jueves, 28 de mayo de 2009

Activos para el desarrollo adolescente



En varias entradas anteriores me he referido a la visión excesivamente dramática de la adolescencia y a las consecuencias que se derivan de esa tendencia a ver siempre el vaso medio vacío. Una de esas consecuencias es el fomento de un modelo de intervención centrado en el déficit, de características similares al modelo médico tradicional, y que considera que la ausencia de problemas es un buen indicador de un desarrollo adolescente saludable. Así, el vocabulario que suele usarse para hablar de desarrollo y salud adolescente está plagado de términos que indican la no existencia de trastornos o conductas de riesgo. Así, un chico o una chica saludable es aquél que no consume drogas o alcohol, y no se implica en actividades antisociales o en prácticas sexuales sin protección

Este vocabulario es fiel reflejo de ese modelo o paradigma centrado en el déficit, los riesgos, la patología y sus síntomas, y con escasísimas referencias a competencias, optimismo, expectativas de futuro o relaciones significativas. Así, de acuerdo con este paradigma, la investigación se dirige a denominar, contar y reducir la incidencia de los riesgos y las conductas poco saludables, y el desarrollo juvenil positivo es considerado como la ausencia de conductas negativas o problemáticas. Esto lleva a un mayor seguimiento de las conductas negativas que de las positivas y a un menor interés, con la consiguiente menor inversión de recursos, en el estudio y la promoción de comportamientos positivos.

Si el modelo del déficit está centrado en identificar los problemas y desajustes, el modelo del Desarrollo Positivo Adolescente (ver aquí), además de definir las competencias que configuran un desarrollo saludable, lleva asociado el concepto de recursos o activos para el desarrollo (developmental assets). Este concepto fue propuesto por el Search Institute (Scales y Leffert, 1999), y se refiere a los recursos personales, familiares, escolares o comunitarios que proporcionan el apoyo y las experiencias necesarios para la promoción del desarrollo positivo durante la adolescencia.

En los modelos centrados en el déficit se habla de factores de riesgo, que son aquellas circunstancias que hacen más probable la aparición de un trastorno o enfermedad, por lo que su ausencia contribuye a mejorar la salud. Sin embargo, la ausencia de un factor de riesgo no tiene porque llevar a la promoción de la competencia del sujeto. Igualmente, un factor de protección, aunque evita el surgimiento de la patología tampoco implica un mejor desarrollo positivo. Sin embargo, los activos sí son factores que promueven la competencia, el desarrollo y la salud de las personas.

La propuesta del Search Institute incluye un total de 40 recursos o activos, 20 de estos recursos son externos y se refieren a características de la familia, la escuela o la comunidad en la que vive el adolescente, como la existencia de apoyo y límites, la seguridad, la presencia de modelos adultos positivos o la influencia positiva del grupo de iguales. Otros 20 recursos son internos, es decir son características psicológicas o comportamentales del adolescente, como, por ejemplo, una alta autoestima, la responsabilidad personal, las expectativas de futuro o la capacidad para tomar decisiones.

En la actualidad estamos comenzando a analizar los datos de un estudio en el que hemos partido de este modelo, y en el que intentamos conocer cuáles son los activos más importantes para la promoción del desarrollo adolescente. Haste el próximo otoño no tendremos los resultados, pero mientras tanto podéis encontrar un avance del modelo aquí:

Oliva, A., Hernando, A., Parra, A., Pertegal, M. A., Ríos, M. y Antolín, L. (2008). La promoción del desarrollo adolescente: Recursos y estrategias de intervención. Sevilla: Consejería de Salud de la Junta de Andalucía . (descargar aquí).

9 comentarios:

  1. Me parece una iniciativa muy interesante el crear un modelo no basado en el déficit sino en los aspectos positivos. Después de todo, en psicología nos movemos muchas veces en modelos basados en la patología en lugar de en el funcionamiento normal.

    Buen artículo, un saludo.

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  2. Es estupendo que podamos descagar este material de tu blog. Tiene muy buena pinta.
    Muchas gracias.

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  3. Para eso está el material, para que esté a disposición de quien lo necesite.

    Un saludo

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  4. Gracias por el material todavía no he terminado de leerlo pero desde luego no he levantado la vista del texto hasta la "flor de competencias", hay algo que me ha llamado mucho la atención en el orden de prelación de los items, es el sentido de pertenencia y la vinculación,trabajo con menores con problemas de conducta los que realmente entrarían en el stress and storm,en practicamente todos los casos el apego con su familia o es inexistente o evitativo o ambivalente, nunca se han sentido queridos ni refieren vinculación excepto los casos de malos tratos infantiles que la vinculación se basa en la indiferencia (no me quieren) al mal trato (me quieren) y desde mi experiencia he ido comprobando que los chavales que logran una buena vinculación comienzan a desarrollar como bien se dice en el estudio autoestima, autonomía y responsabilidad, cambian sus expectativas de futuro y su motivación para el cambio esto evidentemente redunda de forma notable en el descenso de las conductas problema, comienzan a ser mas tolerantes a la frustración, a demorar los refuerzos, responsabilizarse de sus actos y asumir las consecuencias naturales derivadas de los mismos. Comienzan fijarse objetivos de mejora tanto personal como de su medio, mientras dura el programa, el seguimiento de la eficacia lo hacen otros profesionales, pero una vez fuera de programa es dificil seguirles la pista, sólo los que vuelven a estar institucionalizados.

    Sin embargo los chicos que no se vinculan, "pasan de puntillas" para evitar sanciones, pero no muestran gran interés ni en satisfacer sus propias necesidades y mucho menos las de los demás, sería como estar en un estadío moral muy primario.

    La conclusión desde mi humilde punto de vista es que la vinculación es realmente el soporte para el desarrollo de todas las demás competencias, si no existe la autoestima decrece, y esta se retroalimenta de los vínculos y relaciones con los demás.

    Desde luego el programa, la prevalencia de lo positivo y el cambio de la prevención pura y dura, (que a veces creo que da más ideas para reproducir lo que intenta evitar) y la perspectiva sistémica, dan una visión mucho más amplia y optimista de nuestros jóvenes, con la que estoy plenamente de acuerdo.

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  5. Loreto,

    tu comentario me parece muy interesante, y estoy muy de acuerdo con él. Como ya apuntó Bowlby, el establecimiento de un vínculo afectivo es esencial para el desarrollo saludable de niños y adolescentes.
    A mí también me parece que la prelación de las competencias que aparece en el texto podría modificarse. Sin embargo, es el resultado de las aportaciones de los expertos que participaron en el estudio, que situaron la autoestima por encima de muchas otras competencias, probablemente más fundamentales. Y es que parece que la autoestima está de moda, y a los psicólogos se nos ha ido algo la mano a la hora de valorarla.
    En cualquier caso, creo que lo importante no es tanto el ranking de competencias como el modelo global ofrecido.

    Un saludo

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  6. Leí todo el material y me parece un modelo realmente bueno básicamente por el trabajo sistémico de contextos y porque se basa más en las competencias que en las dependencias.

    Se tiende a dar más importancia a los puntos débiles que a los fuertes y el cambio me gusta mucho.

    Nuevamente gracias por el material está genial.

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  7. He querido publicar algo como esto en mi sitio web y esto me dio una idea. Saludos.

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  8. Gracias por publicar esto, fue muy útil y le dijo a una gran cantidad

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