Pero ahora tenemos datos que apoyan esa asociación, ya que Science acaba de publicar un artículo con los resultados de un estudio llevado a cabo en la Universidad de Nebraska que muestra cómo las reacciones de ansiedad y miedo ante unos estímulos amenazantes están relacionados con actitudes políticas de carácter conservador. La amígdala sería la estructura cerebral implicada en estas reacciones emocionales, y por lo tanto en el apoyo a determinadas opciones políticas –qué gran protagonismo está alcanzando en los últimos años este diminuto grupo de neuronas. El estudio se basó en técnicas de laboratorio consistentes en monitorizar la reacción fisiológica de los participantes ante una serie de fotografías, algunas de ellas sumamente inquietantes, como una enorme araña sobre la cara de una persona. Los sujetos experimentales habían sido seleccionados previamente teniendo en cuenta sus convicciones políticas, evaluadas mediante un cuestionario de actitudes políticas, y en el estudio fueron controladas diversas variables sociodemográficas como el sexo, la edad y el nivel educativo. Los resultados indicaron claramente que los sujetos conservadores manifestaron respuestas de mayor intensidad emocional ante los estímulos amenazantes. Aunque el diseño del estudio es correlacional y, por lo tanto, es difícir establecer relaciones causales, los autores optan por las pautas de actividad neuronal de la amígdala como la causa principal de la orientación política.
Erich Fromm ya había aventurado que el miedo a la libertad llevaba a las personas a buscar refugio y seguridad bajo el amparo del fascismo. Otro heterodoxo freudiano, como Erik Erikson, había destacado la importancia de la búsqueda y exploración por parte de los adolescentes a la hora de construir una identidad personal sólida, que incluyese contenidos de carácter ideológico. Por otra parte, los estudios de la genética de la conducta ya habían resaltado la heredabilidad de la ideología política. Algunos no entendíamos cómo los genes, que al fin y al cabo no hacen otra cosa que colaborar en la síntesis de proteínas, podrían influir en nuestro comportamiento electoral, y pensábamos que la transmisión de la ideología de padres a hijos operaba exclusivamente a través de la socialización familiar. Ahora, si tenemos en cuenta la demostrada influencia genética sobre la reactividad de la amígdala, será necesario reconsiderar nuestra postura. El estudio publicado en Science ilumina algunos de los procesos que median en la relación entre genes y preferencias políticas –la reactividad emocional-, aunque, obviamente, no excluye la influencia del contexto social.
Erich Fromm ya había aventurado que el miedo a la libertad llevaba a las personas a buscar refugio y seguridad bajo el amparo del fascismo. Otro heterodoxo freudiano, como Erik Erikson, había destacado la importancia de la búsqueda y exploración por parte de los adolescentes a la hora de construir una identidad personal sólida, que incluyese contenidos de carácter ideológico. Por otra parte, los estudios de la genética de la conducta ya habían resaltado la heredabilidad de la ideología política. Algunos no entendíamos cómo los genes, que al fin y al cabo no hacen otra cosa que colaborar en la síntesis de proteínas, podrían influir en nuestro comportamiento electoral, y pensábamos que la transmisión de la ideología de padres a hijos operaba exclusivamente a través de la socialización familiar. Ahora, si tenemos en cuenta la demostrada influencia genética sobre la reactividad de la amígdala, será necesario reconsiderar nuestra postura. El estudio publicado en Science ilumina algunos de los procesos que median en la relación entre genes y preferencias políticas –la reactividad emocional-, aunque, obviamente, no excluye la influencia del contexto social.
Los resultados son interesantes, y nos ayudan a comprender algunos fenómenos insólitos, como la reconversión política del fiero locutor Federico Jiménez Losantos, que pasó de una militancia maoísta a otra de difícil definición. O la de Pío Moa, uno de los fundadores del grupo terrorista GRAPO y en la actualidad incansable revisionista de la reciente historia española. Sin duda, ambos han debido sufrir daños severos en la amígdala. Pero también es más que probable que los partidos políticos saquen mucho provecho del hallazgo, así, el partido Popular podrá saber definitivamente si Alberto Ruiz Gallardón es realmente de derechas o, por el contrario, un submarino del PSOE y del grupo PRISA.
Oxley, D. R, Smith, K. B., Alford, J. R. & Hibbing, M. V. (2008). Political attitudes vary with physiological traits, Science, 321, 1667-1670.
Este tipo de comentarios están muy pasados... rancios. Me resulta perverso tratar de apoyar tus tendencias políticas con la ciencia y el cásico estudio publicado en Science. Lamentable.
ResponderEliminarCon todos mis respetos, pero lo que comentas en esta entrada es estúpido.
Le daré un par de oportunidades más a tu blog, pero si veo más adoctrinamiento...next.
Un saludo
Confundes una explicación con una justificación: Una explicación (parte de lo que que se alcanza a leer acá, aunque ciertamente no sea del todo completa) es sólo la búsqueda racional de respuestas a nuestra necesidad de entender el mundo que nos rodea.
EliminarLa justificación casi siempre recurre a aspectos ideológicos...
Otra cosa que no entiendo es a que viene eso de decir "Con todos mis respeto" y después llamar estúpido. He visto eso tantas veces que no sé si es alguna especie de chiste rancio.
Había tenido la impresión de que eras más serio.
ResponderEliminarSiempre he creído que los investigadores y estudiosos se basaban en la evidencia y no en cualquier estudio sin validación.
La derecha es cagona, punto pelota
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