las emociones, por lo que este acentuado desequilibrio  podría estar muy relacionado con las mayores dificultades que muestran las chicas para regular sus estados de ánimo y con la mayor prevalencia entre ellas de los trastornos emocionales y depresivos. 

martes, 6 de septiembre de 2011

Un fantasma recorre el mundo: el fantasma del neo-liberalismo




Varias semanas de viaje itinerante por Chile me han permitido apreciar la tremenda belleza de ese territorio alargado, que hunde sus raíces en los hielos de la Antártida y despliega sus desiertos por encima del Trópico de Capricornio. Pero al viajero atento no le pueden pasar desapercibidas algunas de las contradicciones de ese país, como las enormes bolsas de pobreza extrema que persisten en un entorno de grandes riquezas naturales. Así, junto a los centros comerciales más exclusivos que abundan en las grandes ciudades, o en las lujosas zonas residenciales de Viña del Mar, se ven numerosos "ciudadanos" excluidos por el sistema, que solos o en grupos pequeños deambulan con sus escasas pertenencias en busca de refugio en parques, portales  o bajo los aleros de la opulencia. Esa es la otra cara del "milagro chileno", una sociedad clasista, nada igualitaria y enormemente injusta con los más débiles.

Mientras que en España los jóvenes indignados del 15-M tratan de oponerse a los recortes del Estado de Bienestar que con la crisis se tratan de justificar, en Chile los estudiantes llevan tres meses de protestas, con paros ininterrumpidos y generalizados, tomas de centros educativos y manifestaciones callejeras. No obstante, en el caso chileno no se lucha contra una nueva amenaza, sino contra la realidad de un sistema educativo enormemente clasista que parece diseñado ad hoc para mantener y ensanchar las diferencias de clase entre pobres y ricos. Y es que se trata de un sistema privatizado en la que los recursos económicos familiares determinan claramente la calidad de la educación recibida. Recientemente UNICEF ha destacado al modelo educativo chileno como uno de más clasistas y excluyentes del mundo (ver aquí).  Pero la educación no es una excepción, ya que la privatización se extiende a la práctica totalidad de los servicios públicos, siendo Chile uno los países con una economía de mercado de corte más neo-liberal. Aunque ya han pasado cerca de 40 años desde el salvaje golpe militar de Pinochet y la democracia está bien asentada, aún perduran las secuelas de el sistema neoliberal implantado por el dictador y por sus "Chicago Boys" siguiendo las directrices de Milton Friedman. Como Naomi Klein ha expuesto en "La doctrina del Shock" (ver aquí), el golpe de estado con sus torturas y desapariciones fue necesario para implantar un sistema que de otra manera hubiera chocado con un gran rechazo popular, y que supuso en la década siguiente el derrumbe de la economía chilena ( el desempleo alcanzó tasas del 30%, diez veces más alta que con Allende y la inflación llevó a tales límites que aproximadamente el 74% de los ingresos de una familia media se destinaban a comprar pan) y la pérdida de muchos derechos laborales que se habían ido afianzando en los años previos de gobiernos democráticos.

En España no ha sido necesario un golpe de estado para generar el estado de shock que anule por completo la oposición popular al recorte del Estado del Bienestar, pues la crisis económica se ha encargado de hacer el trabajo sucio, y estamos asistiendo atónitos e impasibles a decisiones políticas que hace sólo un lustro hubiesen sido impensables incluso tomadas por un gobierno de derechas.  Klein lo describe claramente: se trata de crear el pánico para aplicar terapias neoliberales sin ninguna oposición.

La pregunta es si será suficiente para ahogar el rechazo de la ciudadanía a los recortes de derechos y prestaciones que no han hecho más que comenzar, y si, como algunos auguran, estamos  ante el fin del Estado del Bienestar. Esperemos que no, y que el próximo otoño se reactiven las protestas populares que en mayo no hicieron sino comenzar. Es mucho lo que está en juego, y aunque unos pocos tienen mucho que ganar -y de hecho ya están ganando-, la mayoría tenemos mucho que perder. 


martes, 28 de junio de 2011

Crisis y pobreza y desprotección infantil


Leo en la prensa que el informe del Defensor del Pueblo Andaluz alerta sobre el aumento de la pobreza infantil como consecuencia de la crisis económica. Según sus datos, en Andalucía un 19.3% de los 1.6 millones de menores se halla en situación de pobreza, y un 35% se encuentra en claro riesgo de llegar a esta situación. Esto quiere decir que un porcentaje altísimo de padres y madres tienen verdaderas dificultades para poder atender las necesidades de sus hijos e hijas. Algo terrible, y sin duda una de las consecuencias más preocupantes y dramáticas de la crisis económica.

Y es que la crisis no golpea por igual a todos los sectores, mientras muchas familias viven en la penuria, quienes han provocado la crisis se benefician de ella. Así, el dueño de la inmobiliaria Fadesa ingresó en su cuenta personal 139 millones de euros de la empresa antes de declarar suspensión de pagos. Durante 2008, Ana Patricia Botín obtuvo un aumento del 18% en sus emonumentos, que unido a lo que el banco Banesto que presidía aportó a su plan de pensiones, elevó su salario a los ¡21,7 millones! Los demás miembros del Consejo de Administración percibieron durante 2008 un 37% más que el año anterior. Estos son algunos de los ejemplos apuntados por Pascual Serrano1 sobre cómo viven la crisis los directivos de grandes empresas y bancos, que muestran a las claras como mientras todos pagamos el rescate de la banca ellos no tienen el menor pudor de seguir enriqueciéndose a nuestra costa.

Como contrapartida, algunos sectores han sido golpeados con más fuerza. Durante mucho tiempo hemos vivido en una burbuja inmobilaria que situó el precio de la vivienda a unos niveles sobredimensionados y que hizo que muchas familias se endeudaran para adquirirla. Fueron las familias que asumieron deudas muy elevadas respecto a su renta disponible y quienes adquirieron su vivienda en los años previos a la crisis quienes se han visto más afectados por el colapso del mercado inmobiliario, lo que ha hecho que la deuda contraída para adquirir su vivienda sea muy superior a su precio actual. Se trata fundamentalmente de parejas jóvenes con hijos pequeños, y muchos de ellos de origen extranjero. Precisamente un sector que ha sido fuertemente afectado por el paro, ya que las tasas de desempleo no de distribuyen de forma equitativa.

