domingo, 14 de septiembre de 2008

De nuevo con “La razón estrangulada” o “zapatero a tus zapatos”.

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En una entrada anterior hice una valoración global del más que polémico libro de Carlos Elías “La razón estrangulada” en la que expresaba, a pesar del interés que me había suscitado el texto, mi desacuerdo con algunas de las ideas del autor. Aquí me voy a referir a mis discrepancias con una de las afirmaciones más reiteradas a lo largo del libro, la de que quienes trabajan en “ciencias duras”, como física o química, tienen una mayor capacidad intelectual y un razonamiento más lógico que quienes trabajan en Humanidades o en ciencias menos duras. Evidentemente la afirmación de Elías es un mero juicio de valor, ya que no aporta datos objetivos que sustenten dicha afirmación, o incluso un prejuicio, y bastante generalizado si tenemos en cuenta las opiniones expresadas en muchos blogs que comentan el libro. Nada tendríamos que objetar a una opinión expresada en un ensayo si no fuese por el desprecio con el que Elías se refiere a algunas ciencias sociales, como es el caso de la sociología, la antropología o, sobre todo, la pedagogía.

Pero, ¿es real esa superioridad intelectual de esos científicos puros, o es más bien un prejuicio infundado? Hay algunos estudios al respecto que pueden ayudarnos a responder a esa difícil pregunta, y el trabajo pionero de DeLisi y Staudt (1980) puede ser un buen botón de muestra. Estos investigadores “blandos” seleccionaron tres grupos de estudiantes universitarios de tres especialidades bien diferenciadas (física, ciencias sociales y políticas y filología inglesa) y les administraron tres tipos de tareas de razonamiento formal –que según la propuesta piagetiana representa la fase más avanzada de pensamiento- con contenidos propios de cada especialidad pero con la misma estructura y el mismo nivel de dificultad. Los resultados encontraron diferencias importantes en la interacción entre la especialidad de los alumnos y el tipo de tarea, de forma que cada grupo resolvió mejor la tarea de su especialidad. Con posterioridad se han llevado a cabo numerosos estudios con adultos que encuentran que los contenidos de las tareas influyen claramente en la calidad de la resolución.

Los datos anteriores cuestionan claramente la pretendida superioridad del razonamiento de algunos especialistas en ciencias, y nos recuerdan algunos casos de sujetos que, a pesar de haber alcanzado un alto nivel de desempeño como científicos, muestran una cierta inmadurez en sus razonamientos sobre temas ajenos a su especialidad. Creo que con más frecuencia de la deseada se ha asociado a la inteligencia con el desempeño en algunas ramas del saber científico-tecnológico, lo que ha sesgado claramente el desarrollo de las pruebas que los psicólogos hemos diseñado para evaluar la inteligencia.

Por otra parte, aunque en el modelo piagetiano el pensamiento formal, de corte hipotético-deductivo, representaba la última etapa del desarrollo intelectual, en los últimos años algunos investigadores han propuesto la existencia de una nueva etapa “la del pensamiento postformal”, que integra de alguna manera las cualidades del formal y del intuitivo, y que surge tras años de actividad profesional intensa sólo en algunos sujetos. Aunque no hay una propuesta unitaria y definitiva al respecto, este tipo de razonamiento se asemeja más al propio de las humanidades, de las artes o de las ciencias que trabajan con sistemas muy abiertos y complejos, como las sociales.

Un comentario que hace poco me hizo un amigo me llevó a redactar esta entrada en mi blog. El comentario se refería a que, con honrosas excepciones, muchos propietarios de blogs de ciencias que incluían el listado de sus películas, libros y músicas preferidas tenían unos gustos más propios de adolescentes que de personas adultas con una carrera terminada, lo que le sugería que probablemente estas personas no tuvieran la madurez precisa para entender obras de mayor enjundia, y se quedasen en la ciencia-ficción. ¿Es posible que alguien capaz de sacarle todo su jugo a Philosophiae naturalis principia matemática de Newton se aburra con Dostoyevski, con Shakespeare, con Mahler o con Ingmar Bergman? La verdad es que no tengo la respuesta.
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DeLisi, R., & Staudt, J. (1980). Individual differences in college students' performance on formal operation tasks. Journal ofApplied Developmental Psychology, 1(3), 201- 208

9 comentarios:

  1. Interesante este comentario. Yo he leído el libro de Elías (que, por cierto, recomiendo porque es de lo mejor que se ha publicado últimamente) y no saco tanto esa conclusión que expones.

