Esta tarde al salir de un centro comercial una señora de mediana edad, con aspecto de tener mucho tiempo para dedicárselo a sí misma, me abordó con una amplia sonrisa de dientes blanquísimos para solicitar mi firma en contra de la Ley de Responsabilidad Penal del Menor. Cuando le comenté que no pensaba firmar en contra de lo que me parecía buena ley, cambió su sonrisa por una mirada de incredulidad, para ir apartándose después con algo de temor, como si tuviese delante de sí al mismísimo Jack el Destripador.
Supongo que hasta el momento de encontrarse conmigo habría recogido un buen montón de firmas, lo que explicaría su estupor ante mi negativa. La verdad es que no me extraña. Vivimos en un mundo muy globalizado y en el que los medios de comunicación tienen tanta presencia que un hecho ocurrido en cualquier lugar del primer mundo –lo que suceda ocurra en el tercero es otra cosa- nos llega como si hubiese acontecido en nuestro mismo vecindario, y nos genera la misma sensación de inseguridad. Los medios de comunicación tienen un efecto multiplicador que amplifican la percepción del riesgo real que corremos, de forma que vivimos permanentemente instalados en un estado de miedo. Miedo a la delincuencia juvenil, a la violencia sexual, a los inmigrantes, a las drogas, a la fiebre porcina, a las bandas albano-kosovares…Y cuando el miedo se instala en nuestros mecanismos cerebrales, termina por alterar la objetividad de nuestros juicios, condiciona nuestras relaciones con quienes nos rodean e influye en las políticas que apoyamos.
Creo que por eso, una ley progresista y que conlleva una serie de medidas reeducativas o rehabilitadoras, como la Ley de Responsabilidad Penal del Menor, ha llegado a generar tanto rechazo en una sociedad que no es excesivamente conservadora, ¿o tal vez sí? Es evidente que esta ley puede ser mejorada, sobre todo en lo que se refiere a su implementación: más recursos, personal mejor formado en los centros de internamiento, atención a los menores de 15 años no imputables y a sus familias, endurecimiento en el caso de delitos muy violentos, etc. Sin embargo, mejorar la ley no significa que deba ser retirada. Se me ocurren algunas razones a favor de su mantenimiento.
- Muchos adolescentes presentan déficits en el autocontrol de sus impulsos agresivos y falta empatía, lo que está relacionado con una sobreactivación de la amígdala y un escaso desarrollo órbito-frontal. Estos mecanismos cerebrales están en pleno proceso de maduración durante la adolescencia y muestran una gran plasticidad, por lo que la reclusión en centros reeducativos ofrece una magnífica oportunidad para el desarrollo de estos mecanismos relacionados con el autocontrol. En cambio, en un contexto hostil, como es la cárcel, es más que probable que la amígdala, y el sistema de ataque-huida, se mantengan en una situación de hipervigilancia poco propicia para el desarrollo de los circuitos de autorregulación. Es decir, no sólo desaprovecharemos la ocasión para influir en la maduración prefrontal, sino que contribuiremos a fortalecer la propensión a la criminalidad.
- Aunque factores genéticos y temperamentales desempeñan un papel importante en la criminalidad, hay una importante evidencia empírica que destaca la influencia de factores familiares, entre los que destacan la negligencia parental y los malos tratos físicos. Es decir, muchos de estos jóvenes delincuentes han tenido contacto con el sistema policial y judicial de la Administración, sin que antes los servicios de protección a la infancia hayan intervenido para impedir esos malos tratos, que a la postre han generado en el menor un comportamiento agresivo y delictivo. O sea, no les hemos protegido cuando debíamos hacerlo y ahora nos protegemos de ellos. ¡Muy bonito!, como diría mi abuela.
- Aunque no sea el argumento principal, también merece la pena hablar de motivos económicos, ya que aunque a corto plazo la rehabilitación en centros de internamiento bien dotados sea cara, a largo plazo supondría un ahorro para el Estado, ya que la cárcel implica una alta tasa de reincidencia. Ello conlleva un mayor gasto, tanto por el daño derivado de los sucesivos delitos como por el coste que supone el internamiento durante muchos años en periodos intermitentes.
