miércoles, 27 de agosto de 2008

La razón estrangulada y el declive de la ciencia

La razón estrangulada” es el título de uno de los libros probablemente más polémicos que se han publicado recientemente en nuestro país. En él, Carlos Elías, doctor en química y profesor de periodismo en la Universidad Carlos III, profundiza en la crisis de las vocaciones científicas en nuestro país. Según, Elías, la ciencia ya no seduce, y muchos jóvenes con talento prefieren dedicarse a profesiones más divertidas y que, en su opinión, precisan de menos talento, como el periodismo, la comunicación audiovisual, o las ciencias sociales, en general. Los culpables de esta pérdida de peso de las ciencias en nuestra sociedad son muchos a juicio del autor:


● Los medios de comunicación, que transmiten una imagen distorsionada de la ciencia, divulgando la imagen arquetípica del “científico loco”, y haciendo un periodismo científico de muy baja calidad.
● La filosofía posmoderna y el cuestionamiento del método científico por parte de autores relativistas como Kuhn o Lakatos, que han defendido y divulgado el relativismo y la irracionalidad en nuestra sociedad, dando igual peso a las ciencias que a muchas pseudociencias. (Estoy totalmente de acuerdo en la sobrevaloración que han tenido estos autores en muchos estudios universitarios de ciencias sociales).
● El excesivo peso que quienes se han formado en Letras o Ciencias Sociales tienen en el mundo de la política, frente a quienes con una formación en Ciencias tendrían una mayor capacidad para analizar de forma analítica los problemas de nuestro país (Para Elías no cabe duda de que quienes estudian Ciencias tienen una inteligencia superior que quienes estudian Letras o Sociales, y apoya esta idea con numerosos datos).
● La falsa asociación entre ciencia o tecnología y muchos problemas sociales, como el calentamiento global, la contaminación o la guerra, por parte de la opinión pública. A juicio de Elías, son los políticos –es decir, personas con formación en humanidades-, quienes toman las decisiones que generan esos problemas, no los científicos.

En fin, Carlos Elías reparte estopa a diestro y siniestro, y lo hace con razón, en muchos casos, y con abundante documentación. A algunos, especialmente a quienes trabajan en “ciencias duras”, les encantará el libro, ya que reabre el eterno debate entre ciencias y humanidades que C. P. Snow planteó a mediados del siglo pasado con su libro “Las dos culturas y un segundo enfoque”, y que continúa abierto a juzgar por el tono lastimero y quejoso de algunos científicos. (También son interesantes en relación con este tema los textos de E. O. Wilson “Consilience: La unidad del conocimiento” y de Stephen Jay Gould “Érase una vez el erizo y el zorro”).













A otros, como a los profesionales de la pedagogía, les resultará excesivo y tremendamente injusto con su profesión, ya que Elías considera a la pedagogía como una ciencia muy blanda, casi una pseudociencia, y a los pedagogos responsables de la mayoría de los males de nuestro sistema educativo, como la penosa formación científica de los estudiantes de secundaria. Tampoco creo que sus compañeros de facultad y profesión (me refiero a su profesión actual, el periodismo) estén encantados con Elías, después de conocer sus ideas.

Finalmente, a algunos, como es mi caso, nos resulta un libro muy interesante que nos ha hecho reflexionar, aunque discrepemos profundamente de muchos de sus planteamientos. Sin duda, el autor, que como ya comenté líneas atrás es profesor de periodismo, ha sabido crear la polémica necesaria para que el libro no pase desapercibido.

Hay que agradecer que el autor sugiera algunas soluciones, aunque no demasiado novedosas, para superar ese distanciamiento entre ciencias y letras, como es incluir una formación básica en filosofía y humanidades en los estudios de ciencias, y una formación en matemáticas y fundamentos científicos a quienes cursan humanidades y ciencias sociales. Fantástica sugerencia que vendría muy bien (véase “el hombre anumérico” de J. A. Paulos), pero algo difícil, por no decir imposible, de llevar a cabo si tenemos en cuenta cómo funciona nuestra universidad.