Pero no han sido las familias las únicas perjudicadas por la crisis, ya que comunidades autónomas y ayuntamientos también se endeudaron durante años invirtiendo en equipamientos de nuevos desarrollos urbanos que pensaban amortizar y financiar mediante las plusvalías inmobilarias ( Impuestos de Bienes Inmuebles, licencias de obras y venta de suelo público). Como consecuencia de esa arriesgada apuesta, la crisis ha dejado las arcas de las administraciones locales en una clara bancarrota, atrapadas entre la deuda contraída y los recursos menguantes. Este hecho tiene una particular relevancia, si tenemos en cuenta que en nuestro país la mayor parte de las políticas sociales son competencia de ayuntamientos y comunidades autónomas. La disminución de recursos ha supuesto una merma considerable en el gasto en políticas dirigidas a educación, salud, familia e infancia. Políticas de redistribución que beneficiarían precisamente a los sectores sociales más necesitados, y de forma muy directa a los menores de edad2, ya que, como comenté líneas atrás, las parejas jóvenes con niños pequeños son los grandes perjudicados por la crisis..

Pues nada, que el gobierno siga haciéndole el trabajo sucio a los bancos centrales y a los grandes organismos financieros internacionales que así hipotecará el futuro de varias generaciones. No van a dejar tarea alguna para el PP.


1. Pascual Serrano. Prólogo a Juan Torres, “La crisis de las hipotecas basuras, o ¿por qué se cayó todo y no se ha hundido nada? Madrid, 2010: ATTAC.

2. Observatorio Metropolitano (2011). La crisis que viene. Algunas notas para afrontar esta década. Madrid: Traficantes de sueño.

martes, 21 de junio de 2011

Apego en la infancia y depresión adulta



Que el establecimiento de un buen vínculo entre el bebé y sus cuidadores es una circunstancia capaz de predecir muchas cosas buenas en la adultez es algo bien conocido. De ahí que los psicólogos evolutivos insistamos tanto en la importancia de que padres y madres se muestren atentos y responsivos a las necesidades de sus hijos, ya que esa es la mejor fórmula para establecer un vínculo de apego seguro. Pero cada vez disponemos de más datos acerca de los procesos que intervienen en esta relación causal entre las experiencias infantiles y el ajuste psicológico en la adultez. Y la mayoría de los estudios indican que casi siempre se encuentran implicados algunos cambios cerebrales.

Un buen ejemplo sería la relación hallada entre la inseguridad en el vínculo de apego establecido en la infancia y la tendencia a padecer trastornos depresivos en la adultez. En este caso, la responsabilidad de la relación causal la asumiría el sistema límbico- hipotálamo-hipófiso-adrenal (L-HPA) que se activa  ante situaciones novedosas y estresantes aumentando la producción de cortisol. Se trata de una respuesta adaptativa ya que las concentraciones elevadas de cortisol favorecen, entre otras cosas, el procesamiento cognitivo de las emociones. Sin embargo, en situaciones de estrés crónico la producción de cantidades excesivas de cortisol no resultaría tan positiva, ya que podrían dañar algunas estructuras cerebrales, y generar una respuesta excesiva ante situaciones poco estresantes, de tal forma que el sujeto se encontraría permanentemente en una situación de alerta que agotaría sus recursos de afrontamiento.

Pues bien, los estudios realizados con animales, y algunos más recientes con bebés, han revelado que los problemas en el establecimiento del vínculo de apego provocados por separaciones prolongadas o falta de cuidados parentales alteran la respuesta ante el estrés del sistema L-HPA. Así, aquellos bebés expuestos en la infancia a estas situaciones adversas y que desarrollaron apegos inseguros, reaccionaron antes algunos estresores con niveles de cortisol más elevados y mantenidos en el tiempo, y con mayores respuestas de ansiedad y miedo. Estos estudios indican que la vulnerabilidad ante el estrés puede ser establecida por las experiencias infantiles tempranas mediante sus efectos sobre el sistema L-HPA.
Si tenemos en cuenta que la evidencia empírica acumulada a lo largo de los últimos años pone de manifiesto que la actividad adrenocortical excesiva, tanto medida en sus niveles basales como en la respuesta al estrés, está vinculada con los problemas de ansiedad y depresión, podemos trazar una trayectoria causal que lleva desde las experiencias infantiles con los cuidadores principales hasta los trastornos depresivos en la edad adulta. La relación estaría mediada por algunos cambios cerebrales, concretamente por la respuesta del sistema límbico-hipotálamo-hipofiso-adrenal ante las situaciones y acontecimientos estresantes.

Por lo tanto, una vez más los estudios que van apareciendo nos sugieren la importancia de que madres y padres proporcionen a sus hijos unos cuidados de calidad que lleven al establecimiento de un vínculo de apego seguro. Probablemente sea lo mejor que pueden hacer por sus hijos. 

martes, 7 de junio de 2011

Curso sobre Desarrollo Positivo Adolescente en La Rábida (UNIA)



Lo positivo está moda, y aunque tal vez empiece a estar uno cansado de tanto abuso del término, creo que el modelo del desarrollo positivo adolescente es un enfoque excelente para la intervención en adolescencia. Aún reconociendo que el viejo modelo del déficit, que busca la prevención de problemas mediante la eliminación de factores de riesgo, puede tener aún cierta vigencia y resultar útil en muchas ocasiones, la promoción del desarrollo adolescente requiere de un cambio de enfoque que trate de ir más allá de la prevención de los problemas que son más frecuentes durante esta etapa.

Vivimos tiempos difíciles en los que navegar las agitadas aguas de la adolescencia va a requerir de muchas competencias personales como las que nuestro modelo trata de promover. Fijar objetivos competenciales a alcanzar, encontrar y promover activos que favorezcan el desarrollo o considerar que una juventud libre de problemas no es una juventud suficientemente preparada, son rasgos del modelo de desarrollo positivo que será el contenido del curso que un grupo de colegas impartiremos en La Rábida (Huelva) en los días 11 a 15 de julio, en el marco de los cursos de verano de la Universidad Internacional de Andalucía.

