¡Manda güevos!, que todavía algunas personas defiendan el castigo físico. Pero así es, y no me estoy refiriendo a padres y madres con escasa educación, o a algunos personajes de la derecha prehistórica, como podría ser Blas Piñar. No, no son ellos, sino muchos adultos que, con la mejor intención del mundo, consideran que un cachete o un azote a tiempo son unos métodos adecuados para “educar” a los menores. Un claro ejemplo de estos defensores a ultranza de la vuelta al castigo físico es el mediático Emilio Calatayud, juez de menores de Granada conocido por sus peculiares sentencias a adolescentes que han cometido delitos: aprender a leer, reparar los desperfectos, pintar edificios, plantar árboles, etc. Fantástico, valoro muy positivamente esa utilización creativa y reeducativa de la Ley de Responsabilidad Penal del Menor, y considero su labor, ejemplar en muchos aspectos; sin embargo, no salgo de mi asombro cuando escucho la defensa pública que este juez realiza de la utilización del castigo físico en el entorno familiar. Es una pena que un personaje que tiene tanta presencia en los medios de comunicación, y que puede ejercer tanta influencia sobre padres y madres, haga tan fervorosa defensa de un método disciplinario trasnochado y cuyas consecuencias negativas para el ajuste emocional y comportamental están más que demostradas (ver aquí). Claro que eso, tal vez, no lo sepa el campechano juez, que más bien parece echar mano del sentido común y de su experiencia judicial con menores delincuentes. Sin embargo, qué pensaríamos de un médico que no estuviese al día de la evidencia empírica sobre la eficacia de los tratamientos que prescribe a sus pacientes, y siguiese recomendando sangrías para curar las infecciones o lobotomizaciones para los trastornos mentales.
Como indican los datos acumulados a lo largo de muchos años de estudios acerca de la influencia de los estilos parentales sobre el comportamiento de niños y adolescentes, es importante mantener control y disciplina en el entorno familiar, de lo contrario estaremos creando a un pequeño dictador mimado e inmaduro que no tardará en mostrar problemas de conducta, tanto dentro como fuera de casa. Tal vez, el juez Calatayud haya tenido contacto en su juzgado con muchos de estos menores conflictivos, y haya detectado en muchos de estos casos una clara falta de control y supervisión parental. Sin embargo, lo que parece desconocer es que la buena disciplina requiere de afecto y apoyo (casi siempre ausente en los menores antisociales), control, supervisión, establecimiento de límites, exigencia de responsabilidades, es decir una disciplina inductiva y razonada. Pero no precisa del uso del castigo físico, que como indica la evidencia empírica genera trastornos emocionales, ansiedad, baja autoestima y, lo que es peor, agresividad y conducta antisocial. Es decir, cuando la disciplina es severa el tiro suele salir por la culata, y termina echando leña al fuego y promoviendo aquello que ingenuamente pretendía evitar. Ya han quedado atrás aquellos tiempos en los que se consideraba que el uso de la disciplina severa era necesario para "meter en vereda" a niños y niñas, y una rápida mirada al refranero nos hace ver la importancia que tuvo el castigo físico: “La letra con sangre entra” “No hay cosa más sana que zurrar la badana, daña hoy y aprovecha mañana” “Con razón o sin ella, leña”.
Tampoco se trata de exagerar, criminalizando a los padres y madres que en alguna ocasión han propinado a sus vástagos algún que otro azote: no cabe esperar consecuencias negativas de esa esporádica salida de tono. Muchos de quienes ahora somos padres y madres recibimos en nuestra infancia más de un cachete, sin que por ello hayamos desarrollado personalidades depresivas o antisociales. Pero lo que sí podemos aventurar es que, en más de una ocasión, se rebasará la línea que separa el azote ocasional de la disciplina punitiva y nos encontraremos con situaciones de claro abuso o maltrato con consecuencias indeseables a medio y largo plazo.
Por más vueltas que le doy, no encuentro ninguna razón que justifique el uso de la violencia sobre los menores, ni tan siquiera el cachete en el trasero de ese niño de meses que aún no es capaz de entender el riesgo de meter los dedos en un enchufe. Los adiestradores de perros saben perfectamente que no es necesario pegarles, y que con una voz o grito pronunciado con autoridad se consigue el mismo efecto, por lo que desaprueban la utilización de la violencia con estos animales. Sin embargo, resulta paradójico que algo que está tan asumido en el adiestramiento de animales genere discusión cuando de trata de niños. A este paso, terminaremos justificando el castigo físico a personas con deficiencia mental.