Algunos blogs que tocan este mismo tema son:
http://golemp.blogspot.com/2008/08/la-razn-estrangulada.html
http://unnombrealazar.blogspot.com/2008/07/la-razn-estrangulada-carlos-elas-ii.html

8 comentarios:

  1. A mi me ha gustado muchísimo el libro. Es cierto que es polémico, pero eso hace que no lo dejes de leer. Hacía tiempo que un ensayo no me enganchaba de esa forma. Muchos datos y bien argumentados, pero tb muchas experiencias personales y anécdotas. Y, lo mejor, de los pocos autores españoles que hacen autocrítica despiadada a su gremio

    Hay tb cosas con las que no estoy de acuerdo, pero en general el libro me ha hecho reflexionar mucho porque Elías te zarandea intelectualmente de un lado a otro. Muy buen libro que recomiendo, independientemente que seas de letras o ciencias. Pero, obviamente, los de ciencias puras disfrutarán muchísimo más con él.

    Lo que no acabo de entender es por qué es tan difícil llevar a cabo sus propuestar de estudiar letras en ciencias y ciencias en letras en la universidad española. ¿Tan mal estamos?

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  2. Victor, creo que el mismo autor comenta en el libro cómo él intentó (supongo de que desde una comisión de planes de estudios de su centro) introducir algunas asignaturas optativas en la licenciatura de comunicación audiovisual, sin conseguirlo.
    A nivel estatal, las dificultades no serían menores. Existen muchos intereses creados, y la tarta de asignaturas a repartir es escasa para tantos comensales. Aunque en realidad, sería una especie de trueque, profesores de ciencias impartiendo clases en carreras de humanidades, y viceversa, con lo que nadie perdería cuotas de docencia.

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  3. "La filosofía posmoderna y el cuestionamiento del método científico por parte de autores relativistas como Kuhn o Lakatos, que han defendido y divulgado el relativismo y la irracionalidad en nuestra sociedad, dando igual peso a las ciencias que a muchas pseudociencias. (Estoy totalmente de acuerdo en la sobrevaloración que han tenido estos autores en muchos estudios universitarios de ciencias sociales)."

    ¿Kuhn y Lakatos son relativistas? ¿? ¿? quiero decir ¡¿?! Kuhn todavía si uno lo lee en la versión fuerte de su teoría de los paradigmas-y ni así; él solo habla de inconmensurabilidad de los paradigmas pero no de relativismo- pero ¿Lakatos?

    Vamos, se me han quitado las ganas de leer el libro.

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  4. Pues no quisiera yo que Carlos Elías perdiera un lector por mi culpa.
    En realidad, son cuatro los autores citados en el libro: Kuhn, Lakatos, Popper y Feyerabend. Mientras que Elías se queja sobre todo de la mala interpretación de las teorías de los tres primeros, que sirvió para "relativizar" y despretigiar la pretendida objetividad de las ciencias, en el caso de Feyerabend la crítica a su influencia negativa es muy clara. Cuando este filósofo afirma cosas como "La ciencia oficial es un cuento de hadas" o "Debe dedicarse igual atención a formas de conocimiento alternativas como la astrología, la acunptura o la hechicería", quedan pocas dudas del sentido de estas tesis anticientíficas.
    Elías recoge y ahonda las críticas que en 1987 dos físicos británicos (Theocharis y Psimopoulos) realizaron en Nature en su artículo "Where Science has gone wrong". En el artículo los físicos reparten estopa de lo lindo a los cuatro filósofos, llegando a calificarlos como "traidores de la verdad".

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  5. Estoy totalmente de acuerdo con Alfredo.

    Querido Victor: en la universidad española, la cultura que adquieran los alumnos es lo de menos: lo importante son las cotas de poder de los departamentos. Y lo digo con conocimiento de causa porque soy profesor universitario.

    Por cierto, navegaba esta noche por la red y me alegro de haber encontrado esta reseña sobre un libro que a mi ha parecido fascinante.

    He visto tb una reseña que lo elogia mucho en

    http://www.delbarrio.eu/bitacora.htm

    después de una semanas ausente, veo que está empezando a tener adeptos. Me alegro porque, independientemente de que se pueda estar o no de acuerdo, merece mucho la pena ser leído.

    De lo mejor que he leído en mucho tiempo.

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  6. Ya comenté en la otra entrada sobre el debate inteligencias ciencias-letras.

    Aquí sólo quiero testimoniar que, de momento (me falta el último capítulo), el libro a mi también me parece muy bueno. En algunos momentos llega a muy brillante. Estoy de acuerdo con Alfredo en que en un libro de casi 500 páginas donde el autor se moja tanto y abraca tantos asuntos, no se puede estar de acuerdo con todo.