En este curso se presentarán los fundamentos del modelo, y se incidirá en aspectos tales como: la sexualidad adolescente desde un enfoque global y positivo, la elaboración de mapas de activos, los instrumentos para la evaluación de dichos activos y de las competencias que definen el desarrollo positivo, el trabajo para la promoción del desarrollo en el centro educativo y en el aula o la formación de madres y padres.

Como director de este curso te animo a que participes en él. Serán unos días en los que podrás combinar la formación, el intercambio de puntos de vista con otros profesionales y el disfrute del ocio en un lugar muy hermoso y con mucha historia.

Si estás interesado, puedes encontrar más información aquí.

viernes, 27 de mayo de 2011

Rizzolati, las neuronas espejo y los especuladores financieros



Giacomo Rizzolati acaba de recibir el Premio Principe de Asturias de Investigación Científica y Técnica por su descubrimiento de las neuronas espejo. Parece que el descubrimiento tuvo lugar de forma algo fortuita, mientras que se estaba analizando la activación cerebral del área sensoriomotora del cerebro de un simio mediante electrodos y un auxiliar entró en el laboratorio comiendo un helado.  Se cuenta que determinadas neuronas del simio se activaron en el momento en que el auxiliar se llevaba a la boca el helado.
En experimentos posteriores se observó que las neuronas espejos se activan cuando observamos que alguien realiza una determinada acción como abrir la boca o rascarse la cabeza. Es decir, en el cerebro del observador se activan las mismas neuronas que en el del sujeto que realiza la acción, aunque con algo de menos intensidad, como si ese sujeto estuviese realizando dicha acción.  Este contagio se observa de forma muy clara ante las expresiones faciales, así los estudios con resonancia magnética funcional nos muestran cómo cuando los voluntarios cuyos cerebros están siendo escaneados observan un semblante triste o sonriente de otra persona, se activan en su cerebro las mismas zonas que en las personas que experimentan la emoción.
Por lo tanto, el fenómeno de la empatía o contagio emocional se asienta en estas neuronas espejo, que establecen un ámbito de sensibilidad compartida que nos permite entender mejor los sentimientos y estados emocionales de aquellas personas que vemos, al permitirnos convertirnos, de forma parcial, en ellas. Se trata de una especie de wifi emocional que nos facilita la comprensión de las emociones ajenas de una forma intuitiva, sin que intervenga el razonamiento. Por ello lloramos o reímos con la tristeza y felicidad ajena, incluso cuando estas son simuladas como en  el cine, y por ello nos afectan tanto las desgracias de otras personas y tratamos de aliviar su dolor.
Sin embargo, y aunque la empatía es un fenómeno natural que se encuentra en la base de la prosocialidad, existen muchos factores, tanto genéticos como contextuales, que marcan importantes diferencias individuales, y que hacen que en muchas personas la empatía sea tan débil que se vea desbordada por otros sentimientos y pasiones humanas como la envidia, la crueldad o la avaricia.
Eso explica en parte la actitud de los especuladores financieros, cuyo afán insaciable de enriquecimiento personal les llevó a causar una crisis que está provocando tanto dolor y sufrimiento en millones de personas, y que en el magnífico documental "Inside Job" muestran una insensibilidad y una falta absoluta de remordimiento. Sin duda, se trata de personas con un wifi emocional averiado, pero también son sujetos que han crecido en una sociedad individualista en la que el éxito personal y el enriquecimiento han prevalecido sobre otro tipo de valores, como la satisfacción por el trabajo bien hecho o el esfuerzo por mejorar con nuestra pequeña aportación el mundo en el que vivimos .
Y ello nos lleva a pensar en la enorme responsabilidad de los gobiernos que permitieron los movimientos especulativos que han arruinado el futuro de varias generaciones.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Obesidad infantil, pubertad precoz y salud



Los niños y niñas españoles están muy gordos. Y no lo digo yo, sino la mayoría de estudios que se han llevado a cabo en nuestro país a lo largo de la última década (aquí). Y hay razones sobradas para que nos preocupemos por ello, ya que la obesidad en la infancia y adolescencia es un claro predictor del sobrepeso en la adultez, lo que a su vez se asocia con diversos problemas de salud. Pero, a pesar de la gravedad de esa relación, la cosa no se queda ahí, ya que un elevado índice de masa corporal también se vincula con un inicio más precoz de los cambios puberales. Aunque en el pasado existían algunas dudas acerca de si era el exceso de grasa lo que precipitaba la pubertad o si, al contrario, eran los cambios puberales los responsables de la acumulación de grasa, en la actualidad este debate se ha resuelto a favor de la primera hipótesis.


Algún lector tal vez pueda pensar que el hecho de que un chico o una chica afronten precozmente los cambios puberales no tiene porque suponer un problema: "así maduran antes". Sin embargo, la realidad es bien diferente, ya que existe una abundante evidencia empírica que muestra cómo los adolescentes que experimentan los cambios puberales antes que sus compañeros presentan más problemas emocionales y depresivos y también más desajustes comportamentales. Esta asociación es bastante más significativa en el caso de las chicas que en el de los chicos. Pero no sólo se ha asociado la pubertad precoz con desajustes emocionales y conductuales, sino también con diversos problemas de salud en la etapa adulta como baja estatura, trastornos metabólicos y cardiovasculares y diversos tipos de cáncer (mama, testículo).

No es fácil encontrar una explicación a por qué los adolescentes con pubertad precoz desarrollan más problemas de ajuste psicológico, pero es muy probable que la justificación tenga que ver con los cambios cerebrales que tienen lugar durante la adolescencia. Como ya hemos explicado en este blog ( ver aquí), los primeros años tras la pubertad suelen estar marcados por un claro desajuste entre la actividad del circuito cerebral que controla los impulsos (corteza prefrontal) y el que los pone en marcha (sistema mesolímbico de recompensa), ya que mientras que el primero se encuentra aún inmaduro el segundo muestra una hiperexcitación como consecuencia de los cambios hormonales propios de la pubertad. Cuando la pubertad se adelanta, por ejemplo a los 9 ó 10 años, la hiperactivación mesolímbica va a coincidir con una mayor inmadurez prefrontal que se verá impotente como para controlar la impulsividad de un adolescente hiperexcitado e impulsivo, ya que el desarrollo prefrontal no se ve acelerado por los cambios puberales precoces.