- Tendemos a dividir la sociedad en víctimas y verdugos, en lobos y corderos, y naturalmente ni nosotros ni nuestros hijos estamos en el lado oscuro. Pero, como indican muchos estudios, los delitos menores cometidos por adolescentes son relativamente frecuentes, y nada nos debería llevar a pensar que nuestros hijos están exentos de entrar en contacto con el sistema judicial. En ese caso, ¿querríamos para nuestros hijos una ley severa y represiva o una ley rehabilitadora?
Una última pregunta para concluir esta entrada, que ya va siendo más larga de lo habitual: ¿tienen tasas más bajas de criminalidad países que como Estados Unidos aplican a los menores penas similares a las de los adultos?
Excelente entrada. Aunque la sola mención a posibles causas genéticas entre los de mi gremio crea sarpullidos.
ResponderEliminarUn saludo
Conviene adoptar una actitud científica. Si la ley rehabilitadora es mejor, el tiempo lo dirá. Y habrá que esperar a que el tiempo lo diga. Pero una vez lo diga, habrá que hacerle caso. Quiero decir que debería llevarse un control objetivo de la evolución de los resultados. Si efectivamente se reduce la reincidencia, está claro que es una buena ley. Pero si no, habrá que reformarla. Y es aquí donde no creo que las cosas estén claras. Adoptamos puntos de vista ideológicos que muchas veces dan por sentado el resultado esperado. Y cuando ese resultado no se alcanza, descartamos los resultados: que si están viciados, que si no se puede comparar esto con aquello... No digo que sea el caso. Pero tampoco veo que se fijen unos indicadores objetivos cuyo seguimiento determine, dentro unos poco años, una posible revisión del sistema. O sea que mal por quien pide firmas basándose en el miedo, pero mal por quien ya sabe, sin esperar a resultados, qué será mejor a la postre.
ResponderEliminarY del miedo infundido por lo medios, pues hay bastante de verdad. Muchos de los temores sociales son falsos o creados por los medios. No se hace con intención alguna: sencillamente hay periodistas negligentes en dosis abrumadoras. Nunca entendí que al periodismo se le diera rango de carrera universitaria y que los medios de comunicación se nutran de licenciados en eso. Sería mejor contar con especialistas en diferentes campos que fueran a la vez buenos comunicadores. Pero en esto del miedo, por volver al tema, aplico una regla sencilla: ¿conozco a alguien de mi entorno que haya sufrido aquello que sobre lo que los medios infunden miedo? Si la respuesta es sí, entonces me tomo la cosa en serio. Así que me tomo en serio asuntos como la delincuencia juvenil muy agresiva y el asalto a domicilios con violencia extrema sobre sus habitantes. Y minimizar los efectos de esas acciones sobre los que la sufren me produce repelús. Si la tortur me parece asquerosa y rechazable desde cualquier punto de vista, no sé porque habría de relativizarla cuando la practican albano-kosovares que pretenden sacar el escondrijo de una pocas perras con métodos que ni Bush Jr en Guantánamo.
Cuando se elaboró la LRPM se hizo porque había un claro descontento con la ley anterior. La ley se elaboró a partir de las sugerencias y aportaciones de expertos, en base de experiencias en otros países, tras consultar a asociaciones relacionadas con la infancia (recuerdo que en aquella época yo era vicepresidente de la Asociación Andaluza para la Defensa de la Infancia, y tuvimos la oportunidad de expresar nuestra opinión). Así que las expectativas positivas sobre la ley no se basaban en ninguna ideología, como pareces sugerir, sino en la evidencia acumulada hasta la fecha. Ello no quiere decir que los resultados tangan que ser positivos por fuerza, y estoy de acuerdo en que habrá que seguir su evolución y evaluar sus resultados. Aunque no sólo habrá que evaluar resultados, también el proceso, ya que si no se consiguen los objetivos esperados, bien podría ser porque no se ha aplicado bien, es decir, no se ha dotado con los recursos necesarios (algo que está ocurriendo y que se sabía desde el mismo momento de su entrada en vigor). Y lo que habría que revisar sería el proceso de aplicación, no los fundamentos de la ley.