    En primer lugar, lo que señala Elías de la experiencia que le da haberse dedicado tanto a ciencias "duras" como blandas", es que en las "blandas" como sociología o pedagogía o, sobre todo, comunicación, el experimento no es repetible en las mismas condiciones. Por tanto, no sabemos si en el caso de que se repitiese el experimento que tú señalas respecto a las inteligencias de la gente de ciencias y letras, daría los mismos resultados.

    Elías señala también que en física, o en ciencias "duras", los científicos reproducen inmediatamente en cientos de laboratorios el experimento. Eso desenmascara y aleja el peligro de fraude o de que se inventen los datos. Eso no ocurre en ciencias sociales por lo que, según Elías, debe tenerse mucho cuidado con usar esos experimentos como aval para la política.

    Es la opinión de un científico como Elías que ha sido "duro" y ahora es "blando". Quizá por ello el libro esté teniendo tanta polémica. Porque la crítica no procede de un "outsider"

    Por otra parte, lo que señalas de las lecturas de los científicos que señalan en los blogs es un juicio de valor, probablemente, de alguien de letras.

    Los datos que da Elías sobre los institutos en España son ciertos. Los profesores de letras prefieren dar letras a los de ciencias porque son mejores grupos. Se ve a la hora de elegir grupo. La lengua o filosofía más solicitada es la del grupo de "ciencias puras".

    Por otra parte, me ha parecido escalofrante el dato que da Elías en sulibro. Según afirma, el MEC le prohibió el acceso a los datos de las diferencias en las calificaciones de materias de letras en la PAU entre alumnos de ciencias y letras para no poner en evidencia que "los de letras eran peores hasta para las letras".

    En España, alguien con bachillerato de letras es un analfabeto científico, cuyo conocimiento y entendimiento de la ciencia no es mayor que alguien de la Edad Media.

    Yo me pregunto: ¿Si alguien con bachillerato de letras español puede aprobar una carrera de sociología o pedagogía, no es ésta una prueba de que no son una ciencia?

    ¿Por qué, como señala Elías, la gente de ciencias estudia sin dificultad y como pasatiempo carreras de letras y ciencias sociales y no ocurre lo contrario, incluso en profesionales que necesitan saber de ciencias puras para su trabajo?

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  2. Bruno, interesante comentario, aunque tengo que discrepar de algunas de tus afirmaciones. El hecho de que en ciencias sociales, en la mayoría de ocasiones no podamos reproducir un experimento no invalida la evidencia empírica acumulada a partir de un importante número de estudios, como es el caso de la influencia de los contenidos sobre la resolución de tareas. He citado sólo uno de los primeros estudios, pero en las últimas décadas la evidencia al respecto es aplastante. ¿O acaso prefieres que las decisiones políticas se basen en la astrología, o en la opinión del político, o en el “sentido común” (la historia de la ciencia está repleta de ejemplos en los que el sentido común iba bastante desencaminado), como propone Elías con respecto a temas educativos? Por otra parte, pretender que las ciencias duras son totalmente asépticas y objetivas, y ajenas a cualquier tipo de influencia externa es una ingenuidad. Stephen Jay Gould se ha referido a esta ingenuidad en “Erase una vez el zorro y el erizo”. Recientemente, el estado ha tomado una decisión política con respecto a la vacuna del virus del papiloma humano tras la que se adivina la larga mano de los laboratorios farmacéuticos.

    Afirmas que el comentario respecto a las lecturas de los especialistas en ciencias (no de los científicos) es un mero juicio de valor. Evidentemente, al igual que el 90% de las afirmaciones que se hacen en el libro, como que los alumnos de ciencias son mejores en todo, incluso en letras. ¿Dónde están los datos que avalan esa afirmación? El hecho de que el MEC prohibiera a Elías el acceso a los mismos no creo que sea suficiente evidencia para emitir ese juicio. Pero incluso si fuese así, ello no invalidaría el hallazgo del estudio de DeLisi, que se realizó con estudiantes universitarios y no con alumnos de bachillerato. Lo único que indicaría, en todo caso, es que los alumnos más inteligentes optan por ciencias, pero no que no se produzca una especialización del pensamiento formal, de forma que los de humanidades tendrían más facilidades para resolver temas propios de su campo, y los de ciencias del suyo. En bachillerato es demasiado pronto para que haya podido producirse dicha especialización.