Todo esto nos lleva a pensar que la importante prevalencia de obesidad que presentan nuestros niños y niñas puede tener importantes consecuencias a nivel emocional y comportamental, ya que muchos de los impulsos y de las reacciones emocionales de estos menores obesos que llegan demasiado pronto a la pubertad no van a ser controlados por una corteza prefrontal aún muy inmadura, lo que puede predisponerles a padecer trastornos emocionales y depresivos y a implicarse en conductas de asunción de riesgos.

Ni que decir tiene que también tendrán dificultades para controlar sus impulsos relacionados con la alimentación, por lo que también mostrarán una elevada predisposición a sufrir trastornos de la alimentación tras la pubertad.http://

jueves, 12 de mayo de 2011

La influencia del entorno del barrio sobre el desarrollo adolescente


El interés por el estudio de la influencia que el entorno comunitario del barrio de residencia ejerce sobre el desarrollo y ajuste de niños y adolescentes no es algo nuevo, ya que a lo largo del siglo pasado numerosos estudios analizaron los efectos que los entornos comunitarios desfavorecidos tenían sobre el rendimiento escolar y el ajuste comportamental de niños y niñas.

Como complemento a esos estudios centrados en las influencias negativas de los factores de riesgo, en los últimos años ha ido ganando peso la idea de que algunas características del barrio o comunidad pueden favorecer el desarrollo de niños y adolescentes. Así, en el marco del modelo de desarrollo positivo adolescente, algunos autores han propuesto el concepto de activos para el desarrollo (Developmental Assets) para hacer referencia a aquellos recursos presentes en el sujeto, en la familia, la escuela o la comunidad que resultan esenciales para la promoción del desarrollo positivo adolescente (Benson, Scales, Hamilton y Sesman, 2006).

Ya nos hemos referido en este mismo blog a la importancia de los activos familiares y escolares, pues bien, también algunos recursos del vecindario o barrio han mostrado su importancia sobre el desarrollo y la competencia de los chicos y chicas adolescentes. En un estudio que hemos llevado a cabo sobre una muestra de 2400 adolescentes pertenecientes a 20 centros educativos de Andalucía Occidental ha aportado una importante evidencia empírica acerca de la importancia de los activos situados en el barrio en que residen los adolescentes. Nuestros resultados indican relaciones  significativas entre la competencia y el ajuste adolescente y algunas dimensiones comunitarias, como la seguridad del barrio o el control social que las personas adultas que residen en ese vecindario ejercen sobre el comportamiento transgresor de los adolescentes También se relevaron como un activos importantes el empoderamiento y la valoración positiva de la juventud por parte de los vecinos adultos, o el sentimiento de pertenencia o de vinculación con la comunidad o barrio en que se vive.

Pues bien este estudio nos ha permitido validar y baremar distintos instrumentos psicométricos, entre los que figura la Escala para la evaluación de los activos del barrio, formada por 22 items que se agrupan en cinco dimensiones o subescalas: empoderamiento, apego al barrio, seguridad, control social y actividades para jóvenes. Esta estructura mostró unos buenos índices de ajuste que sirvieron para confirmar su validez.

La validación de la escala va a aparecer publicada en Social Indicators Research (la publicación online puedes encontrarla aquí) y la versión castellana con sus baremos en Oliva et al (2011). Si estás interesado en la utilización de la escala, puedes solicitarla a oliva@us.es.


Oliva, A., Antolín, L. y López, A. (en prensa). Development and validation of a scale for the measurement of adolescents' developmental assets in the neighborhood. Social Indicators Research.

Oliva, A., Pertegal, M.A., Antolín, L. Reina, M.C., Ríos, M., Hernando, A., Parra, A., Pascual, D. y Estévez, R. (2011). Desarrollo Positivo Adolescente y los activos que lo promueven. Sevilla: Consejería de Salud de la Junta de Andalucía.

martes, 3 de mayo de 2011

Educando en grupo


Educar a adolescentes no es una tarea que exija unos conocimientos muy especializados, y en la mayoría de ocasiones a padres y madres nos bastará con tirar del sentido común y de nuestra propia experiencia. No obstante, en otros momentos nos podremos sentir algo desorientados y perdidos, y el disponer de cierta información y de algún asesoramiento será una gran ayuda. Por ejemplo, conocer los cambios que conllevan la adolescencia, o saber cómo mejorar la comunicación y resolver los conflictos. También recibir algunas orientaciones concretas podrán influir positivamente sobre nuestras competencias parentales.

Pero no tardará en llegar el momento en que tengamos que afrontar decisiones acerca de asuntos parentofiliales cotidianos sobre los que raramente existen recetas eficaces. Por ejemplo, a qué hora debemos permitir que regrese a casa nuestro hijo o hija por la noche los fines de semana. O cuándo estará preparado para asistir con sus amigos a un concierto o a la discoteca. ¿Podemos permitirle que vaya con su grupo de camping a pasar el fin de semana?

Muchas preguntas ante las que con frecuencia nos sentiremos desorientados, puesto que combinar la satisfacción de las nuevas necesidades que surgen a partir de la pubertad con medidas de control, de las que somos responsables, que garanticen su seguridad no es algo sencillo. Y es una pregunta que padres y madres hacen con frecuencia.

Resulta complicado dar una respuesta concreta, ya que habrá numerosos factores que deben ser tenidos en cuenta: la edad, el nivel de madurez, la confianza en el grupo, las costumbres locales, la época del año…etc. En esos casos, mi recomendación es siempre la misma, la de hablar con los padres y madres de algunos de los amigos o compañeros de nuestros hijos, y tratar de llegar a un acuerdo consensuado. El diálogo, la reflexión conjunta y el intercambio de puntos de vista, pueden ser de mucha ayuda para resolver dudas y llegar a tomar una decisión, que aunque nunca será la única posible, al menos estará basada en la opinión de varios padres y madres, cada uno de ellos aportando sus valores, sus conocimiento y su experiencia. Por otra parte, es muy probable que esa decisión que afecta a todo un grupo de amigos adolescentes sea aceptada de mejor grado por todos ellos. Al fin y al cabo, si todos han de volver a casa a las 2 de la madrugada, qué demonios va a hacer uno de ellos solo en la calle hasta las 3. Y mucho se va a aburrir yendo en solitario de camping.

