http://www.sintesis.com/biblioteca-de-psicologia-107/desarrollo-positivo
En este blog me ocupo de asuntos de temática psicológica y social: reseñas de libros, resúmenes y comentarios de algunos artículos recientes, reflexiones sobre asuntos sociales desde un punto de vista psicológico, etc.
miércoles, 16 de septiembre de 2015
Libro sobre Desarrollo Positivo Adolescente
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lunes, 7 de septiembre de 2015
De Roland Barthes a la fotografía terapéutica
Roland Barthes
Este concepto de punctum ha recibido apoyo por parte de la investigación psicológica, que sugiere que algunos estímulos significativos, tanto a nivel biológico como social, atraen poderosamente la atención humana. Estos estímulos harán que algunas fotografías nos atrapen, aunque no tengamos muy claro por qué, y sobresalgan por encima del resto. Y la idea básica de la fototerapia es que esas imágenes pueden estar relacionadas con algunos acontecimientos de nuestra vida que permanecen ocultos a nuestra conciencia, y que en ocasiones pudieron resultar traumáticos. Esos elementos incluidos en la foto servirán de pistas que facilitarán el recuerdo.
Una característica de las experiencias traumáticas es que permanecen en la memoria por largo tiempo, aunque no seamos conscientes de ello. Y lo problemático es que en dichas experiencias, las diferentes partes de la memoria asociadas al suceso no están integradas y aparecen disociadas. Son piezas de información encapsuladas que no pueden ser comprendidas o verbalizadas o conectadas con nuestra propia historia de vida, y que en algunas ocasiones pueden causar trastornos psicológicos.
El visionado de fotografías, que pueden ser tanto autobiográficas como ajenas al sujeto, proporcionará la oportunidad para rememorar algunas situaciones y hablar con el terapeuta sobre ellas con más comodidad. A veces puede ser una simple objeto presente en la foto, el que nos punce; en otras ocasiones será un gesto o expresión facial, el que nos haga revivir una emoción. En cualquier caso, la fototerapia proporcionaría un medio para procesar de forma exitosa una experiencia traumática, y permitiría llegar a una situación en que los recuerdos del trauma se convierten en una parte integral de la vida de la persona, lo que le ayudaría a superarlo. Pero la fotografía también puede ser una herramienta que nos ayude a conocernos mejor a nosotros mismos, con independencia de que se emplee en un contexto terapéutico.
domingo, 28 de junio de 2015
La empatía y la defensa del Estado de Bienestar
jueves, 16 de abril de 2015
Las nuevas tecnologías y el adelanto de la pubertad
Leo en un libro reciente de Laurence Steinberg: "Una colega del Departamento de Población, Familia y Salud Reproductiva del la Universidad Johns Hopkins me dijo recientemente que ella y sus colegas están viendo chicas que tienen su primera menstruación en segundo grado (eso son unos 7 años). Esto quiere decir que una proporción significativa de chicas -sobre todo chicas urbanas de raza negra- están mostrando los primeros síntomas de desarrollo sexual puberal en el jardín de infancia"
Tal vez pueda resultar exagerado, pero los datos son contundentes, la pubertad se ha adelantado bastante en las ultimas décadas, y los chicos y chicas están llegando hoy día a la adolescencia un promedio de unos dos años antes que sus padres. El adelanto que se produjo durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX se debió fundamentalmente a la mejora en la alimentación y la salud, tanto de la madre como del menor. A más salud y mejor alimentación, maduración sexual más precoz. Sin embargo, aunque en países como EEUU esas condiciones se han estabilizado hace décadas, la pubertad ha seguido adelantándose, de forma que desde los años 70 hasta la actualidad la edad de la primera menstruación de las chicas ha bajado unos dos años ¿A qué se debe entonces este adelanto de la pubertad?
Podríamos decir que una parte importante de la responsabilidad recae sobre las nuevas tecnologías de la información y comunicación. Tal vez, el lector se muestre sorprendido ante una afirmación tan categórica, y no me sorprende. Vayamos pues por partes, y expliquemos en qué se basa dicha afirmación.