    Ciertamente no entiendo el encarnizamiento de quienes sois de ciencias con los profesionales de la pedagogía, sobre todo si tenemos en cuenta que la influencia de los psicólogos es y ha sido mayor en las decisiones políticas que se han llevado a cabo en nuestro país con respecto a temas educativos. Creo que es porque la pedagogía resulta un eslabón más débil. O tal vez, existan asuntos relativos a luchas por competencias en el ámbito de las didácticas de las ciencias que a mí se me escapan, pues no trabajo en ese campo.

    Totalmente de acuerdo con la afirmación de que alguien con bachillerato de letras pueda aprobar la carrera de pedagogía. Me temo que incluso sin bachillerato.

    Un saludo cordial

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  3. Ciertamente, este librito está dando para unas discusiones interesantísimas. Y, la verdad, teniendo en cuenta la mediocridad del debate académico español, hay que agradecerle a Carlos Elías que haya escrito el libro de marras. Conozco pocos casos que hayan despertado este interés en la blogosfera.

    Aquí va mi humilde aportación. Sigo teniendo una duda, querido Alfredo: si lo que tú dices es cierto (y no lo pongo en duda) cómo explicas, no ya en el bachillerato, sino en la universidad, casos como el de Elías que estudia ciencias y luego letras. ¿Cómo sería su pensamiento? No parece que fuera un fracasado en ciencias; sólo que decidió reorientarse hacia las letras.

    Lo mismo le sucede al director de El País, que estudia químicas y luego dirige un periódico, o los muchos ejemplos que cita en el libro: desde catedráticos de literatura que son farmacéuticos hasta químicos que son productores de cine. Desde ingenieros como Norman Mailer que son escritores hasta físicos como Sábato.

    Yo creo que la división que hace Elías es más interesante que la de Snow. No hay gente de ciencias y letras, como se ha señalado hasta ahora y como sostiene el estudio que citas.
    Sino, como señala Elías, gente de sólo letras y otros que pueden abarcar indistintamente las ciencias y las letras. Y este tipo de talentos es el que debe potenciarse y el que Elías afirma que es superior.

    Tengo un amigo que es químico y restaurador en un museo importante. Siendo químico, ha termiando sin esfuerzo la licenciatura de Historia del Arte, mientras trabajaba.

    Curiosamente, me dice que eso ha sentado muy mal en su entorno, porque dice que todos los historiadores de su departamento que han intentado estudiar químicas (ahora parece que es muy importante saber química para ser restaurador de arte), no lo han conseguido. Ni siquiera han aprobado una sola asignatura.

    Según este amigo, en la mayoría de los museos están prefiriendo a químicos, porque saben que les es muy fácil estudiar arte; pero no lo contrario. Y esto pasa en España, pero también en Inglaterra, Francia o Estados Unidos.

    Lo mismo sucede en filosofía (campo al que me dedico yo) o en pedagogía. Un físico o un químico si se matricula en cualquiera de estas carreras, las apruebas sin problema. Ésta es la idea que subraya Elías en su libro

    En España todos los filósofos de la ciencia que tienen las dos carreras, proceden de ciencias. También en Historia de la ciencia o en didáctica de las ciencias. Y, al parecer, según Elías, también en periodismo científico.

    ¿Por qué eso no les pasa a los licenciados en letras o ciencias sociales?

    Esta, en mi opinión, es una de las aportaciones del libro de Elías, la gran versatilidad de los licenciados en ciencias que son capaces, en un momento dado, de reorientarse sin problemas hacia las letras o ciencias sociales y tener éxito en ellas o, al menos, competir en igualdad de condiciones. Y lo contrario parece imposible.

    A mí, además, me encanta la gran defensa que hace de la filosofía clásica sobre la postmoderna.