Por lo tanto, mi sugerencia al respecto es clara: tratar de establecer contacto con los padres y madres de algunos de los amigos de nuestros hijos para, en los momentos en que lo consideremos conveniente, reunirnos con ellos para tomar un café,  discutir largamente sobre estos asuntos, y tratar de llegar a un consenso que sea aceptado por todos. Yo lo hice, y creo que funcionó bien.

lunes, 11 de abril de 2011

La madre tigre: sobre el autoritarismo parental


Me entero a través de mi amiga Amalia Bonelli de la publicación en la prensa argentina del libro sobre cómo educar a los hijos escrito por Amy Chua, profesora de la Escuela de Derecho de la Universidad de Yale, por lo que decido escribir la entrada que no escribí cuando la noticia apareció en la prensa española hace un par de meses (ver aquí). Lo primero que llama la atención es que un libro sobre educación infantil escrito por una economista tenga tanta repercusión. No se trata de un hecho aislado pues con frecuencia vemos cómo personajes ajenos al mundo psicopedagógico encienden el debate sobre educación, lo que no me parece mal, ya que un asunto de tanto calado social debe estar abierto a la opinión y a la polémica. No obstante, sí que resulta chocante que los discursos que tienen una mayor repercusión mediática suelan provenir de profesionales de otros campos, en este caso de una economista.


El libro de Chua tiene todos los ingredientes para resultar polémico, ya que esta hija de inmigrantes asiáticos nacida en EEUU realiza en él afirmaciones sorpendentes, como que a los hijos hay que educarlos en una estricta disciplina que desaconseja actividades como quedarse a dormir en casa de algunos amigos, ver la televisión, jugar en el ordenador o participar en obras de teatro en el colegio. En cambio, deben tocar el piano o el violín, y no otros instrumentos, ya que sólo estos dos forjan el carácter (no lo dudo, eso de estar varias horas diarias practicando en lugar de estar socializándose debe dejar huella: en los hijos, y en los vecinos).


Las opiniones de la polémica autora han supuesto un ataque directo a algunas ideas acerca de la educación infantil que están muy extendidas en Norteamérica, como la importancia del fomento de la autoestima, el apoyo incondicional, la búsqueda de su bienestar por encima de sus logros...etc. Resulta complicado realizar afirmaciones contundentes acerca de si en nuestras acomodadas sociedades padres y madres muestran un exceso de permisividad y conformismo con sus hijos, pero incluso si ese fuera el caso, la propuesta de la “madre tigre” resulta a todas luces exagerada y con unos perversos efectos secundarios más que probables. Los estudios sobre las consecuencias de los estilos educativos parentales sobre el desarrollo y la educación infantil son abundantes y la evidencia empírica acumulada a partir de los mismos permite realizar algunas afirmaciones más fiables que aquellas basadas exclusivamente en la experiencia personal.

En primer lugar, hay que dejar claro que son aquellos padres que combinan el apoyo y el afecto con el control y las exigencias de madurez quienes mejor promueven la competencia y el ajuste de sus hijos. Una relación afectuosa entre padres e hijos resultan el mejor predictor de una buena salud mental en la adolescencia y adultez.


En segundo lugar, los estilos autoritarios tipo “madre tigre” pueden generar personalidades obedientes y conformistas que se adapten bien a ciertos contextos escolares, pero también provocan importantes problemas emocionales. Si tenemos en cuenta que la OMS prevee que los trastornos depresivos van a convertirse en las próximas décadas en la s enfermedad con mayor impacto y carga social en los países desarrollados, podremos estar educando una generación con buenos resultados en el informe PISA pero emocionalmente enferma. Cuestión de prioridades.


En tercer lugar, el contexto cultural es un factor que modera la relación causal entre el estilo parental y el desarrollo infantil. Así, se ha observado que los estilos autoritarios pueden tener efectos menos devastadores en la sociedad asiática que en la occidental, por lo que no es tan fácil trasladar un modelo de crianza de un contexto social a otro distinto. Las relaciones entre adultos y niños/adolescentes son bien diferentes en Oriente (mucho más distantes, autoritarias y jerarquizadas) y en Occidente (más cercanas e igualitarias).


Por último, hay que contar con la personalidad y el temperamento infantil, que también es un importante factor de moderación en la eficacia de los estilos parentales. Es posible que el trato recibido por Amy Chua, y por si hija las haya hecho más resistentes para perseverar en el esfuerzo y resistir las frustraciones y fracasos, sin que ello haya mermado su ajuste emocional. Pero dudo mucho que todos los niños y niñas reaccionen de la misma manera. En algunos casos esta presión y disciplina tan exigente puede conducir directamente al desajuste psicológico más que a la resiliencia.


No han trascendido datos acerca de la salud mental de esta profesora de Yale o de su hija, pero de su competencia empresarial para sacar buenos beneficios a un puñado de ideas más o menos ingenuas sobre la educación de la infancia no me cabe la menor duda.

domingo, 27 de marzo de 2011

Aprendiendo a controlar nuestras emociones y estados anímicos


Como comentamos en una entrada anterior la capacidad para regular la emociones y estados de ánimo es un buen factor de protección ante los trastornos depresivos. El asunto no tiene demasiado misterio: si eres capaz de comprender y regular tus emociones, y si sabes cómo cambiar tu estado de ánimo cuando está algo bajo, es más probable que tengas más sentimientos positivos y goces de una mayor satisfacción vital. En cambio, si rumias y piensas mucho sobre tus emociones, pero no sabes cómo manejarlas y cómo moverte con destreza en ese complicado laberinto sentimental, lo tendrás más difícil para disfrutar de la vida y serás más vulnerable a los trastornos depresivos. No todos tenemos la misma capacidad para comprender y regular nuestras emociones y estados anímicos y existen importantes diferencias individuales, aunque también de género. Estas diferencias entre personas tienen una base temperamental, pero también obedecen en parte a las experiencias infantiles en la relación con los padres. Los niños expresan sus necesidades mediante sus expresiones (ira, tristeza, alegría...), que son interpretadas por sus cuidadores. Y en función de cómo sean atendidas estas necesidades se establecerá un modelo de apego seguro o inseguro en esta relación parento-filial. Como han apuntado algunos autores es muy probable que el sistema infantil de apego evolucione a lo largo de la infancia y adolescencia hacia algo más complejo y de mayor alcance: un sistema de regulación de las emociones. Pero también hay datos que indican que esta inteligencia emocional puede entrenarse, y se pueden aprender técnicas para comprender y controlar nuestro mundo sentimental. Aquí van algunas sugerencias que pueden servir para regular o controlar el estado anímico cuando no es muy positivo.

