jueves, 9 de marzo de 2017

Desarrollo positivo adolescente y consumo de tabaco

En los últimos años ha surgido un nuevo modelo centrado en el desarrollo positivo y en la competencia de los adolescentes. De acuerdo con este enfoque, una adolescencia saludable y ajustada y una adecuada transición a la adultez requieren de algo más que la evitación de algunos comportamientos como la violencia, el consumo de drogas o las prácticas sexuales de riesgo. Así, el modelo adopta una perspectiva centrada en el bienestar, pone un énfasis especial en la existencia de condiciones saludables y expande el concepto de salud para incluir las habilidades, conductas y competencias necesarias para tener éxito en la vida social, académica y profesional. Este enfoque emplea un nuevo vocabulario, con conceptos como desarrollo adolescente positivo, bienestar psicológico, participación cívica, florecimiento, iniciativa personal o recursos o activos para el desarrollo. Estos conceptos comparten la idea de que todo adolescente tiene el potencial para un desarrollo exitoso y saludable.

Este marco ha dado pie al diseño e implementación de innumerables programas de desarrollo positivo que han demostrado su eficacia en la promoción de distintas habilidades y competencias: autoestima, empatía, habilidades sociales, toma de decisiones, etc. Sin embargo, y a pesar de su interés y utilidad, estos programas no son la panacea que resuelva todos los problemas relacionados con la salud y el ajuste de los adolescentes, como el consumo de tabaco.

El consumo de tabaco está determinado por múltiples factores, entre los que hay que destacar su disponibilidad y facilidades para el consumo, y la publicidad agresiva que las compañías tabaqueras llevan a cabo. Por lo tanto, estos deben ser dos factores fundamentales que deben ser atajados si queremos reducir la prevalencia del tabaquismo entre los jóvenes.

Sin embargo, las compañías tabaqueras, que no parecen estar dispuestas a perder cuota de mercado, han llevado a cabo durante la última década una oscura campaña para distraer la atención lejos de las estrategias preventivas que son realmente eficaces. Así, dos importantes multinacionales, la Philip Morris y Brown & Williamson han estado financiando en EEUU desde 1999 el programa Life Skills Training Program, que supuestamente reduce el consumo de tabaco entre los escolares. Se trata de un programa escolar que fue desarrollado inicialmente para prevenir el consumo de tabaco, pero que más adelante se consideró útil para prevenir el consumo de otras sustancias. Se basa en un modelo interaccionista sujeto-contexto que concede mucha importancia a múltiples factores de riesgo y que trabaja en el aula aspectos como la autoestima, el control de la ansiedad o la resistencia a la presión del grupo de iguales.



Los resultados de distintas evaluaciones revelaron la ineficacia del programa en la reducción del consumo de tabaco –incluso parecía incrementarlo-, a pesar ello, las compañías ocultaron y maquillaron los resultados negativos y siguieron financiando el programa incluso ampliando su implantación a nuevos estados (Véase Mandel, Bialous y Glantz, 2006). Estos datos se conocieron cuando en Octubre de 2005 se permitió el acceso online a los documentos internos de la industria tabaquera estadounidense, quedando al descubierto la estrategia utilizada por Philip Morris y Brown & Williamson.
Estas compañías han estado promoviendo programas de entrenamiento en habilidades para la vida como una forma de prevenir el consumo de tabaco entre jóvenes y adolescentes a pesar de conocer sus efectos negativos. De esta forma pretendían lavar su imagen ante la sociedad, puesto que invertían fondos propios para prevenir el tabaquismo. Además, conseguían dejar en segundo plano otras estrategias más eficaces, como aquellas consistentes en dificultar el acceso al consumo, limitar la publicidad, o poner al descubierto las agresivas campañas puestas en marcha por las compañías tabaqueras. Incluso, han intentado desviar a la financiación de un programa totalmente ineficaz los fondos que algunos estados o asociaciones invierten en demandas a la industria tabaquera. En definitiva, una jugada maestra. Afortunadamente su estrategia canalla ha quedado al descubierto.

Mandel, S.A. Bialous and S.A. Glantz (2006), Avoiding “truth”: Tobacco industry promotion of life skills training, J Adolesc Health 39, 868-879.