    Sin embargo, no deja indiferente y es de los pocos (o quizá el único) autor español que se atreve con temas tan polémicos como el debate ciencias-letras; el poder de la cultura mediática, la podredumbre intelectual en la universidad, las miserias de la educación y, sobre todo, el regreso al pensamiento mágico a través del cine y la televisión.

    Es uno de los libros actuales más elogiosos con el pensamiento científico-racional. Afirma, además, que es el único remedio contra el fundamentalismo y la superstición. Y, algo curioso, la única salvación para el declive del periodismo. Hacía falta algo así.

    Pero tengo una duda: Leyendo el libro (y pese a que casi parece pasar de puntillas por el tema) da la impresión de que, al menos para Elías, pensamiento racional y religión son incompatibles.
    Alguien sabe por qué el papa actual, sin embargo, está elogiando tanto el pensamiento racional. ¿no es una contradicción?

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  7. Estimados señores:

    Sospecho por sus comentarios que el problema de la ciencia es preocupante para los españoles quizá porque, digo, históricamente tal vez sienten que están a la zaga de naciones como Francia, Alemania o Inglaterra, por solo mencionar a las más importantes. Ahora bien, imagínense cómo se sentirá este "dilema" en países como el mío: Perú. Es como si dijésemos que el problema de la ciencia, entre los anglosajones, es un problema de un primer nivel (conocimiento es poder), entre los europeos que no destacan mundialmente (tipo España) de segundo nivel (por qué no podemos ser tan poderosos como nuestros vecinos) mientras que, entre el resto de países, tipo sudamericanos, es de tercer nivel (¿ciencia? ¿qué es eso?).

    Con esto lo que quiero decirles, sin haber leído el libro en cuestión, es que, lo que para algunos es un problema vital (EEUU) y para otros un deseo desesperante (España) para la mayoría de países del mundo simplemente no existe porque ni siquiera figura en nuestro imaginario colectivo. Si esta es entonces nuestra realidad ¿cómo podríamos nosotros juzgar dicha obra?

    Entre la miniaturizada elite intelectual de mi país lo único que cuenta es "cuánto sabes de lo que los genios occidentales han dicho", y los que mejor lo repiten esos son los que nosotros llamamos "nuestros científicos". Porque aquí la ciencia no significa experimentación, comprobación, falseación, etc. sino simplemente "repetición". Aquí nadie practica la verdadera ciencia; solo se leen los informes en inglés. Aquí nadie financia ningún experimento "porque todo ya lo hicieron los gringos". Lo mismo pasa con los inventos. Todo ya está hecho y muy bien. ¿A santo de qué ponerse a pensar o a inventar o a hacer "ciencia"? Más aún: en nuestros países la ciencia es solo sinónimo de "física" (la clásica visión popular tipo cómic de la ciencia) y de nada más, inclusive entre los que se dicen a sí mismos "científicos". Por ejemplo, los llamados "científicos peruanos de renombre mundial" no son otra cosa que empleados de grandes laboratorios o corporaciones extranjeras (al estilo de los "grandes futbolistas locales", simples jugadores comunes de cuadros internacionales).

    En fin, para no cansarlos, les hago este comentario porque creo que puede servirles para mirarse a ustedes mismos y verse en qué medida se parecen a nosotros, que estamos mucho peor que ustedes, tanto, que ni siquiera podemos ser capaces de darnos cuenta que, en el mundo de la ciencia, hay "algún problema" (¿Qué; quién dice tal barbaridad?).

    Hay un refrán entre nosotros que reza así: "es lío de blancos" cuando dos grandes se pelean. Para los países como el nuestro, estas discusiones por el poder y por la ciencia que hay entre ustedes son eso, "líos de blancos", pleitos entre patrones que a nosotros, los esclavos y peones, ni nos va ni nos viene.

    Espero que sirvan estar reflexiones para provecho de quien sepa qué hay detrás de mis palabras.
    Muchas gracias.

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  8. Luis Enrique,

    gracias por su comentario, que es muy ilustrativo de la situación de la ciencia y la investigación en su país. Recuerda nuestro "Que inventen ellos" de Miguel de Unamuno.

    Un saludo cordial

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