ResponderEliminarCada uno es libre de vivir sus miedos como le apetezca, aunque como bien sabemos los psicólogos, en muchas ocasiones defendernos de esos miedos, más o menos justificados, nos limitan tanto que hacen nuestra vida insufrible. Ello es extrapolable a nivel social y nos lleva al debate clásico ¿Libertad o Seguridad?
Creo que cuando se dramatiza en exceso sobre sucesos, colectivos, etc... no se hace sólo por conseguir audiencia, sino que detrás hay una intencionalidad política. Se mete miedo en el cuerpo para que cualquier restricción de libertades o endurecimiento legislativo tenga una mayor aceptación popular.
No tengo claro que los especialistas realicen mejor las tareas periodísticas que quienes se han formado en CCII y tienen una cierta especialización (salvo en el caso del periodismo científico). Creo que no se trata sólo de un problema de formación, y tiene más qu ver con el funcionamiento de los medios de comunicación: búsqueda de audiencia, influencias políticas...
Conozco la tesis que expone Carlos Elías en La Razón Estrangulada, y no termina de convencerme.
Lo que ocurre en educación puede sugerirnos que esa fórmula no funcionaría: en mi modesta opinión, la escasa formación en cómo enseñar de los profesores de secundaria es una de las causas de los fracasos que se producen en esta etapa educativa. Es evidente que el CAP no capacita a un licenciado en matemáticas o química a enseñar, por mucho que sepa de su materia. Espero que a partir de ahora, y con la exigencia de que realicen un máster en educación, la cosa mejore.
Magnífico debate.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que los profesores de secundaria estamos muy verdes en asuntos psicopedagógicos. A mi juicio el CAP es bastante flojo, con un profesorado muy inexperto (muchos de ellos son becarios o profesores universitarios de bajo estatus que ni siquiera han leído su tesis doctoral), y no hace otra cosa que aumentar el escepticismo y rechazo de muchos licenciados hacia la psicología y la pedagogía. Si esta formación fuera de más calidad, con profesores de más nivel y con una mayor duración, creo que la educación secundaria funcionaría mejor.
Un saludo
muchas veces la tendencia es a legislar 'a golpe de suceso', eso facilita la vida a quienes quieren endurecer las penas y piensan que encerrado/muerto el perro se acabó la rabia, falso falso falso, genial la entrada una vez más
ResponderEliminarLos medios y su invisible influencia psicológica... ese tema está tan subestimado y es tan sumamente importante que cada vez que leo algo sobre el tema no me queda nada más que decir:
ResponderEliminarPor favor, haz copias de tus gafas para que los demás también puedan ver la realidad tal y cómo es.
Saludos Alfredo.
P.D.: más o menos de acuerdo en tu exposición jurídico-psicológica, excepto en casos de homicidio, ya que no me parece justo que, por tener menos de 18 años (17 por poner un ejemplo), esa retribución penal suela ser menor.
Eso sí, siempre mejor PREVENCIÓN Y EDUCACIÓN que SANCIÓN.
Lo decía muy bien Pitágoras:
"Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres".
"Es evidente que el CAP no capacita a un licenciado en matemáticas o química a enseñar, por mucho que sepa de su materia.Te diría, casi con total seguridad -aunque deberíamos dejarlo a la casuística- que, en general, los profesores universitarios ENSEÑAN MUCHO PEOR. Al menos los de Derecho, que fue mi carrera.
ResponderEliminarSaludos.
KC
ResponderEliminarestoy de acuerdo con que esos delitos que mencionas requieren de un tratamiento más severo, por la indignación popular que generan algunas penas que se les aplican. Pero hay que decir que ese tipo de delitos, representa un porcentaje ridículo de los cometidos por menores. Aunque, claro, si uno ve la televisión, tiene la impresión de que estamos rodeados de adolescentes que se reúnen para asesinar a compañeras, o que degüellan a sus padres con catanas.
Probablemente tengas razón, y también los profesores universitarios debamos formarnos en cómo enseñar.
Un saludo
Alfredo,
ResponderEliminarexactamente en lo que apuntas debería estar la transcendencia del asunto. Y te aseguro que soy muy consciente de la influencia de los medios...
De hecho, las más bárbaras generalizaciones y deducciones mal formadas y gravemente erróneas creo que provienen precisamente debido a esto.