Estrategias centradas en la situación

1 Acciones dirigidas al problema: ¿qué está causando mi mal humor y cómo puedo cambiarlo?

2 Hacer planes para evitar este problema en el futuro

3 Hablar con alguien, buscar consejo de un amigo o mentor

4 Alejarme de la situación

Estrategias centradas en el estado de ánimo

1 Hacer algo que me distraiga

2 Recompensarme a mí mismo haciendo algo divertido o agradable

3 Buscar compañía

4 Expresar la emoción, darle rienda suelta

5 Inhibir la expresión de la emoción, suprimirla

6 Hacer ejercicio, bailar o escuchar música

7 Ingerir sustancias naturales que mejoren mi estado de ánimo

Estrategias cognitivas que cambian la forma de pensar sobre la situación

1 Cambiar la forma de ver la situación

2 Pensar en éxitos o cosas que vayan bien para poner la situación en perspectiva

3 Pensar en personas en situaciones peores que la tuya para comprobar que no te va tan mal

4 Usar la meditación o la relajación

5 Pensar que la adversidad te fortalecerá

6 Fantasear sobre un futuro mejor

7 Olvidar de forma activa, renunciar a pensar sobre sentimientos negativos.

lunes, 21 de marzo de 2011

Cuando se protege en exceso



Los hijos necesitan para cerecer felices del apoyo y afecto de sus madres y padres, de eso no hay ninguna duda, pero no es ese el único ingrediente de un buen estilo educativo parental. También es necesario exigir, poner límites, decir no....

Sin embargo, cada vez es más frecuente encontar padres excesivamente permisivos y sobreprotectores. Se trata de padres y madres que desde la primera infancia han creado un entorno totalmente libre de obstáculos y han tolerado la mayoría de los caprichos de sus hijos, bien porque creen que es importante evitarles las frustraciones, o bien porque les ha resultado más cómodo mantener esa actitud sobreprotectora. Este estilo puede llevar a los padres a pensar que han educado bien a sus hijos rescatándoles de todo tipo de situaciones complicadas y resolviéndoles sus problemas, y no han tenido en cuenta la importancia que tiene aprender de los propios errores, experimentar frustraciones, demorar la gratificación, etc.

Sin embargo, las consecuencias del estilo sobreprotector pueden ser bastante negativas, ya que estos chicos y chicas no han tenido la oportunidad de desarrollar una adecuada tolerancia a la frustración, y se mostrarán muy irritados en todas las situaciones en las que la realidad no se ajuste a sus deseos, ya que no han aprendido a encontrar un equilibrio entre sus propias necesidades y las de los demás. Tampoco se sentirán capaces de resolver por sí mismos los problemas y las situaciones complicadas que puedan presentárseles, por lo que se verán agobiados y necesitados del apoyo de otras personas para resolverlos. Son muchas las tareas que chicos y chicas tendrán que afrontar durante estos años, y sus padres no estarán siempre a su lado para ayudarles. Por lo que es esperable que estos hijos sobreprotegidos se muestren extremadamente vulnerables, inmaduros y caprichosos, y terminen tiranizando y controlando emocionalmente a sus padres.



¿Cómo puedo actuar con mi hijo o hija adolescente?


Deja que resuelva sus propios problemas. ¿Vas a estar toda la vida sacándole las castañas del fuego?.


Deja que aprenda de sus errores. Equivocarse puede ser una magnífica oportunidad para madurar.


Deja que experimente algunas frustraciones. Poco a poco se irá haciendo más resistente y no se rendirá ante las situaciones difíciles.


Deja de permitirle que se salga siempre con la suya. No cedas a todos sus caprichos y exigencias.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Legitimidad parental


Llego a la lectura de “El desajuste del mundo” de Amin Maalouf a través del blog de Roberto Colom (aquí). Sin ninguna duda se trata de un libro muy interesante, sobre todo por la lucidez con que el escritor de origen libanés analiza el mundo árabe y sus relaciones con occidente, algo que en los momentos actuales es muy de agradecer. Pero no voy a detenerme aquí en ese asunto, la referencia a esta obra es simplemente el agradecimiento a la idea que su lectura me ha sugerido: la legitimidad parental.

Para Maalouf la legitimidad “es lo que permite que los pueblos y las personas acepten, sin excesiva coerción, la autoridad de una institución encarnada en hombres y considerada portadora de valores compartidos”. Evidentemente se trata de un concepto amplio que puede aplicarse a realidades muy diversas: las relaciones entre los ciudadanos y sus dirigentes, entre los estudiantes y su profesor, o, lo que más me interesa, entre un hijo y sus padres. El intelectual libanés utiliza los ejemplos de Atatürk en Turquía, o de Nasser en Egipto para ejemplificar esta idea. Se trata de dirigentes que supieron ganarse el respeto e incluso el cariño de sus ciudadanos, que hubieran sido capaces de ir tras ellos hasta el fin del mundo. Otro caso más reciente sería el del Sudafricano Nelson Mandela. Aunque la legitimidad pueden otorgarla las urnas, no resulta necesario, como demuestran el caso de Nasser y el del Fidel Castro posrevolucionario.

Volviendo al asunto de la parentalidad, los psicólogos que nos dedicamos a estos temas solemos usar el término de padres democráticos para referirnos a aquellos padres y madres que utilizan un estilo educativo caracterizado por el apoyo, el afecto, la supervisión, la imposición de límites y la promoción de autonomía. El término estilo democrático es la traducción del anglosajón “authoritative style” , y tal vez no haya sido una traducción muy afortunada. Con frecuencia muchos padres hacen una interpretación muy literal del término que les lleva a situarse en una relación de igualdad de poder con sus hijos que puede desembocar en situaciones de clara permisividad, con ausencia del ejercicio de la autoridad parental. Sin embargo, la solución no está en el autoritarismo, que tiene unas consecuencias negativas más que demostradas para el desarrollo infantil y adolescente.