En la inicio de la pubertad se hallan implicadas algunas proteínas secretadas en nuestro organismo. La primera es la kisspeptina que desencadena una serie de procesos neuroquímicos que culminan con la maduración de las gónadas sexuales (testículos y ovarios), dando inicio a los cambios puberales. Pero la producción de kisspeptina se ve afectada por dos hormonas, la leptina y la melatonina. La primera regula el apetito y es generada por las células de grasa del cuerpo del niño o niña, de forma que cuando hay más grasa en el cuerpo del menor, la leptina va a indicar al cerebro que éste ha madurado lo suficiente como para asumir los cambios físicos propios de la pubertad. Ello justifica que las niñas y niños con sobrepeso experimenten antes esos cambios. En cuanto a la melatonina, se trata de una hormona que regula los ciclos de sueño y vigilia, y que nuestro organismo secreta con la oscuridad, de forma que cuando cae la noche y aumentan sus niveles, sentimos sueño y ganas de ir a la cama. Pues bien, cuando los niveles de melatonina son más bajos la pubertad se anticipa. Por eso, en los países cercanos al ecuador, en los que hay más horas de luz natural, chicos y chicas maduran antes.
Pero qué tienen que ver las nuevas tecnologías como estas hormonas de nombre tan extraño. Es posible que algunos ya estéis intuyendo la respuesta. Los niños y niñas de la generación actual son más sedentarios, pues pasan muchas horas frente a pantallas de dispositivos digitales (televisión, tabletas, ordenadores, móviles). La ausencia de actividad física hace que el porcentaje de menores con sobrepeso haya aumentado, lo que quiere decir que sus niveles de leptina serán más elevados, y la pubertad llamará a su puerta antes. Pero esas horas frente a la pantalla también disminuirán los niveles de melatonina, que se muestra tan sensible a la luz natural como a la artificial. Y la mayoría de chicos y chicas pasa las últimas horas de la noche recibiendo esa luz artificial generada por la pantalla del ordenador o televisor que tienen en su cuarto. Por lo tanto, esos bajos niveles de melatonina serán interpretados por sus cerebros como una señal para poner en marcha los mecanismos que inician la pubertad.
Naturalmente, no esos los únicos factores contextuales influyentes. Hay que mencionar también el mayor número de niños con bajo peso al nacer que sobreviven hoy día, ya que estos niños suelen tener niveles más elevados de insulina, lo que está asociado al sobrepeso y a la producción de hormonas sexuales que aceleran la pubertad. Algunos estudios recientes también han encontrado relación entre el consumo de bebidas azucaradas y la pubertad precoz.
Otros disruptores endocrinos favorecedores del adelanto puberal se han encontrado en los plásticos, los pesticidas usados en la agricultura intensiva, y en productos cárnicos y lácteos. Probablemente por el uso de hormonas para engordar el ganado.
Por lo tanto, parece que hay razones suficientes que justifican este adelanto de la pubertad, algo que resulta muy preocupante, ya que una pubertad adelantada es un claro factor de riesgo para el desarrollo de problemas tanto emocionales, como comportamentales y relativos a la salud. Aunque ese será un tema que abordaré en otra entrada.
viernes, 10 de abril de 2015
Por qué los niños de menos de dos años no deben ver la televisión
jueves, 11 de diciembre de 2014
Autonomía emocional en la adolescencia y adultez temprana
miércoles, 26 de noviembre de 2014
Parentalidad positiva en la adolescencia
viernes, 7 de noviembre de 2014
La autoestima a lo largo de la vida
sábado, 13 de septiembre de 2014
II Seminario Universitario sobre Fotografía y Psicología Curso 2014/15
miércoles, 7 de mayo de 2014
Reed Larson y la iniciativa personal como la clave del desarrollo positivo adolescente
miércoles, 2 de abril de 2014
El propósito en la vida y el desarrollo positivo adolescente.
lunes, 10 de junio de 2013
Psicología, Arte y Estética
miércoles, 3 de abril de 2013
Facebook y el ajuste social
También el tipo de actividad se relacionó con el ajuste social, siendo las interacciones electrónicas más frecuentes en los sujetos con mejores competencias sociales, mientras que los sujetos con peor ajuste social y mayores sentimientos de soledad se mostraron más tendentes a actividades de auto-presentación o de actualización de su estado en Facebook.