Supongo que la Ley debería saber diferenciar qué tipo de delitos pueden ser sancionados de forma rehabilitadora y cuáles de forma retributiva. Pero no creas que el Derecho entiende mucho de Psicología...
Por cierto, mi comentarios sobre didáctica y profesores universitarios va sin aspereza. Es lo que vi, al menos en mi carrera: grandes contenedores de conocimiento incapaces de traspasarlo.
Saludos.
El problema con la calidad de la docencia en la universidad está muy relacionado con una cuestión básica: la absoluta falta de incentivos para ser un buen docente. El sistema sólo tiene en consideración la productividad científica. El sexenio investigador se concede o deniega con criterios bastante severos (según áreas, mucho) y es un complemento económico. El quinqueno docente se da a todo el mundo, sin proceso formal de evaluación. Es más, se considera una "bufanda" sindical. A la hora de promocionar sólo se tiene en cuenta la cantidad y calidad de las publicaciones científicas. En lo demás cuenta, como mucho, la cantidad de horas echadas sobre el papel. ¿Qué sorpresa puede causar que el profesorado oriente todo su esfuerzo hacia la investigación? Creo que ninguna. El poco profesorado que funciona en docencia lo suele hacer movido por el amor propio y la vocación. Y ahora que parecía que la cosa podía cambiar con el programa de evaluación Docentia, la cosa es para morirse de la risa. Se puede ser un docente bastante malo y sacar una puntuación más que decente. El problema: la puntuación se obtiene, en buena medida, a base de informes subjetivos del propio evaluado, su director de titulación y su director de departamento. Pero los tres están interesados en que el profesor salga bien en la foto: cuantos más profes salen bien en la foto, mejor retrato para el centro o el departamento. Por otra parte, muchas veces han relaciones afectivas entre evaluador y evaluado. O el evaluador es un cargo electo que se debe a sus electores: los evaluados. Vamos, que se ha montado una farsa para poder decir que se hace algo. Resultado: incentivos nulos para que aflore la realidad y más burocracia. Los autoinformes son pesados de redactar, pero los informes de un director a todos los de su departamento... como decirlo sin ser soez. A menos que se recurra a un informe "tipo", algo que se pueda "personalizar" como cuando se automatiza el correo con Word y Access.
ResponderEliminarMientras tanto, la universidad monta cursillos a los que la gente que va lo hace por una de dos razones (simplifico mucho): porque es un buen docente y se cree el rollo (poca gente, pero muy fidelizados), o porque es un mal docente y le obliga la uni o le parece una forma de conseguir puntitos no hacen daño y vienen bien para poner en un autoinforme (bastantes más y con mucha rotación).
Un farsa, vamos.
Vuestra fe en la rehabilitación es encomiable. Lamentablemente los psicópatas no tienen cura, hoy por hoy.
ResponderEliminar¿Psicópatas?
ResponderEliminarGermánico, debes haberte confundido de entrada. Aquí he escrito sobre la delincuencia juvenil. Sobre la psicopatía lo hice en una entrada anterior:
http://alfredo-reflexiones.blogspot.com/2009/01/ragos-psicopticos-y-conducta-agresiva-y.html
Anónimo:
ResponderEliminarNo sé de qué universidad hablas. Leyéndote, pareciera que hay un exceso de producción científica, cuando la realidad es justo la contraria. Salvo honrosas excepciones (cada década un más) la universidad española es un páramo científico.
es un placer leer tus entradas y, como no, los comentarios...
ResponderEliminarEn mi modesta opinión hay demasiados cabos sueltos en la educación de nuestros jóvenes, no solo en secundaria y universidad.
.Desgraciadamente en la enseñanza infantil y en primaria se dan casos "poco o nada" profesionales, y estas son edades donde el "ejemplo" que se les dá es muy valioso. No obstante parece que todavía a los niños se les trata y se les enseña como tal. Y en cuanto
llegan al instituto la cosa, en tan solo un verano, cambia radicalmente. A los niños -porque siguen siéndolo- ya se les empieza a querer enseñar como a los adultos, aunque el trato hacia ellos no es el mismo que con los adultos (y claro, están los nuevos, los niños, y los no tan nuevos...los que ya son adolescentes) Pero bueno...el tema de la educación dá para mucho y no quiero alargarme más. Pero como creo que todo se basa en la educación (en casa, en el cole, en el instituto....en al autoescuela...en la calle....) todos deberíamos plantearnos ¿qué estamos haciendo con nuestros hijos y/o alumnos?