La legitimidad parental, en cambio, supondría un sano ejercicio del poder sin que hubiese demasiada resistencia por parte de niños y adolescentes. Cuando los padres consiguen esa legitimidad son más apreciados por sus hijos, su disciplina es más respetada, y sus consejos y valores son tenidos en cuenta. Cuando los hijos son pequeños no es difícil conseguir esa legitimidad, pero conservarla a partir de la adolescencia resulta más complicado, ya que tras la pubertad va a producirse cierta desidealización de las figuras materna y paterna como consecuencia de la mayor madurez psicológica del adolescente. Algo parecido ocurre en la relación entre educadores y alumnos.

No creo que existan recetas para conservar ese legimitidad, aunque se me ocurren algunas ideas, como tener cierta cintura y paciencia para llevar esos primeros momentos de la adolescencia, en los que suele aumentar la conflictividad parento-filial, sin que se produzca un excesivo distanciamento. O mostrar unos modelos de comportamientos parentales coherentes con lo que predicamos. O ser sensibles a sus nuevas necesidades, muy diferentes a las de años previos. O tratarlos de forma respetuosa, evitando insultos y descalificaciones recurrentes. Y, sobre todo, apoyándoles en esos momentos de incertidumbres que todo chico o chica ha de atravesar a lo largo de la adolescencia. No es una tarea sencilla, pero merece la pena.

martes, 8 de febrero de 2011

Valores para el Desarrollo Positivo Adolescente


Vivimos tiempos complicados, momentos de mucha incertidumbre y en los que las contradicciones están a la orden del día. Y pongo un ejemplo: nos quejamos reiteradamente de la falta de valores de los jóvenes, de su hedonismo e individualismo, de su búsqueda de lo inmediato, de su irresponsabilidad y de su desinterés por los asuntos sociales; pero al mismo tiempo ponemos el grito en el cielo cuando echamos un vistazo a los resultados que obtienen en el Informe PISA, e inmediatamente reprochamos –reprochan- a la escuela su incapacidad para formar en las materias instrumentales, y el excesivo tiempo dedicado a actividades que poco o nada tienen que ver con dichas materias. E incluso cuando se intentan introducir en el currículum escolar algunos contenidos relacionados con la educación en valores, no faltan quienes ponen el grito en el cielo ante lo que consideran que son intentos del estado de inmiscuirse en lo que debería ser una tarea reservada a la familia o la Iglesia.

El lector que siga este blog con regularidad ya se habrá percatado de que yo no soy de esa opinión. Muy al contrario, creo que una escuela de calidad no solo deber ser eficaz en lo académico, sino que además debe contribuir a la formación integral del alumnado y al desarrollo de competencias sociales y emocionales. Y que una escuela que dedique su esfuerzo a instruir en conocimientos y en competencias académicas básicas, olvidando la formación socioemocional, estará cometiendo una clara negligencia en la educación de las futuras generaciones de ciudadanos. Por lo tanto, creo que la evaluación de la calidad educativa no debería atender exclusivamente al logro de unos estándares de rendimiento.

El modelo de Desarrollo Positivo Adolescente en el que venimos trabajando desde hace algunos años incluye a los valores morales dentro de las competencias socioemocionales a promover por la escuela (ver aquí). Como los instrumentos estandarizados para la evaluación de esos valores no son tan abundantes como los que existen para comprobar si se han alcanzado objetivos académicos (matemáticas, lenguaje), decidimos desarrollar y validar una escala a tal fin. El modelo de desarrollo positivo construido a partir de la opinión de expertos fue el punto de partida, a lo que se añadió una exhaustiva revisión de los trabajos existentes sobre este tema.
Nuestra escala fue validada con un muestra de 2400 adolescentes seleccionados en centros de secundaria de Andalucía, y se compone de 24 items que se agrupan de ocho dimensiones:

Prosocialidad (importancia concebida a las acciones de ayuda, colaboración y cuidado de otras personas).

Compromiso social (relevancia de la participación activa en la comunidad: participación en asociaciones sociales, grupos políticos, ONGs…)

Justicia e igualdad social (interés por la consecución de un mundo justo e igualitario socialmente)

Responsabilidad (importancia concebida a la responsabilidad personal y la asunción de los propios actos)

Integridad (relevancia otorgada a la actuación en base a principios morales propios)

Honestidad (valoración de sinceridad y la comunicación de la verdad)

Hedonismo (importancia otorgada a la consecución del placer propio por encima de otras metas)

Reconocimiento social (relevancia otorgada al ser reconocido y
admirado socialmente).

Es decir, se trata de valores que forman piezas clave para la promoción del Desarrollo Positivo Adolescente , así como de aquellos que podrían ser considerados como contravalores (hedonismo y reconocimiento social). Estas ocho dimensiones se agrupan a su vez en tres subescalas: valores sociales, valores personales y valores individualistas.
La escala acaba de ser publicada y puede ser utilizada por todo aquel que lo desee.


Antolín, L., Oliva, A., Pertegal, M. A. y López, A. (2011). Desarrollo y validación de una escala de valores para el desarrollo positivo adolescente. Psicothema, 23, 153-159. (ver aquí)

miércoles, 26 de enero de 2011

La jubilación a los 67 años



Se veía venir. Y no a raíz de la crisis económica, sino desde bastante antes y como consecuencia del progresivo envejecimiento de la población española: el Congreso de los Diputados acaba de dar el visto bueno al retraso de la edad de jubilación. Y no hemos tenido que esperar mucho para escuchar a algún miembro del partido del gobierno alabar los beneficios para cuerpo y mente de mantenerse activo laboralmente hasta una edad avanzada.

No voy a entrar en el debate acerca de si es necesario llevar a cabo dicho retraso, aunque cuando veo a algunos mocetones de cincuenta y pocos años, jubilados prematuramente, hacer pesas en el gimnasio, me entran algunas dudas razonables, tanto sobre dicha necesidad como sobre los beneficios para la salud de una larga vida laboral apuntados por Jesús Caldera. Como soy psicólogo y no economista, sólo voy a referirme a esos supuestos efectos saludables.