Se preguntarán usted a qué viene esta entrada, pues a que, por fin, el Ministerio de Educación ha decidido llevar a cabo una campaña en contra del castigo físico, algo que no sería tan necesario si algunos personajes que contribuyen a generar opinión mostrasen más cautela en sus opiniones públicas. Como dice el refrán “Zapatero a tus zapatos”.
Me ha parecido un post muy valiente. No entiendo como a todo el mundo se le cae la baba con este juez, que monta shows que encajarían muy bien en "El club de la comedia". Creo que está haciendo un flaco favor a los menores y debería recapacitar sobre sus intervenciones. Puede ser un juez excelente, pero eso no le capacita para dar consejos a los padres sobre cómo educar a sus hijos. Como dices en el post "zapatero a tus zapatos" o "calladito estás más guapo"·
ResponderEliminarUn saludo y enhorabuena.
Pues yo creo muy acertada la utilización del castigo físico. La juventud actual está como está por la falta de mano dura, por tanto padre progre que no ejerce su papel como lo hicieron nuestros padres y profesores.
ResponderEliminarEn la entrada he puesto un enlace con un artículo de revisión sobre las consecuencias del castigo físico, y como veréis si le echáis un vistazo (está en inglés), los datos indican claramente que el castigo físico tiene un montón de consecuencias indeseables. No se trata de un asunto opinable o ideológico, ya que la evidencia empírica está en contra del castigo físico y a favor de la utilización de otras prácticas disciplinarias. Ya sé que es más fácil echar mano de la "zapatilla" que ejercer una disciplina inductiva, pero creo que hay que dejar claro que el azote no es admisible, ni siquiera cuando lo recomienda un juez. Es posible que sepa mucho de leyes, pero eso no le hace experto en cómo educar a los hijos. Su opinión no es más válida que la de cualquier otro padre o madre.
ResponderEliminarSaludos
He escuchado hablar en varias ocasiones al Juez calatayud y coincido con el en un 95% de sus ideas. Incluso en la de que un buen cachete a tiempo simepre viene bien.
ResponderEliminarYo de pequeño era un pequeño salvaje, y mi madre, que es una excelente persona, me los dio cuando me los mereci.
¿Soy hoy en dia una persona agresiva o un criminal? NO.
Lo unico que el Doctor Oliva me puede recriminar es que sea yo el que escribe y disfruta con El Show Celtiberico, que no es muy de su gusto.
Pero Doctor, si lo hago por entretenerme y, le juro, que no soy de derechas. En todo caso de centro.
Por cierto, tiene usted un curriculo envidiable.
ResponderEliminarYa le gustaria a la mayoria de los que nos dirigen poseer una cuarta de los estudios y conocimientos que tiene usted.
Tanto de derechas como de izquierdas...
Insisto... centro...
Un saludo de un admirador.
Mortadelo, yo también coincido en algunas cosas con el juez, pero no en lo de la bofetá. Sin duda sin el cachete también sería usted un ciudadano honesto, como lo seríamos quienes también recibimos lo nuestro. No es cuestión de azotes o cachetes.
ResponderEliminarsaludos
Leña, leña y más leña. Eso lo que necesitan todos esos sinvergüenzas que van por ahí incordiando, agrediendo y robando. Así si que se acabaría la delincuencia en un santiamén. Y no con tanta monserga de psicólogos. ¿A que hace 40 años no había tanto delincuente suelto? ¿No se pregunta usted por qué?.
ResponderEliminarSin comentarios
ResponderEliminarEsto es un ejemplo más de la actual dictadura de lo políticamente correcto a la que estamos sometidos, ahora se trata de criminalizar a los padres que emplean de vez en cuando el cachete para educar a sus hijos, supongo que esto se transmitirá en la escuela en la asignatura de EpC y se animará a los alumnos a que denunien a sus padres.
ResponderEliminarLos estudios de psicología no son reglas determinísticas como puedan ser las leyes físicas, por favor no me remita a estudios de ese tipo, ¿cómo no os dais cuenta que vuestras teorías progres nos estan llevando al desatre? Nunca ha habido tanto fracaso escolar (a pesar de la poca exigecia académica), la juventud actual es muy blanda, indisciplinados, sucios (si hasta vuelven a escupir en el suelo) etc. Yo nunca pegué a mis hijos (muy a mi pesar pues cuantas veces se merecieron un cachete), me hubiese costado el divorcio y así han salido, tanta charleta tanta empatía tanta gilipoyez cuanto mejor les hubiera ido si les hubiese educado como me educó mi padre, para empezar yo tengo dos carreras y entre mis tres hijos ninguna.
