En este blog me ocupo de asuntos de temática psicológica y social: reseñas de libros, resúmenes y comentarios de algunos artículos recientes, reflexiones sobre asuntos sociales desde un punto de vista psicológico, etc.
miércoles, 22 de abril de 2009
Influencias genéticas sobre el apego desorganizado o no resuelto
Aunque existe una abundante evidencia empírica que indica que el tipo de apego (seguro, ambivalente, evitativo o desorganizado) se construye en las interacciones que tienen lugar en la primera infancia entre el bebé y sus cuidadores, cada vez son más los datos que apuntan a la influencia de factores genéticos. Esta influencia no resulta sorprendente, ya que los genes están relacionados con el temperamento y el comportamiento del menor, lo que a su vez puede condicionar el trato por parte de sus cuidadores, es decir, lo que en genética de la conducta se denominan correlaciones reactivas entre genes y ambiente.
En una entrada anterior ya hicimos referencia a la asociación que algunos genes como el DRD2 y el HTRA mostraban con el tipo de apego adulto (ver aquí). Ahora, un estudio que acaba de publicar Developmental Psychology (aquí), viene a aportar más datos sobre esta influencia genética, en este caso sobre el apego inseguro desorganizado, o no resuelto (unresolved), que es como se denomina a este tipo de apego en sujetos adultos. Este estilo de apego, claramente desadaptativo, suele tener como antecedentes una situación prolongada de malos tratos, y los sujetos que muestran este estilo presentan desorientación y confusión en los procesos de razonamiento a la hora de interpretar distintas experiencias de pérdidas y traumas infantiles. El hecho de que algunos estudios hubiesen encontrado muy poca coincidencia entre hermanos en este modelo de apego sugería que el medio familiar compartido (shared environment) no parecía ser determinante del mismo, y apuntaba a la posibilidad de que la variabilidad genética fuese una fuente potencial de influencia del apego desorganizado.
El estudio que comentamos se llevó a cabo sobre una muestra de 86 sujetos adultos que habían sido adoptados durante su primer año de vida, y que fueron entrevistados mediante el Adult Attachment Inventory (Inventario de Apego Adulto) y sometidos a análisis de ADN. El gen analizado en esta ocasión fue el transportador de la serotonina (5-HTTLPR), que es un neurotransmisor implicado en la regulación emocional, por su relación con la reactividad de la amígdala.
Los resultados indicaron que una variación alélicas de dicho gen aumentaba de forma significativa la probabilidad de presentar un modelo de apego no resuelto. El hecho de que no se hallaran relaciones significativas entre las variaciones de dicho gen y algunas características temperamentales y psicológicas induce a pensar que tal vez no fueran los rasgos temperamentales del sujeto los que influyesen sobre el estilo de crianza parental, lo que a su vez llevaría a la desorganización del apego. Es decir, el papel mediador del temperamento en la relación entre genes y apego, no quedó demostrado. Ello lleva a los autores a preguntarse acerca de los mecanismos que subyacen en la relación entre la variante alélica corta del 5-HTTLPR y el apego no resuelto.
Una posibilidad es que los circuitos implicados en la regulación emocional, en cuyo desarrollo dicho gen desempeña un importante papel, se encuentren deteriorados. Estos circuitos, que integran a la amígdala y zonas medial y ventral de la corteza prefrontal, regulan la apreciación emocional de algunas experiencias o recuerdos de la infancia, lo que puede hacer que estos sujetos muestren una elevada intensidad afectiva en las conversaciones acerca de ciertas experiencias infantiles de pérdidas y rechazos que son propias del Adult Attachment Inventory. Ello hará más probable que estos individuos sean clasificados como “no resueltos”.
Por lo tanto, parece que más que las experiencias vividas en la infancia, es la defectuosa elaboración emocional posterior de dichas experiencias lo que hace que presenten un modelo de apego inseguro no resuelto.En fin, un estudio bastante interesante, no tanto porque demuestre las influencias genéticas sobre este tipo de apego, sino porque sugiere un interesante mecanismo neuropsicológico como el responsable de dicho déficit socio-emocional.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Muy interesante el post. Además de comentar el artículo (yo lo leí) sacas unas conclusiones muy interesantes de los resultados sobre las que los autores pasan de puntillas. Me refiero a que parece ser más importante en la determinación de un apego resuelto la elaboración emocional que se hace de las experiencias que las experiencias mismas.
ResponderEliminarUn saludo
si te sirve de ejemplo, y de manera confidencial, te diré que yo fui adoptada nada más nacer, y durante años me ha costado mucho, muchísimo, encontrar una pareja estable en mi vida, creo que lo que asustaba a mis parejas era que la posibilidad de que me pudieran abandonar me hacía llorar y llorar como si fuera a perder la vida, poco a poco y con psicoanálisis de por medio he ido recuperando la confianza y la autoestima, y encontré a alguien que supo valorar lo que había dentro de mí y no tener miedo de mis ataques de miedo a la soledad, pero primero tuve que reforzarme por dentro, la psicóloga-psicoanalista siempre dijo que ese primer abandono inicial pudo tener que ver en cómo después he entendido las relaciones y en ese miedo al abandono... repito, todo esto es confidencial y bajo seudónimo, un saludo
ResponderEliminarManuela, me temo que los comentarios en este blog son cualquier cosa salvo confidenciales. En cualquier caso, como bien apuntas, tus experiencias infantiles parece que determinaron un tipo de apego inseguro ambivalente, sobre el que ya he escrito en entradas anteriores, y que supongo que conocerás. Estos modelos de apego construidos en la infancia se generalizan a las relaciones de pareja. No obstante, aunque el modelo suele ser bastante estable, puede modificarse, sobre todo a partir de las experiencias afectivas en las relaciones de pareja. La psicoterapia también sirve.
ResponderEliminarUn saludo
Anónimo,
lo que más me ha llamado la atención del estudio que comento es precisamente lo que apuntas. La importancia que reelaboración que hace el sujeto de esas experiencias infantiles más o menos complicadas, y que parece tener una clara influencia genética. Hay que tener en cuenta que el Adult Attachment Inventory se basa en el recuerdo de dichas experiencias para la clasificación de un sujeto en un modelo de apego, por lo que bastante probable que los deficitarios mecanismos de regulación emocional del sujeto durante esta rememoración sean muy determinantes para clasificar a un sujeto como de apego no resuelto.
Saludos
si lo entiendo bien, quieres decir que lo importante es cómo el sujeto ha reelaborado en la memoria el 'abandono', por ejemplo, más que lo que pudo sentir al ser abandonado en ese momento, que quizá es más difícil de concretar puesto que quién sabe lo que siente un bebé que sale del útero... es muy interesante verlo así, nunca lo había pensado...
ResponderEliminarAlfredo, gran artículo.
ResponderEliminarYo sigo pensando que la experiencia es tan importante como la reelaboración emocional posterior. El hecho es que diría que experimentar nos hace reflexionar y esa reflexión es la materia prima de según qué emociones, que podrían ser originarias de diversos tipos de conducta.
Otra cosa es que entre estación y estación de neuronas no haya vía...
En ese caso sí que podría haber influencias biológicas.
En cualquier caso, agradecer la entrada y todos los comentarios, que me han parecido muy interesantes.
Saludos.
overseas urging document analyzes asimportant muhammad qkeksz suffix syndrome warsaw puneet
ResponderEliminarsemelokertes marchimundui