A primera vista, da la impresión de que la sorprendente afirmación del exministro se basa en teoría de la actividad, formulada por Havighurst y Albrecht en 1953, y que apoya la idea de que la realización de tareas y el desempeño de roles sociales e interpersonales conlleva una mejor adaptación a la vejez, que sería más saludable y satisfactoria. Y es que, a partir de un estudio llevado a cabo sobre una muestra de sujetos mayores de 65 años, estos investigadores concluyeron que las personas que realizaban más actividades mostraban más sentimientos de felicidad y satisfacción y estaban mejor adaptados a esta etapa. Otros estudios posteriores también han encontrado que la disminución de las actividades con la edad va acompañada de un descenso en la satisfacción vital. Por ello, de acuerdo con esta teoría, un estilo de vida activo y lleno de roles -entre ellos el laboral- mantendría a la persona mayor más adaptada y sana, por lo que la jubilación podría tener unos efectos negativos sobre la salud y el bienestar de la persona retirada.

¿Qué les parece? Ni que el actual ministro de trabajo hubiese encargado los estudios ¿verdad? Sin embargo, tampoco faltan los estudios que encuentran resultados diferentes, como el realizado en Estados Unidos por Cumming y Henry (1961) sobre 275 personas , y que les llevó a formular la teoría de la desvinculación. De acuerdo con esta teoría, la adaptación al envejecimiento requeriría de una desvinculación progresiva de los roles desempeñados a lo largo de su vida, de las relaciones sociales sostenidas o de las actividades realizadas. Por lo tanto, el factor que determinaría el bienestar en la vejez sería la desvinculación del contexto social. A la luz de esta teoría, la jubilación contribuiría a un mejor envejecimiento, ya que supone el abandono del rol y el ejercicio profesional.

Aunque las dos teorías anteriores pueden parecer contradictorias a primera vista, en realidad son más bien complementarias. Si bien la implicación en actividades puede resultar beneficiosa para la persona mayor, también es cierto que no todas las actividades resultan igual de favorables. Así, aquellas que resultan motivantes para el sujeto, que son informales, que generan escaso estrés y que se realizan en compañía de otras personas son las que realmente benefician más a quien las realiza. Por lo tanto, aunque la persona esté jubilada, si mantiene una importante implicación en actividades de ocio podrá tener una buena adaptación a la retirada de la vida profesional y a la vejez. Lo contrario podría decirse se actividades que resulten estresantes y poco motivantes, como son una gran parte de las actividades profesionales que desarrollan muchas personas.

No me sorprende que la mayoría de estudios encuentren que tras la jubilación las personas mantengan o incluso incrementen sus niveles de salud y bienestar. Y es que la imagen del jubilado aburrido e inactivo ya forma parte del pasado, pues hoy nuestros mayores se implican en un importante número de actividades de ocio que hacen que se mantengan saludables y felices. Por lo tanto, podríamos decirle a nuestros gobernantes: “No lo hagáis por entretenernos y mantener activos. Ya nos buscaremos algo”.

domingo, 23 de enero de 2011

La crisis como momento decisivo para algunos jóvenes


El desarrollo personal presenta cierta continuidad a lo largo de la vida de muchas personas, especialmente una vez concluida la adolescencia. Sin embargo, en ocasiones se presentan acontecimientos que pueden llegar a cambiar la trayectoria evolutiva de grupos de individuos. Se trata de momentos decisivos (turning points) que implican un cambio en el rumbo vital, y que son originados por circunstancias sociales externas. El término “turning point” fue utilizado por primera vez por Glen Elder en 1986 para referirse al impacto positivo que el ingreso en el ejército norteamericano tuvo para muchos jóvenes que habían sido “niños de la Gran Depresión”. En el estudio longitudinal que llevó a cabo en California con niños y niñas de familias desfavorecidas que durante los años 30 se habían visto fuertemente azotadas por la crisis económica que asoló el país, Elder encontró que la mayoría de estos niños se convirtieron en adultos problemáticos y fracasados (drogas, conductas antisociales, conflictos familiares, desempleo…) a causa de las múltiples privaciones que rodearon sus vidas. Sin embargo, hubo un grupo de chicos que burlaron ese destino fatal: fueron aquellos que se incorporaron voluntariamente a las filas del ejército de su país en el momento en que inició la guerra de Corea.

Adivino un expresión de sorpresa e incredulidad en algunos lectores, pero así fue. Y es que aunque pueda resultar paradójico, la estancia en el ejército apartó a estos jóvenes de un contexto familiar y social muy desfavorecido y con una gran escasez de oportunidades y recursos. En cambio, les permitió aplazar algunas decisiones importantes, como la de formar una familia, y les abrió la puerta a nuevas oportunidades, como la de adquirir una formación profesional que les resultó de gran utilidad cuando más adelante se incorporaron al mundo civil. En definitiva, esta experiencia tuvo unos efectos muy positivos para la vida de estos adultos que supieron hacer un regate al destino privaciones que les esperaba.

Este concepto de “turning point” puede aplicarse a distintas situaciones, y no siempre el cambio de trayectoria vital es para mejor, como describo a continuación.

En nuestro país la transición entre el siglo XX y el XXI se caracterizó por una cierta bonanza económica y por una gran demanda de mano de obra en algunos sectores, como la construcción. No resultó extraño que muchos jóvenes abandonasen sus estudios prematuramente atraídos por el “canto de sirenas” que suponía disponer a final de mes de un buen sueldo con el que mejorar sustancialmente su nivel de vida. Sin embargo, tras algunos años de buen vivir, estos jóvenes con escasa formación vieron como su vida cambiaba drásticamente cuando perdieron sus empleos a causa de la crisis económica que afectó fuertemente a la construcción. Sin empleo y sin formación, a estos adultos jóvenes no les aguarda un futuro muy prometedor, pues su prematuro abandono de los estudios les coloca en una posición de extrema vulnerabilidad para acceder a un mercado de trabajo en horas muy bajas. No obstante, espero ser un mal profeta, y que mi vaticinio sea tan inexacto como las predicciones de Nostradamus.