Como dices en tu entrada !qué bonito!. Les dejamos la calle para que, con total libertad, la tomen. Aunque algunos ya empiezan a aprenderlo desde pequeños, porque ven como los adultos la toman -eso si, a otras horas- ((ejemplo que se les dá))
Cuando ya la han tomado y empiezan a ser una molestia se comienza "la caza de movidas" para intentar apartarlas hacia lugares menos molestos para los que les hemos dejado la calle. Se les empieza a llamar "macarrillas" o "niñatos" !!qué bonito!!
Y esto es solo un ejemplo de lo que me hace hervir la sangre cuando escucho generalizar la malaeducación y maloshábitos de nuestros jóvenes.
¿no somos los mayores los que estamos haciendo que sean así?
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En cuanto a la ley del menor, estoy contigo. No creo que la cárcel sea el sitio dónde unos niños deban corregir su conciencia y su educación.
Pero arreglar solo este punto, el de conservar o no la ley, no creo que sea la solución. Y aquí entraríamos a hablar de la política, la sociedad, el consumismo...de nuevo, la educación
.
Siento este comentario tan largo, pero los niños son mi debilidad.
Saludos
Gracias a todos por vuestras aportaciones y comentarios.
ResponderEliminarun saludo
Bueno yo hablo desde mi experiencia como educadora en un centro de reforma de menores, para empezar no tengo muy claro si la ley debe o no endurecerse, desde luego creo en la educación como valor y su poder frente a la sanción punitiva y dolorosa.
ResponderEliminarConsidero la LRPM buena en su forma y en su fondo, quizá demasiado garantista en algunos aspectos, pero al fin y a la postre eso pasa con más colectivos que con los menores, el problema surge en como los menores utilizan esas garantías sin tener en cuenta para nada las responsabilidades que también les son inherentes a sus derechos.
Con las ultimas modificaciones de esta ley L.O. 8/2006, se endurecen las medidas en correspondencia con la edad, las circunstancias familiares, personales y sociales y la gravedad del delito , también se tiene en cuenta la pertenencia a bandas armadas y las consecuencias de riesgo sobre la vida de la victima.
Ahora mismo se saca de los centros a los mayores de 18 años, hasta hace nada en los centros nos las veíamos con jóvenes infractores de hasta 23 años.
Inbtentaré ser breve en un análisis sobre los centros de reforma, que a fin de cuentas son los ejecutores de las medidas ya que el juez sentencia y se acabó, la intervención es realmente lo que yo creo que debería abrir el debate, ya que si se cumplieran los objetivos de las misma cualquier ley sería buena en principio:
1º Ni son todos los que están ni están todos los que son, quiero decir que el que finalmente ingresa en estos centros en un porcentaje alto son menores que se han pasado gran parte de su vida en los sistemas administrativos de protección, instituciones etc. en palabras de los chicos "aquí llegan los más pringaos"
2º La ley deja bastante claro como han de ser las intervenciones es eminente en toda ella el interés del menor y que las medidas siempre tendrán un fin educativo y de reinserción, hasta aquí todo claro, quien dota de los recursos, servicios y programas? las comunidades autónomas que hacen en su mayoría, privatizar los servicios, sin cesión de titularidad ni responsabilidad, lo que traducido significa turnos de 7 días diarios con descansos de 2 o 3 días por 1000 euros al més (y creo que el centro que yo conozoco es de los mejor pagados), esto supone un cambio constante en el personal que se ve sometido a insultos, humillaciones, agresiones, amenazas....y teniendo que dar a mucha gente justificaciones del cumplimiento del régimen dsciplinario a aplicar....chico! x 1000 al mes........ mu pillao tienes que estar.
Al producirse tanto cambio de personal, no se crea el vinculo terapeutico, educador-menor imprescindible para un intervención eficaz, a la vez que no existe el tan alabado trabajo en equipo, ya que terminas un turno con unos compañeros y ah! a saber con quien te tocará mañana, alguna vez me he visto sola ante 10 toros de mihura de 17 años.... xq mis compañeros causaron bajas voluntarias.