martes, 20 de enero de 2009
Kübler- Ross y el bálsamo de la religión

Kübler- Ross fue una psiquiatra suiza (creo que fue la primera mujer suiza que se licenció en medicina en su país) que desde 1958 desarrolló su actividad actividad profesional en Estados Unidos. La lectura de su autobiografía nos transmite la imagen de una mujer empática, prosocial, muy implicada en su trabajo y tremendamente luchadora, que siendo muy joven estuvo en Polonia como voluntaria ayudando a las víctimas del Holocausto. Más tarde, su trabajo con enfermos terminales de cáncer en un hospital de Nueva York le llevó a cuestionar el trato que recibían muchos de estos pacientes y a impulsar la humanización de la atención sanitaria. Al contrario de lo que hacían sus colegas, Kübler-Ross animaba a sus pacientes a que hablasen de sus sentimientos y preocupaciones ante la muerte, les escuchaba con atención y les ofrecía apoyo emocional.

Este modelo fue muy influyente y proporcionó un lenguaje común y unas orientaciones prácticas a todos los profesionales que trabajaban con enfermos terminales, y su contribución a la humanización del trato o atención a estos pacientes está fuera de toda duda. No obstante, su estudio presentaba claras limitaciones metodológicas, por lo que recibió muchas críticas. Incluso se ha cuestionado que más que una mera descripción exploratoria del proceso de morir, se llegó a convertir en una prescripción sobre cómo se debe afrontar este tránsito final, una especie de progreso moral que debe seguirse para el buen morir. Vamos, como la fórmula políticamente correcta de pasar a mejor vida.
El lector de La rueda de la vida se ve atrapado por la fuerza del relato de la vida de la autora: su infancia y adolescencia en Suiza, su trabajo como voluntaria en Polonia, sus comienzos profesionales en Manhattan, todo ello acerca al lector a un personaje que transmite una gran humanidad. Sin embargo, la cosa cambia una vez transcurrido el ecuador del relato, ya que a partir de ese momento Kübler-Ross comienza a decribir sucesos bastante sorprendentes, como sus conversaciones con los espíritus de antiguos pacientes ya fallecidos o sus encuentros nocturnos con su angel de la guarda. En fin, algo que deja totalmente perplejo a quien hasta ese momento había seguido con interés el libro, que en su tramo final se convierte en toda una suerte de despropósitos.
Cuando leí aquello me pregunté por las causas de ese inesperado giro en el relato. Se me ocurren dos posibles explicaciones. La primera es que la doctora no resistió la presión derivada de tanta implicación emocional con sus moribundos pacientes y sus familiares, y terminó perdiendo la razón. La segunda es que la autora pretendía ofrecer una esperanza y un alivio a quienes estaban sufriendo tanto. Como comenté líneas atrás, parece evidente que la creencia en una plácida vida no terrenal, como la que una persona con el carisma y credibilidad de Kübler-Ross describió, libera de muchas angustia y aporta consuelo ante la pérdida de la vida propia y de las personas queridas. ¿No será este regalo postmortem que ofrecen la práctica totalidad de las religiones el motivo de su relativo éxito a lo largo de la historia reciente de la humanidad?
Al final de su vida, la doctora creó en California una clínica para el tratamiento de bebés infectados por VIH, y se rodeó de todo tipo de personajes singulares como médiums, espiritistas y vividores, que se aprovecharon de la ingenuidad de muchas personas atraídas por el carisma de la ex-psiquiatra. El más peculiar de todos ellos fue un supuesto medium que ofrecía a algunas viudas la posibilidad de contactar con sus difuntos maridos teniendo relaciones sexuales con ellas. Por supuesto, el avispado sujeto cobraba por la mediación.

martes, 23 de septiembre de 2008
¿Es la adolescencia una invención interesada de los adultos?