"Los estudios de psicología no son reglas determinísticas como puedan ser las leyes físicas, por favor no me remita a estudios de ese tipo, ¿cómo no os dais cuenta que vuestras teorías progres nos estan llevando al desatre?"
ResponderEliminarTal vez los estudios de psicología no sean reglas determinísticas como las leyes físicas, pero sí son estudios rigurosos, que siguen la metodología científica y aportan evidencia empírica abundante con respecto a las consecuencias del castigo físico. En cambio, sus argumentos se basan en su experiencia personal, y en lo que parecen ser actitudes ideológicas. No veo que aporte ningún dato que avale la eficacia del castigo físico. Es muy fácil descalificar haciendo referencia a que se trata de un discurso pogre o políticamente correcto. Imagine que para rebatir su comentario yo sólo le argumentase que su discurso es propio de un facha nostálgico de tiempos pasados y con tics autoritarios.
Como ya comenté en la entrada, no se trata de que seamos permisivos con los hijos, ya que establecer límites y controlar es fundamental durante la infancia y la adolescencia, lo que defiendo es que utilicemos prácticas disciplinarias alejadas del uso de la violencia física. Si el autoritarismo genera problemas emocionales, la permisividad provoca problemas de conducta.
La mayoría de las veces los problemas de nuestros hijos tienen que ver con la falta de apoyo y afecto, nuestra escasa disponibilidad o la falta de comunicación, y no con no ser más duros con ellos.
Un saludo
No hay ningún motivo para pegar a un niño. Si hay quien lo hace porque es más débil o inmaduro ¿por qué no pegarle a todas las personas que sean así, incluidas las personas con discapacidad?
ResponderEliminarLo del juez no tiene nombre. Y los que apoyan o justifican este tipo de declaraciones están haciendo un flaco favor a los niños y niñas, a los adolescentes y a la sociedad en general.
Lo único que aprende un niño al que se le pega, es que la violencia se puede utilizar para resolver conflictos. Y los que lo ven aprenden lo mismo. Y los adultos que lo permiten, son cómplices del que trata mal a otra persona.
Curiosamente, los que justifican "el cachete a tiempo" son los que luego ponen a parir a los adolescentes por ser violentos, algo que tampoco es cierto.
Basta ya de apoyar este tipo de declaraciones, basta ya de maltratar niños y adolescentes con métodos disciplinarios absurdos e injustificables. Está claro que dar un cachete en el culo a un niño un día, de forma aislada, no es maltratarlo. No obstante, sí es tratarlo mal. La investigación ha mostrado suficientemente que hay cosas que no son buenas para un buen desarrollo psicológico. Y el sentido común también.
A reflexionar y leer más.
-M.
Totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarUn saludo
En el fondo, el juez Calatayud es un fascista versión paternalista.
ResponderEliminar¿o no?
A ver si con un poco de suerte, este enlace le llega al juez Calatayud, que te meta un puro que te quedes nuevo.
ResponderEliminarEl problema ahora es, que los padres en muchos casos toman posturas extremas. Tan malo es un padre autoritario y poco permisivo para su hijo, como la moda imperante de padres ''colegas'' que para no ofender a sus hijos les permiten toda clase de libertades que no deberían.
ResponderEliminarCuando haces algo mal y tu padre te daba un cachete, de repente no dudabas que te quería ni desarrollabas depresión ni ninguna nada de eso. Otro caso muy diferente es el del maltrato,que es un comportamiento detestable.
Un mundo diverso, hipocrita, doblecara, disfrazado de mentiras y negacionismo de la violencia solo genera violencia y contractil
ResponderEliminarMiran para mi la violencia es solo eso, de hecho deben desaparecer los castigos físicos, diran hay no pasa nada, es un puño pero cuando, mira eso que le daban un cachete eso lo copian afuera una cosa es la relación padre-hijo y la relación hijo-ajenos, padres-ajenos no son lo mismo, no sé porque defiende esos "castigos fisicos", delincuentes no habia antes mentira las artimañas siempre han existido, que ya se olvidaron que el bullying siempre ha existido, las guerras que existian la Primera y la Segunda Guerra, miren en todo siempre hay problemas, es mentira que social y culturalmente han sido mejor que ahora, todo es atavismo señores, tenemos diferentes realidades en el mundo, diferentes culturas, solo que ahora estamos viviendo fuertemente el mundo globalizado y consumista, las tecnologias totalmente digitalizadas que amenaza el planeta Tierra
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