lunes, 21 de junio de 2010

¿Duermen bastante nuestros adolescentes?


Basta con pasarse por la puerta de un instituto a la hora de la entrada para leer en las caras de los adolescentes la falta de sueño que arrastran. Muchos no comienzan a espabilarse hasta bien entrada la mañana, y la mayoría parecen más despiertos en las horas vespertinas. Este fenómeno tiene su explicación, y es que cuando llega la pubertad se produce un cambio acusado en los ritmos circadianos de sueño y vigilia que no suele pasar inadvertido para quienes conviven con ellos. Estas alteraciones, que son el resultado de cambios puberales en la secreción de melatonina a lo largo del día, hacen que chicos y chicas no sientan deseos de irse a dormir hasta bien entrada la noche, y que, por lo tanto, por las mañanas también sientan la necesidad de permanecer en la cama “un ratito más”. Es decir, se produce un retraso en el sueño por causas fisiológicas.

Contrariamente a lo que podría pensarse, tras la pubertad no disminuye la necesidad de dormir, y la mayoría de especialistas consideran que el número conveniente de horas que debe dormir un adolescente debe ser de 9 horas o más. La pubertad es una etapa de importantes cambios en los que se produce una aceleración en el crecimiento físico y una importante maduración en la corteza cerebral, aspectos ambos que requieren de un periodo de sueño nocturno prolongado. Cuando éste es insuficiente pueden producirse importante alteraciones en el desarrollo, como consecuencia del déficit en la secreción de la hormona del crecimiento, que incluso lleguen a ser irreversibles.

En un estudio que hemos llevado a cabo sobre 2400 adolescentes de edades comprendidas entre los 12 y los 17 años, les preguntábamos, entre otras cosas, por el número de horas que duermen los días laborables. Los resultados, que podéis ver en la figura inferior, no dejaron lugar a dudas: sólo un 16% de ellos declararon dormir 9 o más horas.


Estos resultados no fueron inesperados, ya que el inicio de la Educación Secundaria suele conllevar un adelanto en la hora de comienzo de las clases en colegios e institutos que, además, suelen estar más alejados de casa y precisar de un traslado algo más duradero. Así, es usual que las clases comiencen a las 8 para el alumnado de secundaria mientras que los más pequeños se incorporan a las 9.30. Esto supone una importante falta de sueño con consecuencias que están bien documentadas (disminución de la motivación, falta de atención, escaso autocontrol, dificultades en el aprendizaje y la memoria), algunas de ellas relacionadas con la inmadurez de la corteza prefrontal.

En nuestro estudio aparecieron correlaciones significativas entre la falta de sueño y algunas variables, tales como los problemas de conducta, el pobre rendimiento académico, los síntomas depresivos, la baja autoestima y satisfacción vital o el consumo de sustancias. Aunque se trata de correlaciones que no nos permiten asegurar que sea la falta de sueño la causante de estos desajustes, hay razones suficientes para la preocupación, que deberían llevar a la Administración a cuestionar si tiene sentido mantener unos horarios escolares que parecen más adaptados a las necesidades del profesorado que del alumnado. Me temo que estamos ante un asunto espinoso, que se encontrará con la oposición frontal de los sindicatos de enseñantes, pero habrá que decidir qué es más importante. También sería necesario saber si una buena siesta puede compensar la falta de sueño nocturno, de momento hay algunas dudas al respecto.

6 comentarios:

  1. Enhora buena por el artículo espinoso sin duda para los intereses organizativos, pero no puede negarse la evidencia ante los ojos. Tan sólo retrasar una una hora el inicio de las clases posiblemente contribuiría a una mejor alerta. Sería interesante que hicieseis un estudio comparativo del grado de alerta entre adolescentes de institutos públicos y los que acuden a enseñanza privada, que por lo general mantienen hasta los 15 años el horario de inicio desde las 9 hasta las 5.
    Lo dicho enhorabuena.
    Saludos

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  2. Muchas gracias, por la sugerencia. No sabía que exitía una diferencia tan clara en el horario de centros públicos y privados. De ser así, ello podría explicar, en parte, el mejor rendimiento que en este mismo estudio hemos encontrado en el alumnado de centros privados, incluso tras controlar algunas variables sociodemográficas.

    Un saludo

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  3. Estoy completamente de acuerdo con que los horarios están hechos más para las necesidades de los profesores (y también de los padres y madres que trabajan) que de los alumnos.

    Hoy se inician las vacaciones de verano y son muchos meses sin clases, sin hacer nada, mucho tiempo que luego repercute en la adaptación al ritmo escolar. Podría reducirse este período si se redujera también el horario escolar.

    Muy interesante el estudio. ¿Está publicado? ¿Se puede consultar? Gracias

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  4. La solución es muy sencilla y no requiere en absoluto del concurso de la administración: que los chavales se vayan a la cama pronto en lugar de trasnochar. Este simple ejercicio conductual arreglaría la situación. Por otro lado, habría que considerar que algunos chicos serán matutinos y otros vespertinos, un tema que ahora está de bastante actualidad. Por cierto, los vespertinos propenden a ser más inteligentes:

    http://robertocolom.blogspot.com/2009/07/ninos-inteligentes-adultos-noctambulos.html

    Salu2, Roberto

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  5. Como ya he comentado en la entrada, en la adolescencia se produce un cambio biológico en los ritmos circadianos que lleva a los chicos y chicas a trasnochar no por capricho, sino porque el sueño les llega más tarde. No sé si se les podrá obligar a dormirse a las 22.30 ó 23.00 por decreto ley, aunque su hipotálamo y su glándula pineal no estén muy de acuerdo.
    Un saludo

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  6. Totalmente de acuerdo con el artículo, Alfredo, enhorabuena.
    Considero, además, que al empezar la ESO (12 años) son todavía muy pequeños (demasiado niños), creo que la edad de 14 años en la que se comenzaba el instituto antiguamente era más adecuada. No obstante, no considero tampoco que, ni con 12 ni con 14, deba aumentarse, tanto, el horario de entrada al colegio, y menos en España, dónde hasta a los adultos nos es dificil acostarnos pronto aunque queramos: se cena tarde y los horarios de televisión, etc., parecen hechos para no acostarse antes de las 00,30 h.
    Respecto al horario de los colegios totalmente privados, lo desconozco; si te diré, en cambio, que los colegios privados concertados siguen las normas de los colegios públicos (deduzco que por obligación ministerial) adelantando en la ESO el horario de entrada (de 9,30 a 8,30).
    Añadir también que en la adolescencia ese "querer sentirse mayores y por eso me acuesto tarde" no ayuda nada, y aunque les obligáramos a acostarse antes, si además el sueño no les viene, estarán en la cama dando vueltas (o ingeniándoselas para llevarse a la cama a escondidas cualquier entretenimiento: móviles, MP3, Ipod, ordenadores portátiles, revistas, ..., lo que sea). Una cosa es ser padre-educador y otra, muy distinta, padre-policia.

    Saludos, y gracias por su artículo,

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