En lo que sí aparecieron diferencias entre las culturas estudiadas fue en la consideración de la adolescencia como una etapa problemática y conflictiva, con una mayoría de sociedades que se alejaban de la concepción dramática y negativa. De alguna manera, los adultos coloreamos esta etapa en función de nuestras necesidades. Así, cuando se precisa de una incorporación inmediata de los jóvenes al mundo laboral, o en épocas de guerra, no se cuestiona la madurez y responsabilidad de chicos y chicas, que se convierten en personas adultas de la noche a la mañana. En cambio, en periodos de recesión económica, como el actual, en los que sobra mano de obra y los adultos están ocupando puestos de responsabilidad, hacemos todo lo posible por acentuar los rasgos negativos de este grupo etario -irresponsables, inmaduros, problemáticos y consumidores abusivos de drogas y sexo- y mantenerlos artificialmente en ese limbo que comienza con la pubertad (ver figura 1). Las teorías psicológicas han sido un soporte ideológico a esas estrategias dilatorias, y desde la Primera Guerra Mundial hasta la actualidad, los psicólogos hemos formulado modelos explicativos que acompasaban a los cambios sociales y económicos, con una proliferación de artículos y publicaciones que acentúan la versión negativa de la adolescencia en momentos de crisis, para pasar a versiones más favorables cuando se ha necesitado la participación juvenil, como, por ejemplo, durante y tras la Segunda Guerra Mundial. Podríamos decir que estos datos ponen en entredicho la supuesta objetividad y asepsia de muchos de los estudios que llevamos a cabo, ya que de alguna manera inventamos la clase de adolescentes que necesitamos en cada momento. Algo similar, ha ocurrido con los estudios acerca de la idoneidad del cuidado sustituto al parental, ya que cuando el trabajo escaseaba y era conveniente que las mujeres permaneciesen en casa, los estudios indicaban que los niños que asistían a guarderías tenían un peor desarrollo que los criados por sus madres. Misteriosamente, los estudios pasaban a indicar lo contrario cuando cambiaban las necesidades, o cuando las mujeres, legítimamente, desearon abandonar su tradicional rol de cuidadoras para desarrollar una carrera profesional.
Schlegel, A. & Barry, H. (1991). Adolescence: An anthropological enquiry. Free Press, New York.
viernes, 30 de noviembre de 2007
Psicología y Genética

Por otra parte, la genética se vinculó al fascismo por su interés por la eugenesia y la búsqueda de una raza aria pura. Algo parecido ocurrió con la etología, rama de la biología centrada en el estudio del comportamiento animal. La responsabilidad en la estigmatización de la etología podemos atribuirla en gran parte a Konrad Lorenz y su colaboración con el nazismo en la búsqueda de la mejora racial de los pueblos y su apoyo a la política de raza propugnada por Hitler. Con estos antecedentes no resulta extraño que la determinación genética de la conducta humana no despierte muchas simpatías entre los profesionales de la psicología.
No obstante, también el ambientalismo tiene su cara oculta. Las propuestas ambientalistas de psicólogos conductistas como Watson, Sechenov y Paulov fueron bien acogidas en la Unión Soviética postrevolucionaria, ya que, de alguna manera, el éxito del comunismo dependía en gran parte de que la naturaleza humana pudiera ser modificada para aceptar un cambio de sistema. Como afirmó Trotsky “Producir una nueva y mejorada versión del hombre es la futura tarea del Comunismo”. Ese entusiasmo por la influencia del contexto fue un excelente caldo de

El psicoanálisis también defendió tesis ambientalistas poco afortunadas. Así, las primeras explicaciones freudianas de la esquizofrenia o el autismo responsabilizaban a las madres de estos trastornos. En el caso del autismo, era la frialdad e indiferencia materna la que provocaba su aparición, por lo que sin ninguna prueba se culpabilizó a varias generaciones de madres y padres que no sólo tuvieron que sobrellevar la enfermedad de sus hijos sino que además cargaron con la culpa. Hoy día sabemos que el autismo tiene una base genética y que la frialdad de las madres no es otra cosa que una reacción lógica a la escasa responsividad de sus hijos. Es decir, la causalidad se dirige en el sentido contrario a lo intuido por Freud.
Todo lo anterior nos debe llevar a mostrarnos escépticos con algunos planteamientos ambientalistas ingenuos y poco fundamentados y a tener en cuenta las aportaciones recientes de enfoques que, como la genética de la conducta o la psicología evolucionista, resaltan las influencias genéticas sobre la conducta humana. La consideración de estas influencias, que obviamente interactúan con las ambientales, no supone negar la posibilidad de intervenir, como se demuestra en el caso de la fenilcetonuria, enfermedad de base genética que provoca un grave retraso mental pero que puede tratarse mediante una dieta extremadamente baja en fenilalanina. Negar la evidencia empírica, como hizo Lysenko, no parece ser un buen camino para construir conocimiento, y mezclar ciencia y política a veces provoca cócteles intragables.