lunes, 3 de noviembre de 2008

Escuela y adolescencia: caminos divergentes


Tenemos la tendencia a pensar que muchos de los problemas que encontramos en nuestro sistema educativo, como la situación de la educación secundaria, son exclusivos de nuestra realidad, y que en otros países la situación es mucho más favorable. Sin embargo, basta con echar una mirada detenida a algunos países de nuestro entorno para encontrarnos con que en todas partes cuecen habas, y que la preocupación por el descenso de la motivación y el rendimiento académico o por el aumento de la indisciplina y el absentismo con la llegada de la pubertad trasciende claramente nuestras fronteras.

En España, la LOGSE ha sido un buen chivo expiatorio al que se ha atribuido una gran parte de la responsabilidad del fracaso escolar. Nuestros vecinos no tienen LOGSE, por lo que, aunque comparten la sintomatología, el diagnóstico es distinto: la responsabilidad se atribuye a los cambios propios de la adolescencia como el surgimiento del deseo sexual, los conflictos con los padres, el inicio del consumo de sustancias, la rebeldía propia de etapa, etc. Todos ellos serían potenciales perturbadores del interés y la motivación por la escuela.

Sin embargo, al igual que cuando hay problemas en el contexto familiar los padres son en gran parte culpables, también tendríamos que considerar que el sistema educativo tiene responsabilidad en el surgimiento de muchos de los problemas más característicos de la educación secundaria. Ello podría llevarnos de nuevo a la citada LOGSE, y a pensar que la vuelta a una educación más tradicional conllevaría una clara mejoría. Sin embargo, me atreveré a hacer una arriesgada pirueta y aventurar que ese retorno al pasado sería contraproducente. Los estudios de Jacqueline Eccles en EEUU pusieron de manifiesto que la educación secundaria conllevaba una serie de cambios con respecto al tramo anterior que no solían ir en consonancia con las nuevas necesidades del adolescente, muy al contrario, escuela y alumnado parecían seguir caminos divergentes que culminaban con un claro desencuentro. Así,

· La entrada en la adolescencia conlleva unas mayores capacidades cognitivas que requerirían actividades más estimulantes y retadoras…..pero la escuela secundaria ofrece actividades rutinarias (según algunos estudios, copiar del encerado parece la tarea a la que el alumnado dedica más tiempo) que suponen un escaso alimento para su pensamiento formal.

· La adolescencia también acarrea una búsqueda de una mayor autonomía y capacidad para tomar decisiones….pero en la escuela secundaria suelen aumentar el control y la disciplina, y el currículum está más estructurado ofreciendo a los alumnos menos posibilidades para la toma de decisiones relacionadas con su aprendizaje.

· El adolescente se beneficia mucho de la relación con adultos diferentes de sus padres, que les ofrezcan puntos de vista y valores diferentes a los familiares, para así contrastarlos y poder construir una identidad personal no hipotecada……pero durante estos años las relaciones entre alumnado y profesorado se tornan más tensas y distantes , llegándose en algunos casos a auténticos enfrentamientos.

Lo anterior supone que las nuevas necesidades de chicos y chicas no tendrán satisfacción en la escuela secundaria, y que ese desajuste va a favorecer el aumento de la conflictividad y el descenso de la motivación y el rendimiento académicos. Cuando en las familias se produce un desencuentro similar, los padres suelen flexibilizar su postura y adaptar su estilo parental y educativo a las nuevas necesidades de sus hijos, lo que, por lo general, conlleva una clara mejoría de las relaciones familiares. La escuela es un contexto menos flexible y más condicionado, y ese reajuste no siempre es posible sin un gran esfuerzo.
Naturalmente esto es una mera reflexión y mis dudas superan a mis certezas, pero pienso que la solución a muchos de los problemas de la escuela secundaria es compleja y requiere de algo más que un simple retorno al pasado, por mucho que nuestra memoria nos lo pinte de rosa.


2 comentarios:

  1. En clase de Psicología Social del Sistema Educativo hemos visto que uno de los problemas del fracaso escolar no es solo que la escuela secundaria no se ajusta al adolescente, sino que en general, la escuela tradicional (desde la educación infantil hasta la universidad) estaba pensada para un tipo de sociedad diferente de la actual. Las competencias ofrecidas por la escuela tradicional están desvinculadas de las requeridas por la sociedad actual, por lo que el fracaso está garantizado.

    Un saludo,

    Marina

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  2. Marina, sí, ese es otro factor importante, sobre todo en una sociedad tan dinámica como la nuestra, en la que lo que se hace en la escuela está tan alejado de lo que los alumnos van a necesitar cuando sean adultos.

    Un saludo

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