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  4. Hay una idea interesante, en lo que plantea académico, la de que haya inteligencias más flexibles que puedan manejarse bien en ambos campos. Aunque no creo que todo licenciado en ciencias goce de ese privilegio. Por otra parte, también existen especialistas en humanidades y ciencias sociales con buena cabeza para las ciencias y las matemáticas, aunque no sé si serían capaces de sacar una carrera.
    Aunque soy psicólogo, ésta no es mi especialidad, pero se me ocurre una explicación: tal vez exista un periodo sensible para el aprendizaje de las ciencias y las matemáticas, similar al que existe en la infancia para el aprendizaje de las lenguas. Pasado ese periodo, las cosas se tornan más complicadas. Los ejemplos que citas son de personas que ya adultas han intentado una carrera de ciencias. Probablemente ya era tarde. En cambio, para las humanidades o no existiría ese periodo o es algo más tardío. De hecho las curvas de creatividad a lo largo de la vida indican que la etapa más fecunda para los científicos es la adultez temprana. En el caso de otras ramas del saber: filosofía, narrativa, historia...hay que esperar hasta la adultez media o tardía.
    Yo reconozco que en mi infancia y adolescencia tuve mucha facilidad para las matemáticas, de hecho era mi fuerte. En cambio ahora que tengo que usar mucho la estadística en mis trabajos de investigación, me cuesta más trabajo.
    En cualquier caso, interesante asunto, pero noto demasiada dureza hacia ciertas especialidades que realizan una aportación fundamental para el desarrollo de nuestra sociedad.

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. Soy el que ha eliminado el comentario anterior. No por nada especial, sino porque tenía un error y no estoy acostumbrado a participar en esto.

    Alfredo, mi más sincera enhorabuena por este blog.

    Respecto a la inteligencia ciencias-letras, Yo creo que casi todos los de ciencias sí gozan de ese privilegio de que se les den las ciencias y las letras. Quizá no todos todos, pero sí una gran mayoría.
    Y eso proviene de su bachillerato en el que tienen que estudiar a la vez ciencias y letras.

    Un chico/a al que sólo se le dé la ciencia, simplemente nunca será científico porque antes tiene que aprobar un bachillerato y una selectividad con muchas materias de letras.

    Cuando yo hice COU (de ciencias) teníamos tres materias de letras y cuatro de ciencias. En 3 de BUP eran mayoría de letras. Sin embargo, los de letras no tenían ninguna de ciencias.

    Como bien dice Carlos Elías en su libro (que también me he leído, aunque no todo), los profesores de lengua, historia o filosofía no imparten su materia más fácil a los de ciencias. Los exámenes de selectividad son exactamente iguales.

    Los de letras, sin embargo, dejan de estudiar ciencias a edades muy tempranas.

    Hace poco fui a un debate sobre la nueva asignatura Ciencias para el mundo contemporáneo (obligatoria para todos en bachillerato). Y parece que ya se está hablando en los institutos de que los de letras no tienen capacidad para abordarla. Parece que se la van a dar a un nivel inferior.

    Y eso que se ha eliminado todo lenguaje matemático o químico.

    Y aquí es donde Elías da donde más duele: ¿El que los que tienen bachillerato de letras dejen de estudiar ciencias influye negativamente en su trabajo posterior? ¿No servirían mejor a la sociedad si estudiaran más ciencia?

    ¿Puede alguien confiar en un psicólogo, un periodista o un economista con bachillerato de letras y sin que hayan estudiado ciencias en la universidad?

    El libro de Elías me está atrapando porque creo que nadie hasta ahora en España había abordado un tema que levanta tantas pasiones pero que, a la vez, resulta tan importante para el futuro de la educación, del país y hasta de la civilización.

    Lo recomiendo de verdad. (y este blog también)

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  7. Marcos, no conozco las materias que cursan los estudiantes de periodismo o económicas, pero te aseguro que un licenciado en psicología ha de superar bastantes asignaturas de ciencias, y que quien ingrese en psicología proveniente de un bachilleraro de letras tendrá bastantes problemas. Hay bastantes asignaturas relacionadas con la estadística y la biología, además de todas las de psicología.
    Tanta polémica en relación con este asunto está haciendo que me plantee la posibilidad de realizar algún estudio al respecto.

    UIn saludo

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  8. Aquí os dejo un enlace a una Reseña bibliográfica del mismo libro pero con una opinión que diverge parcialmente de la expresada en este blog.

    Escrita por Miguel Álvarez, divulgador científico de la UNED.

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  9. Miguel,
    he leído tu reseña y en términos generales, estoy de acuerdo con ella. Aunque mi grado de apasionamiento con el libro creo que no llega a tanto, creo que se trata de un texto que ha abierto un debate muy interesante. Por otra parte, tu reseña es muy descriptiva, y mi entrada es más bien una crítica a una de las ideas expuestas por Elías.

    un saludo

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