No se realizan, y eso que la ley lo repite en su articulado, intervenciones con el medio del que menor procede, con su familia, lo que significa que aunque desde el centro se puedan dar muchos recursos normalizados, el menor volverá a su entorno y entonces que? es como abocarle a la reincidencia, porque también se habla de seguimiento post medidas, vivo en una ciudad de 500.000 habitantes y hay 7 técnicos para realizar esos segumientos al igual que el de las libertades vigiladas....
Me he enrrollado en exceso lo que quiero decir al fin y a la postre es que más da hacer una buena ley en su forma si los recursos para llevarla a cabo son sumamente excasos??
Quizá sería mejor realizar la ley a partir de los recursos............ claro no!!!!! quien quiere volver a los "orfanatos" en plan Oliver Twist? Si las administraciones no quieren realizar más dotación, claro los más fácil es recortar de los servicios sociales y educación....
Una educadora convencida.
Muchas gracias, por la aportación de tu experiencia. Está muy claro que no podremos saber si la ley es eficaz hasta que no se dote con los recursos necesarios.
ResponderEliminarCuando se implantó, con el PP en el gobierno y sin dotación económica, pensé que querían que fracasase, para así poder justificar medidas más coercitivas.
Pero el PSOE ha tenido ya tiempo de aumentar los recursos, y no lo ha hecho en 5 años.
Saludos
humildemente me gustaría aportar mi opinión con respecto a este tema que me resulta muy cercano, creo que se ha teorizado mucho acerca de este tema y que la teoría dista mucho de la realidad, ayer mismo comentaba este tema con un amigo, el cual trabajaba en un centro de menores y según el me comentaba, acerca de niños a los que he visto crecer y con los que he tratado al igual que él, que no más de uno ni de dos, sino más de tres en más de una ocasión han buscado el momento de apuñalarlo por la espalda para mas tarde haptarse entre ellos del hecho,no soy psicologo ni entiendo de psicopedagogía, pero sé que mi madre es una excelente docente,que se ha sumergido de lleno en las vidas de niños problemáticos a los que ha ayudado y también sufrido y a los que años después ha visto salir y entrar de centros reformatorios como Pedro por su casa.
ResponderEliminarCon esto quiero decir que creo que el pilar fundamental del mal camino de muchos de ellos son sus propios pilares, las patas de su mesa, su familia, sus amigos su entorno en general, los que tratan con ellos en su casa siendo en la mayoría de los casos contextos hostiles, de malos tratos, de tráfico de drogas en su propia casa, de un lenguaje hostil, de una despreocupación total por el estudio primando por encima de todo el dinero fácil, el saldar deudas etc,,,
Con ello no pretendo desmotivar a nadie simplemente decir que opino que no es el profesor el que puede cambiar, en la mayoría de los casos, este contexto al que calificaría de podrido,simplemente creo que puede aportar una semilla que quizás quede ahí o quizás se olvide.
Y con respecto al recrudecimiento o libertad del cual se ha hablado con respecto a la responsabilidad penal del menor, decir que conozco a expresidiarios que lloran por lo acontecido en su vida pasada y que se arrepienten tremendamente de sus errores y también decir que conozco a menores salidos del centro de menores y reincidir varias veces, con esto sólo quiero decir que creo que es un tema que trata de personas, personas buenas o personas malas, que no todas las personas son capaces de rehabilitarse porque carecen de una moral para con la sociedad en general y que otras muchas en cambio demuestran lo contrario, así que la verdad no sabría decir si estoy o no a favor de esta ley, solo creo que ninguna ley será capaz de erradicar el problema, ni más liberal ni más cruda,creo que esto es un problema de raíz, un problema que surge desde el contexto más cercanos a nosotros.
Por último decir, que no hay que olvidarse de estos chicos para nada, pero tampoco restarle importancia a los actos de muchos de ellos, no hay que olvidar a los que pierden a un hijo a manos de otro hijo de otra madre distinta,y si creo que muchos son corderos disfrazados de lobos y otros muchos lobos disfrazados de corderos.
Saludos